Un problema significativo de las finanzas públicas estatales en México es la dependencia de créditos de corto plazo para subsanar un funcionamiento deficitario. En Veracruz se trató de un asunto especialmente grave desde hace dos décadas que se acentuó en 2017, cuando se necesitaron más de 4 mil 700 millones de pesos al final de ese ejercicio fiscal.
La recurrencia a este tipo de créditos normalmente es para cumplir con compromisos de sueldos, salarios y prestaciones de fin de año, por lo que no son deudas productivas para los estados con las que se pueda llevar a cabo inversiones que, en consecuencia, sumen a dinamizar la economía de las entidades.
A partir de 2019, en Veracruz se ha implementado un correcta planeación y presupuestación del gasto, con la finalidad de orientar de forma eficiente el uso de los recursos públicos en los presupuestos de egresos del Estado, que va acorde con la estimación de los ingresos. No gastar más de lo que se tiene.
Con una política financiera ordenada, transparente y apegada a la Ley de Disciplina Financiera, es posible sanear y fortalecer a los estados a efecto de revertir este problema que compromete los recursos necesarios para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos.
Para Veracruz, el reto consistía en tener un manejo sostenible de sus finanzas públicas y eliminar el déficit para finales de 2024, lo que se logró un año antes de lo planeado; y para el cierre de 2024, no solo se tendrá déficit cero, sino que existirá superávit y será posible dejar recursos suficientes para que el gobierno entrante cumpla con sus compromisos inmediatos y no comprometa su presupuesto de 2025.
La próxima Administración podrá iniciar sin deuda para llevar la transformación a un siguiente nivel.
¿Cómo se logró este resultado? Desde el inicio de la presente administración, se llevaron a cabo acciones muy precisas instruidas por el gobernador Cuitláhuac García Jiménez y que, desde la Secretaría de Finanzas y Planeación, se tradujeron en resultados contundentes, atendiendo los principios siguientes:
- Eficiencia recaudatoria: se implementaron medidas para incrementar los ingresos propios sin crear nuevos impuestos ni aumentar los existentes, mejorando el servicio a los contribuyentes, aumentando el número de oficinas locales de hacienda, facilitando el cumplimiento de las diversas obligaciones y otorgando algunos beneficios a los micro y pequeños contribuyentes, en lo que se ha denominado como la socialización de la recaudación basada en la confianza recuperada, lo cual ha sido un nuevo enfoque para las haciendas desde la visión del presidente López Obrador.
- Control presupuestal: los presupuestos de egresos han buscado mejorar la calidad en el gasto público, y se han implementado de una forma eficiente, asignativa y operacionalmente, lo que ha permitido atender los principales programas de educación, salud, seguridad pública e infraestructura.
- Medidas de inteligencia financiera: previendo el incremento de las tasas de interés en la economía posterior a la pandemia, se contrataron coberturas tipo swaps que redundaron en ahorros importantes del orden de los mil millones de pesos. Además, se efectuó la redención de bonos cupón cero del FONREC, obteniéndose 2 mil 470.43 millones de pesos para el estado.
Con la acertada conducción del Gobierno, la inteligencia financiera, la honestidad en el manejo de recursos y una clara vocación para servir y transformar la vida de más de ocho millones de veracruzanas y veracruzanos, se han logrado estos resultados; demostrando que es posible mantener unas finanzas públicas equilibradas. La experiencia en Veracruz puede servir de ejemplo y abonar a que otros estados recorran el mismo camino.