Se sabe que el presidente López Obrador es un gran aficionado al beisbol. No solamente a verlo, sino también a practicarlo –ayer mismo lo hizo–. Es un deporte en que la edad no necesariamente es un obstáculo para pasarla bien bateando unas bolas y corriendo –en la medida de lo posible– a las bases. No todos los deportes son así. El soccer, tarde que temprano, cobra la factura. Y el futbol americano ni se diga; empezando la cuarentena, un tochito se vuelve altamente peligroso.
El fin de semana pasado se dieron cuatro juegos de la NFL francamente espectaculares. Particularmente el domingo, los juegos fueron algo para recordar. Partidos que se resolvieron en los últimos segundos, con atletas formidables haciendo gala de condición física y de manejo estratégico de las jugadas y el tiempo. Los que somos aficionados al deporte de las tacleadas podemos imaginar qué hubiera comentado el Presidente de los partidos con esa característica de polarizar y politizar absolutamente todo. Ahí va.
Habla AMLO: es de queeee… los partidos de la NFL estuvieron muy buenos. Digo, a pesar de que es un deporte muy lejano al pueblo, a lo nuestro, también se ven buenas cosas. Corren bien rápido y están muy grandotes todos, como Adán Augusto, jajaja. O sea, es un deporte, por decirlo así, neoliberal, se requiere dinero para jugar y comprar todas las cosas. No es como el beis, que hasta con un palo y una piedra puedes imaginar que juegas o hasta el soccer, porque Pelé, gran jugador este Pelé, en México lo queremos mucho porque vino a jugar allá en… en… en el 70. El Mundial. Muy querido Pelé. Le encantaba México por cómo somos. Claro, él era humilde, era pobre, jugaba con una pelota de trapo y fue el mejor del mundo, o sea, de todos los países, el mejor. Sin esos millones como los que juegan ahora en Real Madrid, en Barcelona, que piden puros millones de dólares en España, que como se sabe son ladrones y corrompen hasta el deporte. Pelé jugaba futbol para el pueblo, no para las élites. Pero, ¿en qué estaba?… Ah, lo de la NFL, sí.
El domingo muy buenos partidos, no digo que cardíacos porque van a bromear con lo del cateterismo mis enemigos, jajajaja; están ardidos porque fui al hospital y no me morí, jajaja. Hasta el catéter les duele, jajaja. Pero bueno, jugaron los de Tampa contra Rams. Está Brady en Tampa. O sea, Tampa era como los neoliberales, el enemigo a vencer. Los campeones con esos jugadorazos y Brady, que es como el Salinas de Gortari, o sea, es de que lleva años ahí y nadie lo puede mover porque está amafiado con los de más arriba de la NFL. Pero los Rams, junto con los Búfalo, eran los equipos del pueblo bueno, los que ponen contentos al pueblo y no a los de las élites fifís.
Unos partidos durísimos. Digo, ese Brady es duro, como el Salinas que por ahí sigue, pero con enjundia, no con dinero, se impuso el equipo de California –que era nuestro California, pero nos lo robaron– y derrotó a Brady y su establishment. O sea, como nosotros, de que nos impusimos al aparato a base de voluntad.
En el otro partido también estaban los Jefes de Kansas –muy arrogantes de que se creen jefes– y los Búfalo, que eran los del pueblo, los de abajo que quieren llegar, pero los jefes nunca los dejan. Es de que es injusto, fíjense cómo operan los plutócratas de allá: los Búfalo hacen el juego de primera y empatan a los fifí todo el tiempo, y no se dejan, como nosotros, que no nos dejamos con la elección que se robaron en 2006, y se fueron a tiempo extra. ¿Y cómo ganaron los Jefes? En un volado, ¡en un volado! O sea de que no ganaron en el campo porque anotaron y se acabó el partido. Son como los del INE: no dejan anotar al pueblo, todo es para ellos. A los Búfalo los descalifican en un volado y ya no pueden jugar. Que así son las reglas, dicen los leguleyos; pues que las cambien, no es justo. Todo es amafiarse y componenda en el neoliberalismo. Ya no vuelvo a ver ese deporte, pura desilusión. Mejor me voy a macanear.