No luce conveniente. Ha dicho que cerrará la frontera y establecerá aranceles a México. Donald Trump procura crear una imagen negativa de los mexicanos y seguramente no espera simpatía de este lado de la frontera. Su victoria no es deseable.
¿Pero si gana Donald Trump mañana se disparará el dólar? Me lo han preguntado en estos días. A una pregunta concreta, una respuesta igual: no.
El dólar sí debe moverse durante esta semana por la volatilidad que provocarán los discursos de Trump, gane o pierda. Pero quienes vieron devaluaciones serias de la moneda nacional en otras décadas quizás temen movimientos extremos que no deben esperar en esta ocasión.
Lo único que podría provocarlos es el descontrol: disturbios violentos en las calles, por ejemplo, o una orden militar imprevista por parte del eventual ganador.
Ayer, el tipo de cambio a 20.11 pesos por dólar ya tenía descontada una eventual victoria de Donald Trump, bajo condiciones razonables. Los inversionistas no esperan a que sucedan las cosas para tomar decisiones y las encuestas muestran un empate entre este candidato republicano y su adversaria Kamala Harris, del Partido Demócrata.
Dado que se trata de ‘un volado’. Ambas posibilidades ya están consideradas en el precio de la moneda extranjera. Si Harris obtiene la victoria y no hay manifestaciones violentas en Estados Unidos por ese resultado, el tipo de cambio podría bajar, eventualmente.
Si Trump gana, es posible que el dólar se aprecie ligeramente, también con el paso de los días, pero difícilmente rebasará valores que ya vimos en el pasado reciente. El más alto, el récord de 25.35 pesos, durante la pandemia.
Aranceles y amenazas
La victoria de Trump traería aranceles, lo hizo durante su mandato pasado y ya avisó que repetirá la fórmula. Es su herramienta para negociar.
Lo que no está claro es a qué productos establecerá impuestos para su importación y de qué porcentaje.
Pero hay una contradicción entre los deseos del candidato republicano y la realidad que encararía como presidente.
Como candidato promete que llevará de vuelta las fábricas a su país. Que plantas hoy prometidas o ya instaladas en México terminarán construyéndose allá.
Es posible que Trump motive, por ejemplo, a las armadoras automotrices a hacerlo, pero hay un problema: una fábrica no puede funcionar sin trabajadores.
Datos recopilados por la poderosa Cámara de Comercio de ese país detallan que su industria no consigue gente suficiente, bajo las circunstancias actuales. Les falta una quinta parte de las manos que necesitan.
“Tenemos muchos puestos de trabajo, pero no suficientes trabajadores para cubrirlos. Si cada persona desempleada del país encontrara un trabajo, todavía tendríamos millones de puestos vacantes”, publicó el 15 de octubre Stephanie Ferguson, quien es responsable de las políticas de empleo global e iniciativas especiales de dicha cámara estadounidense.
La solución a tal carencia puede venir de una estrategia de inmigración, o de la tecnología.
En el pasado, Trump ha dicho que hará la barda fronteriza, pero ‘con una puerta’, para permitir la inmigración controlada. La tecnología de robots que desplacen a los humanos podría proveerla su amigo, el líder de Tesla, Elon Musk, eventualmente. Pero también con eso hay antecedentes que atenúan esa opción.
Musk intentó automatizar completamente sus plantas de producción de coches eléctricos y fracasó. Debió deshacerse de robots que creyó que bastarían para varias funciones. Terminó contratando nuevamente personas para esas tareas.
La eventual victoria de Trump reviviría la narrativa antimexicana y es responsabilidad de los mexicanos compensar con una propia, basada en hechos.
Si la presidenta Claudia Sheinbaum decididamente capacita e involucra a la población en nuevos trabajos de alta tecnología, será una cuestión de tiempo el desvanecimiento o la pérdida de sentido de las palabras de Trump.
Si la mandataria mexicana falla en ese intento o en el de detener la ola de violencia que enfrentan varias zonas del país, en algún momento se fortalecerá la retórica del candidato republicano y en materia de tipo de cambio, entraríamos en una zona desconocida.