Parteaguas

¿Listos para dejar de trabajar?

Antes de que los robots sustituyan a las personas, alguien deberá construirlos, igual que las plantas de energía para alimentar tantas computadoras funcionando mediante IA.

Soy malo para encontrar cosas en el súper, camino y camino entre anaqueles para buscar aceite de oliva, hasta que finalmente encuentro a algún empleado a quien debo preguntar, solo para darme cuenta de que el óleo en cuestión está del otro lado del Chedraui.

Me pasa lo mismo en el Walmart, en el HEB o en La Comer. ¿Por qué se ha vuelto difícil encontrar empleados que te ayuden en la tienda? Vaya, hasta las cajas de cobro se vuelven automáticas. ¿Están condenadas las cajeras?

El avance de la tecnología en las tiendas permite entender el aviso que este fin de semana difundió The Economist.

Su editora en jefe, Zanny Minton Beddoes, entrevistó a Dario Amodei, un relevante físico millennial exempleado de OpenAI, la empresa que creó Chat GPT, misma que abandonó para crear su propia compañía de inteligencia artificial, Anthropic, una herramienta que es cada vez más relevante para quienes usan la nube de AWS.

¿Ustedes ya usan Perplexity en lugar de Google? Si lo hacen, estarán usando Anthropic y entenderán su poder.

Lo que dijo Amodei es que los humanos debimos empezar el año pasado a plantearnos lo que vamos a hacer cuando las máquinas y los robots nos sustituyan. De otra manera, lo discutiremos muy tarde, en medio del caos.

“La IA se propagará también a la robótica” –advirtió–. “De repente no se tratará de generar valor económico o de hacer algo único”.

“Luchar por algo, creo que eso todavía es posible (para la gente) en un mundo donde la IA es mejor en todo (...) La tecnología se nos viene encima como un tren a toda velocidad y eso me pone nervioso porque si no tenemos tiempo para reaccionar, nuestra reacción está garantizada a no ser buena”.

El panorama que expone este individuo es extremista, pero no descartable. Antes de que los robots sustituyan a las personas, alguien deberá construir esos robots y las plantas de energía requeridas para alimentar tantas computadoras funcionando mediante inteligencia artificial. Faltan años. No sé si décadas.

Me parece más congruente la lógica de Jensen Huang, director global de Nvidia, quien ha dicho que la IA no va a suplirlos, pero que quien sepa de IA sí lo hará.

Pero las empresas sí buscan ya la eficiencia que brinda la automatización. Es hora de revisar qué va a pasar con la gente que ya no necesite Walmart o Coca Cola o Grupo Modelo o Ford…

¿Qué pasará en un caso extremo como el que propone Amodei?

La gente encuentra su propósito de vida en su trabajo. ¿Y si nuestro trabajo se vuelve innecesario? ¿Y si dejamos de trabajar?

“Es casi como si fuéramos a necesitar un nuevo contrato social, casi una nueva cultura”, dice el fundador de Anthropic.

Quizás ustedes se quedaron en Llama, o en Gemini, de Google. Pero ChatGPT fue lanzado al mercado hace un par de años y ahora ya tiene vasta competencia.

Aún más. ¿Vieron que una de las últimas decisiones del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, fue la de limitar el número de países que tienen acceso a los superprocesadores (GPU) de Nvidia? Entre los países que enfrentan barreras está México.

Argumentó su intención de evitar que directa o indirectamente, esa tecnología llegue a China. ¿Por qué?

Biden no fue claro, pero precisamente unos días antes, desde China surgió una nueva competencia global para ChatGPT llamada Deepseek, propiedad del fondo de inversión High-Flyer, fundado por Liang Wenfeng.

¿Por qué fue importante? Porque para conseguir el mismo resultado que obtuvo OpenAI con ChatGPT, solo necesitó una vigésima parte del presupuesto usado por la estadounidense. Cambió el juego. Ahora muchos pueden hacer ‘modelos fundacionales’ como ChatGPT y al parecer cobrar altas tarifas por usarlo no será un buen modelo de negocio, ante la creciente competencia.

Vaya, crear herramientas de inteligencia artificial generativa se volvió ‘barato’. La llegada de la IA a nuestra vida ocurre desde distintos frentes y sí es imperativo para gobiernos y ciudadanos entender cuál será nuestra nueva función. Pero hacerlo ya.

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