Planear es elaborar una estrategia para alcanzar una meta, es prevenir errores, evitar sobrecostos en la estimación de un proyecto, identificar acciones para generar los efectos necesarios y presupuestar los medios financieros para lograrlo. En suma, la planeación es visualizar lo que se piensa, con responsabilidad.
Existen, a mi juicio, dos maneras de planeación: la que se desarrolla para infraestructura nueva y de la ya existente, incorporando en ambas el concepto de que la infraestructura urbana interactúa con el medio ambiente, la salud y las actividades económicas y sociales.
Planear es detectar que toda la infraestructura urbana está expuesta al impacto ambiental y a desastres naturales y se deben proponer las acciones necesarias para mitigar los daños ocasionados, aún antes de construir. Las medidas de mitigación deben considerar situaciones climáticas, escenarios de impacto social y riesgo por el tipo de suelo, así como zonas de sismicidad.
La planeación responsable contempla las acciones que intervinieron en la construcción exitosa de una obra, para repetir las prácticas positivas. Y posibilita cosechar los beneficios esperados durante su vida útil.
Es recomendable la creación de un registro nacional de consultores y de contratistas clasificados con base en sus capacidades.
Evitar planear adecuadamente, puede generar altos costos a empresas o instituciones públicas. A principios del mes pasado, la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (CANACINTRA), publicó la investigación que reporta pérdidas de hasta un 80% en empresas afiliadas, por obras mal proyectadas.
Ejemplo claro de los costos de la mala planeación en una obra de alta envergadura es el fallido Tren México-Querétaro, cuya cancelación obligada provocó que el gobierno de China demandara un arbitraje de inversión en contra de México por las dos cancelaciones del concurso de la obra. El reclamo es por 600 millones de dólares.
Se debe evitar perder de vista que esta obra era más pertinente que el Tren México-Toluca, con mayor rentabilidad económica y social.
La planeación exitosa cumple con las premisas fundamentales de avance, calidad y costo. Uno de los principales ejemplos es Ciudad Universitaria, con todo y su estadio, cuyo diseño original continúa vigente sin alteraciones.
Otras muestras son el Sistema Lerma, que abastece de agua potable a la Ciudad de México y la presa Chicoasen, en Chiapas, orgullo de la ingeniería civil.
El terremoto del 19 de septiembre del 2017 evidenció que un sismo cercano causa daños en tierra firme, pero no en estructuras construidas con los nuevos estándares de edificación. Este aprendizaje debe considerarse en la planeación de diseños de futuras infraestructuras urbanas.
Las experiencias acumuladas en el desarrollo de una obra nos permiten planear con mayor exactitud y a eso se llama planear con responsabilidad.