Este mundo está en remodelación ¿Cómo quieren ustedes que sean las calles, las escuelas, la educación?
Las mujeres ocupan más espacios en las universidades y algunas pueden influir más, pues aprenden del impacto de la tecnología, quizás incluso de diseño de software. Se antoja que pueden hacer algo más que lo que los hombres han hecho con esa habilidad.
Eso ayudaría un montón a resolver pendientes. El sexo masculino, tan enfocado en la funcionalidad, quizás tiene dificultades para ver las cosas de manera integral. Para todos.
“Yo quiero más mujeres en tecnología que hayan estudiado relaciones internacionales, negocios, sociología, antropología, o sea, que tengan como este tema de la inclusión mucho más presente, porque al día de hoy la tecnología la estamos desarrollando para un grupo muy específico y la humanidad es mucho más compleja que ese grupo”, me dijo la semana pasada Claudia del Pozo.
“Un ejemplo de ‘mujer a prueba de futuro’ es entender qué está pasando en estos cambios tecnológicos, sin tener que volverse técnico, y saber reinventarse”, agregó la Fundadora y CEO de EON Institute, quien ha sido recientemente nombrada miembro de la Clase 2024 de Bloomberg New Economy Catalysts, un grupo global de innovadores, científicos, formuladores de políticas que trabajan para contribuir a un mundo más seguro, saludable y conectado.
Los hospitales son lugares sin color, aburridos y con frecuencia lúgubres. El sistema hospitalario lo diseñaron en buena medida hombres. Lo mismo puede decirse de las escuelas tradicionales o de las oficinas de gobierno y de las sucursales bancarias.
Nada de esa infraestructura invita a entrar.
En este mundo que estamos reinventando en este siglo, quienes programan software juegan un papel clave.
El creciente número de mujeres que se preparan en esa habilidad quizás puedan darle un mejor curso a los nuevos sistemas, a la manera en que atendemos a la gente en todos los servicios.
Pregunta para todos: ¿Debemos ver a la inteligencia artificial como nuestro nuevo ‘colega’? Yo creo que sí, pero Claudia difiere y tiene un punto:
“La calculadora es una herramienta que yo tengo, jamás voy a decirle colega, claro la inteligencia artificial es más avanzada, pero en el momento que yo la pienso como colega, la pienso casi como igual y entonces empiezo a preocuparme, ¿no? ¿será ella esa inteligencia que me va a decir qué hacer?”, me cuestiona.
Evidentemente no quiero eso. Estoy tentado a preguntar su opinión a ChatGPT.
La visión de Claudia del Pozo busca minimizar miedos irracionales y evitar la fantasía de que la IA pueda controlar a la humanidad, promoviendo un enfoque racional sobre su impacto real.
¿La IA es nuestro nuevo ‘colega’? Es urgente esa pregunta para todos, pues las y los legisladores se preparan para redactar leyes en la materia en México.
¿Qué van a legislar? ¿Cómo fabricar semiconductores, el tipo de electricidad que usan los centros de datos? Ahí empieza la inteligencia artificial.
¿Se meterán con el racismo de la IA? Hay sesgos, como sistemas de reconocimiento facial que discriminan a personas que no son blancas, debido a bases de datos sesgadas que no consideraron rasgos afroamericanos o indígenas lo que complica la distinción de sexo.
La mujer, las mujeres del futuro deben intervenir tanto como los hombres en el diseño de esas nuevas reglas.
En México aún falta una estrategia de IA sólida. Aunque se intentó crear una en 2018, pero no ha avanzado. Aquí falta un enfoque coordinado que considere los aspectos culturales y sociales específicos del país.
¿Ellas serán consultadas ante las discusiones que se aproximan?
Eon Institute, este think-tank mexicano liderado por Claudia del Pozo, debe estar involucrado en el desarrollo de tecnología, de la IA a la que aspira México y por supuesto, en la creación de sus reglas.