El rey del cash, libro escrito por la periodista Elena Chávez, tiene como tema central, según reza el subtítulo: ‘El saqueo oculto del presidente y su equipo’, es decir, de López Obrador y sus colaboradores cercanos. Pero no es el único punto al que hace referencia. Algunos otros se pueden rastrear en sus páginas, o bien localizar en éstas datos relevantes que arrojan luz sobre ciertas cuestiones que algunos, supongamos que de buena fe, no tienen claras.
Como es el caso de las elecciones presidenciales de 2006 que perdió López Obrador, y cuya derrota le amargó la vida para siempre hasta convertirlo en un costal de odios, resentimientos y rencores.
Aunque él desde entonces se ha empeñado en sostener que esas elecciones le fueron robadas, jamás aportó ni ha aportado hasta la fecha prueba alguna de que así haya sido.
Al contrario, todas las evidencias indican que AMLO perdió esos comicios, así haya ocurrido por un margen tan pequeño como lo es la mitad de uno por ciento de la votación total. Que perdió, así quedó acreditado por las cifras del Programa de Resultados Electorales Preliminares, el famoso PREP.
Además, su derrota quedó establecida en la suma de los votos según las actas de los 300 cómputos distritales. Lo mismo indicó la sentencia dictada por la sala superior del TEPJF, después de ordenar la apertura de miles de paquetes electorales correspondientes a otras tantas casillas, sin haber encontrado elementos para modificar el resultado final de esos comicios.
Asimismo, en su oportunidad, lo mismo indicaron las encuestas de salida levantadas en el exterior de las casillas el día de la jornada electoral e igual los llamados “conteos rápidos”, un ejercicio estadístico de precisión realizado con una muestra representativa de casillas.
De las encuestas de salida, el libro 2 de Julio, de Carlos Tello Díaz, trae una relación pormenorizada de las efectuadas con corte a las 4 de la tarde del mismo día de las elecciones, todas con resultados muy parejos. Otra de Roy Campos, de Consulta Mitosky, con corte a las 8 de la noche arrojaba 36.6 por ciento para Felipe Calderón y 36.5 por ciento para López Obrador. Más cerrados los números, imposible (ob.cit., págs. 75 y 106).
Todos los “conteos rápidos” conocidos, sin excepción, nueve en total, dieron ventaja a Felipe Calderón. De éstos también da cuenta en su libro Carlos Tello (pág. 175). Y otro, el décimo, resultó aún más significativo.
Fue el realizado por Covarrubias y Asociados, conteo ordenado por López Obrador. También arrojó diferencia (de 1.3 por ciento) favorable a Felipe Calderón, aunque López Obrador –mintiendo abiertamente– dijo a la prensa lo contrario. La propia Ana Cristina Covarrubias, así lo declaró a Tello Díaz, y ella misma lo expuso personalmente en un seminario sobre encuestas organizado por el IFE en noviembre de 2006 (según dato consignado en el libro Así lo viví, pág. 197, escrito por Luis Carlos Ugalde).
Bueno, pues ahora el libro de Elena Chávez aporta nueva información sobre el tema. De una entrevista que le hizo a Guadalupe Acosta Naranjo, entonces dirigente del PRD y colaborador de AMLO, la autora escribe lo siguiente:
“Me tenía tanta confianza en las tareas organizativas –cuenta Acosta Naranjo– que ya muy cerca de la elección (AMLO) me mandó llamar y me dijo: ‘Guadalupe, te quiero pedir una tarea especial adicional’. ‘Dime, Andrés’. ‘Vamos a hacer dos encuestas de salida, pero todos nomás van a saber de una, de la de Covarrubias, de la maestra; la otra encuesta la va a hacer una empresa que se llama Nodo, son quienes se separaron del CEU de Guadalajara, pero esa nada más la vas a ver tú’.
“Entonces me deja a mi la encuesta de Nodo –sigue diciendo Acosta Naranjo— y no le informa a nadie. Me reúno yo con el de Nodo y me dice los puntos. Pongo a gente para que los cuide y que no molesten a los encuestadores. Ellos me pasaban los resultados a mí y yo se los daba a Andrés Manuel. Todos los demás tenían las encuestas de Covarrubias y ya. En la última encuesta que le mandó perdíamos por medio punto, como quedó. Él salió a decir que había ganado muchas encuestas, pero mintió. ‘Este sí es cabrón, no chingaderas’, pensé. Yo callado porque el único que sabía era yo. …Pero la sangre fría con la que (AMLO) miente es impresionante” (El rey del cash, pág. 223).
Perfil que ahora todo el mundo le conoce.