1943. Manolete toreaba en la plaza de toros de Córdoba y, mientras trataba de hacer embestir al toro, un grito resonó en la plaza: “Manolete, tus hermanas ayer me hicieron mejor faena de la que estás haciendo tú”. Alguna parte del público abucheó mientras la otra parte les gritaba putas a las hermanas del torero, presentes en la corrida. Esto consta en las crónicas de la época. Dos de las hermanas de Manolete, en efecto, se dedicaron a la prostitución. La situación de miseria de la familia puso a las hermanas, Dolores y Angustias, en la situación de tener que ser sostén de la familia, que tenía las esperanzas puestas en la carrera del hermano, que apenas comenzaba. En aquella época, si era difícil en todos lados, más lo era para las mujeres en condición de precariedad. Las hermanas de Manolete hicieron lo que pudieron por ayudar a su madre –viuda de un torero– y mantener a flote una familia que tenía a otras hermanas pequeñas y al prospecto de matador de toros que llegaría a ser el mejor del mundo. Dicen que Manolete no volvió a torear en Córdoba para no aguantar esos gritos que le han de haber dolido más que una cornada. Con el tiempo se hizo rico y cubrió a su familia de dinero. Pocos años después de aquel grito, Manolete murió a causa de una cornada en la plaza de toros de Linares (en enero se estrenó en España una obra de teatro sobre las hermanas; aquí un texto de Rocío García en El País (https://elpais.com/cultura/2022-01-12/la-historia-de-explotacion-sexual-y-empoderamiento-de-las-mujeres-que-rodearon-a-manolete):
La anécdota, durísima, nos habla de muchas cosas, pero una de ellas muy clara y que se mantiene hasta nuestros días: la mujer como objeto de burla, como culpable de todo, como indigna, aunque se humille para mantener a su familia.
2022. El famoso mariscal de campo Deshaun Watson, que firmó un contrato de más de 200 millones de dólares con los Cleveland Browns, no sabe todavía si jugará esta temporada o simplemente si volverá a jugar. El tema es que ha sido demandado por más de 20 mujeres por acoso sexual. Las mujeres son, en su mayoría, jóvenes en la veintena que se dedican al negocio de los masajes. El afamado deportista, entonces en los Texans de Houston, contrataba sus servicios, en los que las quería obligar a tener sexo con él o a tener algún tipo de actividad sexual. El asunto es relevante para la NFL porque a la denuncia de una siguieron más de 20, lo cual obligaba a tener un ojo en el asunto.
Watson niega cualquier mala conducta, pero son dos docenas de testimonios. Además, una investigación del New York Times reveló que Watson usó, en unos cuantos meses, más de 60 servicios de ese tipo. La NFL todavía no toma una determinación sobre el asunto, pero no tardará en hacerlo. El tema, como bien señala el NYT en su pódcast, es si la NFL se decide a dar una sanción ejemplar para sus atletas o si se queda en una mera simulación; si un grupo de jóvenes mujeres, que buscan salir adelante con su negocio o participando en uno, es aplastado por un atleta sobresaliente y una liga poderosa.
Este tipo de casos nos debe hacer pensar de qué lado estamos: si con las jóvenes que se atrevieron a pedir justicia o si somos como el público de la plaza de toros con las hermanas de Manolete.