Hace apenas un par de días preguntaba en este mismo espacio si los nombramientos de Claudia Sheinbaum para sus foros temáticos tenían algo que ver con un desplazamiento hacia el centro, algo lejos del radicalismo porril de su líder Andrés Manuel. Mencioné también que a nuestro Presidente el afán dialoguista y temperante después de su triunfo electoral le duró como dos semanas para dar inicio a su gigantesco proyecto de destrucción, que es en lo que se convirtió su gobierno. Por supuesto habrá quien le crea a doña Claudia. Algunos por convicción, otros por conveniencia y algunos más por desencanto.
Pero si alguien buscaba algún hecho que negara ese corrimiento al centro, la vocera de Claudia Sheinbaum, la señora Tatiana Clouthier, tuvo el dudoso mérito de meter a la cárcel a un crítico pendenciero que le dijo que había entregado “el Estado mexicano a los estadounidenses”. Por esos dichos el señor Alfredo Jalife terminó en la cárcel. La vocera de Claudia Sheinbaum se sintió ofendida por lo que dijo Jalife de su actividad como funcionaria pública. La detención del opinador es un asunto grave, por supuesto, porque marca los modos de la vocera de la candidata oficialista y el tipo de personas que quiere Claudia no para un foro, sino para que sea su voz, su representante.
Tatiana públicamente es la representante de Claudia Sheinbaum. Y aunque ella alegue cuestiones personales para haber llevado a cabo la demanda, es de hacerle notar que representa a una candidata a la Presidencia y que su margen de acciones personales es muy restringido. Si tomamos en cuenta que el gobierno en el que colaboró Clouthier y del que Claudia es candidata, persiguió penalmente a científicos, es claro que estamos ante un equipo de marcadas tendencias autoritarias. Bastaría hacer una revisión de las acusaciones de la propia Clouthier, de Sheinbaum o de López Obrador a sus adversarios para darse cuenta que han dicho cosas mucho más graves que “entreguistas” y no por eso han sido detenidos.
Tatiana Clouthier no es conocida precisamente por sus ideas, sino por su papel como merolica política, una boca suelta. El propio Jalife la calificó de “ignorante y locuaz”, pero al parecer eso no la agravió y no fue objeto de la demanda. De uno y otro lado, nuestros gobernantes han sido calificados de entreguistas por personas como Jalife y como Tatiana –a quienes en el análisis gubernamental nadie medianamente preparado toma en serio–.
Ciertamente, el señor Jalife es un tipo repugnante. Un sujeto delirante que lo mismo ha sido acusado por antisemita que por lavado de dinero –por su exesposa–. Desequilibrado y violento protagoniza escándalos en distintas plataformas mediáticas haciendo acusaciones desproporcionadas contra quien considera su objetivo en ese momento. El hombre podría ser considerado peligroso por sus arranques, pero el personaje que Tatiana mandó a la cárcel es un hombre de 75 años. Se trata más de un anciano trastornado que de un enemigo de cuidado que merece ser privado de la libertad de opinar, así sean estupideces. Pero para Tatiana, vocera de Claudia Sheinbaum, se trata de un sujeto que merece a cárcel.
Si Tatiana quiere hacer cosas personales cuyo último fin sea meter a alguien a la cárcel, pues que se regrese a su casa porque no hay manera de que no se le cargue a la persona cuya voz ostenta: Claudia Sheinbaum. Como bien puso La Jornada en su Rayuela de ayer: “Mire señora, cuando se es parte de un grupo político, cuidado con las decisiones personales”.