La llegada de la pandemia de Covid-19 ha generado un sinnúmero de cambios en la vida de todas las personas, supuso una transformación obligatoria en nuestros hábitos de consumo, en la manera de relacionarnos con los demás y también, ha dado lugar a diferentes conductas de adaptación. Aquellas películas donde se observaban situaciones fuera de lo común donde los personajes tenían que usar mascarillas, se convirtieron en nuestro principal acompañante al salir de casa.
Por su parte, el sector educativo tuvo que adaptarse al cambio, dando paso a la educación digital y poniendo en evidencia la desigualdad que existe para aquellos estudiantes y maestros que no tienen acceso a equipos de cómputo o conexión a Internet. En tanto, desde el punto de vista empresarial, los modelos de teletrabajo incrementaron y quizás se conviertan en el nuevo modo de trabajar de muchas empresas. Asimismo, el impacto en las cadenas de suministro y el aumento imprevisto en la demanda de diversos productos tomó por sorpresa a muchos empresarios y tomadores de decisiones.
Durante el otoño pasado, expertos previeron un aumento en la cantidad de contagios por el virus en todo el mundo, por lo que todos nos dimos cuenta de que aún quedaba un largo camino por recorrer. Después, en el invierno de 2020 se detectaron mutaciones en este virus que provocaron la aplicación de medidas extremas de confinamiento. Sin embargo, el miedo se vio atenuado por la gran cantidad de noticias acerca de los ensayos de vacunas y ese fue el momento clave para que la ciencia se convirtiese en esa luz al final del túnel, permitiendo a la comunidad global acercarse a una nueva normalidad.
En este contexto, la infinidad de retos de escala internacional que la situación actual ha representado, la ciencia y lo que gira en torno a ella ha recobrado importancia en todo el mundo. Además, los proyectos de divulgación científica nos han traído sentimientos de esperanza, donde la ciencia nos dará la oportunidad de ir un paso adelante para enfrentar los grandes desafíos de la comunidad global. Dicho sentimiento de esperanza y certidumbre continúa creciendo a medida que la vacuna contra el virus es aplicada en distintas partes del mundo.
En este sentido, me gustaría hacer referencia a la edición 2021 del estudio “El Estado de la Ciencia en el Mundo”, desarrollado por 3M, el cual afirma que 9 de cada 10 mexicanos ahora confían en la ciencia como el factor para restaurar sus vidas y continuar en este camino hacia la recuperación, con la firme esperanza de que lo que resta de este año sea mejor que el pasado. De igual manera, los mexicanos esperan que, con ayuda de la ciencia, pronto puedan viajar para poder ver a familiares o amigos, recuperando ese sentimiento de cercanía con sus seres queridos; donde un 58 por ciento de ellos desea volver a dar abrazos y saludar como antes lo hacía.
Un nuevo entusiasmo por parte de la juventud hacia la ciencia sugiere que la percepción hacia ella podría continuar mejorando a medida que las generaciones más jóvenes envejezcan. En relación con ello está que en México 9 de cada 10 personas reconoce que los científicos son actores indispensables para nuestro bienestar futuro a raíz de la pandemia. Además, el 74 por ciento de los encuestados comentó estar de acuerdo en que los jóvenes tienen un mayor compromiso con temas relacionados con la ciencia. Sin duda alguna, los científicos y médicos alrededor del mundo están inspirando a las nuevas generaciones a explorar carreras y especialidades relacionadas con la ciencia.
El mundo se enfrenta a un sinnúmero de desafíos que requieren de la destreza científica para atender y resolver grandes problemáticas como es el cambio climático, la transición energética, la disminución de la pobreza, y más recientemente el desarrollo de una vacuna capaz de erradicar la pandemia mundial por Covid-19. Estos desafíos requieren de una nueva generación de científicos que, con brillantez, creatividad y pasión, contribuyan a crear un mundo mejor.
Todos tenemos un interés en común: encontrar el camino de regreso a nuestra vida cotidiana. En este contexto, las empresas y nosotros como población tenemos la responsabilidad de estar atentos a los incesantes cambios de información y evidencias que existen sobre el SARS-Cov-2, ya que al ser un virus nuevo, científicos y especialistas se encuentran en una constante investigación sobre él. Ante este panorama de incertidumbre, la evidencia científica es nuestro más grande aliado.