Parteaguas

El OXXO guarda una batalla en secreto

OXXO con su marca Bara y Chedraui con Supercito, se enfrentarán por el dinero de los barrios de menores recursos, ahí a donde llegan las remesas y muchas tarjetas del Banco del Bienestar.

Algún día el pleito fue contra 7 Eleven. Lo ganaron. ¿Qué sigue después para el OXXO? Una lucha para enfrentar a Chedraui.

Será una batalla épica. Los regiomontanos de Grupo FEMSA, propietarios de la mayor cadena de tiendas de conveniencia de México, encaran a los jarochos que dan cátedra de cómo hacer negocio con los supermercados en México.

Ambos van por el dinero de los barrios de menores recursos, ahí a donde llegan las remesas de los paisanos y muchas tarjetas del Banco del Bienestar. Los del OXXO van con su marca Bara y los de Chedraui, con Supercito.

Ambos toparán tarde o temprano con Anthony Hatoum y sus establecimientos BBB, que solo este año pretende cerrar con más de 400 tiendas nuevas para sumar unas mil 500 en todo el país.

En resumen, los minisúper de precios bajos repartidos en 250 metros cuadrados se reproducirán en el país los años próximos como pan de muerto en estas fechas.

Es un formato distinto al de los tres OXXO que FEMSA abre cada día, que unitariamente rondan los 100 metros cuadrados. En esa infraestructura que hoy suma más de 22 mil tiendas, sus directivos no se preocupan por ser baratos.

Grupo FEMSA tiene la ventaja de su tamaño y su acceso al capital. También con la de haber comprado una cadena que ya tenía fuerza en el Bajío y ahora avanza en Guadalajara. Lo que viene, es todavía conocidos por pocos:

“Me gustaría poder intentar mantener a Bara en secreto durante más tiempo, pero para ser sincero, Bara ha tenido un rendimiento increíblemente bueno en los últimos dos o tres años”, respondió ayer a pregunta expresa José Antonio Fernández Garza Lagüera en una conversación con analistas financieros.

¿Qué sí dijo el director de las divisiones de Proximidad y Salud en FEMSA? Que los últimos seis trimestres Bara superó en ventas a otros actores del sector. Que hoy todavía una cuarta parte de los ingresos de ese formato vienen del esquema de tiendas de conveniencia, lo que le confiere ganancias adicionales.

Pero, ojo, advirtió que FEMSA tiene clara la vocación de esa marca que hoy cuenta con 420 tiendas: van por la competencia de “descuentos duros” y ya contratan gente que sepa de esa práctica.

Invertirán en su crecimiento, aunque cautelosamente, pues Bara no es conocida nacionalmente y debe ganar confianza. Pero Fernández no se guarda la emoción por el nuevo reto:

“Ha sido una sorpresa muy agradable lo grande, lo rápido que está creciendo”.

Debe apurarse, porque quizá quiera ciertas esquinas que también busca Jose Antonio Chedraui Eguia, director general de Chedraui y de la marca Supercitos:

“Tenemos los lugares, sabemos dónde van a estar los Supercitos y cuáles”, dijo también a analistas financieros la semana pasada.

Si completa las 70 aperturas calculadas por el equipo, al cierre de 2024 Chedraui contará con unas 200 tiendas bajo esta marca en el país. Querían 100 nuevas para este año, pero la burocracia los frenó:

“Las elecciones y el cambio de gobierno han afectado algunas zonas en las que queremos abrir los Supercitos”, dijo Chedraui Eguia a los analistas.

Ojo, este corporativo viene encarrerado. Las ventas de Grupo Chedraui crecieron 12 por ciento en un año contado hasta octubre y su director de finanzas guarda en caja efectivo por más de 9 mil 500 millones de pesos, de acuerdo con datos recopilados por Bloomberg. Bien podría usarlos para una expansión.

En la Bolsa valoran esta compañía en más de 141 mil millones de pesos, casi 50 por ciento más que el año pasado. Es un tema cuyo análisis recuperaré pronto.

Lo que veremos mientras tanto es una lucha por un mercado de minisúpers de precios bajos en el que ya participan unos 3 mil 300 establecimientos y que hasta ahora domina BBB, por número de tiendas. Evidentemente esa compañía debe apurarse, pues dos leones han seguido su rastro.

COLUMNAS ANTERIORES

2025
¿Y la fortuna de Carlos Slim?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.