Parteaguas

¿Cuánto cuesta un Ferrari?

La estrategia de ventas de Ferrari consiste en limitar el número de coches que vende y centrarse en los autos hechos a la medida, como lo hacen las marcas de lujo.

Claro que depende del que elijan, pero una rápida investigación en internet me arrojó que Ferrari vende sus coches a un precio promedio de 400 mil euros, unos nueve millones de pesos.

Hoy inicia el Gran Premio de Brasil, en donde esta compañía caracterizada por el color rojo de su mercancía podría perfilar un campeonato al tiempo que un atribulado Checo Pérez define su futuro en Red Bull y en la Fórmula 1.

A propósito de esta coyuntura, revisé cómo va Ferrari como empresa. Va un primer indicador de su galope: el valor de cada una de sus acciones se triplicó en cinco años. Unitariamente costaban ayer más o menos lo que un boleto para una carrera: 439 euros.

Ese ascenso llama la atención en el contexto de un tsunami chino que parece apoderarse del mercado global automotriz. Más todavía, cuando sus rivales en la parrilla tienen en el mejor de los casos, un comportamiento mediocre en el mercado de valores.

Las acciones de Renault, propietaria de Alpine, redujeron 10 por ciento su precio durante el pasado lustro. Aston Martin es una desgracia, sus acciones valen una décima parte de lo que costaban antes de la pandemia.

Incluso en 2020, en los días en los que Lawrence Stroll lideró un consorcio de inversionistas que adquirió el 20 por ciento de las acciones de Aston Martin, éstas alcanzaron un precio superior a los mil 400 libras esterlinas; ayer podían comprar una por menos de 115 libras o dos mil 900 pesos.

Así que profundicé. ¿Qué están haciendo estos italianos encabezados desde 2021 por un inventor? Quizás ése es el primer punto, un inventor.

Benedetto Vigna es el responsable de que ustedes se divirtieran jugando Wii de Nintendo.

Los sensores de esos controles que les permitían mover a su personaje en el tenis virtual del videojuego proceden de los sensores de movimiento que pueden activar el inflado de las bolsas de aire en un coche, y estos últimos, de la mente de Vigna.

Hace dos meses, él presumía el triunfo de su equipo en la carrera de Lemans y destacaba también la posibilidad de tener en este 2024 un mejor año en Fórmula 1 respecto al mal 2023.

Pero en los mismos días destacaba otro éxito: “La entusiasta recepción de nuestros últimos autos deportivos, el 12Cilindri y el 12Cilindri Spider, impulsó la captación de pedidos en el (segundo) trimestre, sumándose a una cartera de pedidos ya sólida en los modelos actuales, que se extiende hasta bien entrado el año 2026. Esta visibilidad se basa en la lealtad de nuestros clientes existentes en todo el mundo”, comunicó en agosto al público.

Parece esa la clave. El entusiasmo que provoca su marca.

No soy partidario de portar una gorra roja con el logotipo caracterizado por un potro relinchante, pero seamos francos, es más difícil hacer algo similar con la marca de algún sedán común.

La estrategia de ventas de Ferrari, que consiste en limitar el número de coches que vende y centrarse en los hechos a la medida, se acerca más a las marcas de lujo como Louis Vuitton y Dior que a lo hecho hasta ahora, digamos, por Chrysler o Dodge.

Eso puede explicar por qué el mercado de valores valora a otros fabricantes de coches en un múltiplo de entre 2.5 y 5 veces sus ganancias anuales y, muy aparte, los bienes de lujo y Ferrari, valorados en hasta 20 veces el monto de sus utilidades.

Ahí está la clave: Ferrari ha vinculado su marca con aquello que es hecho diligentemente, incluso con cariño, lo que le permite vender sus productos por lo que representan, no por lo que hacen. Al final, un Ferrari puede llegar al mismo lugar que un Versa.

Pero mientras Nissan, GM, Ford, VW, Hyundai, Kia y las demás sufren por tener márgenes de ganancia del 10 por ciento y por esa razón buscan por el mundo mano de obra barata, Ferrari pone los precios que quiere y goza un margen del 40 por ciento por cada pieza vendida.

¿Sus ventas? Los italianos reciben este año 23 por ciento más euros que el año pasado cuando vendían mil 250 millones por trimestre.

Tienen dinero para elevar el valor de la marca, para hacer coches híbridos y eléctricos que llegarán pronto al mercado… para comprar al campeón Lewis Hamilton y para conservar a un Charles Leclerc que podría brillar más.

Por eso, por el inventor, por sus recursos, es posible que ganen este fin de semana en Brasil, como lo hicieron dolorosamente para nuestro Checo en México la semana pasada.

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