Quizás una de las noticias más sorprendentes de esta campaña electoral es la posibilidad del triunfo de Santiago Taboada, candidato opositor a Morena en la CDMX. Más allá de simpatías y preferencias personales (votaré por él), es un hecho que el panista ha despertado la esperanza de los electores chilangos de lograr un cambio de partido en el gobierno capitalino.
Hay que recordar que, desde que se vota en la CDMX, ha sido gobernada por militantes de un solo grupo político –particularmente del 2000 a la fecha–, que ha terminado por desgastar la relación que tenía con los votantes de esta ciudad. Son casi treinta años con los mismos tipos en el poder. Porque podrá cambiar la cabeza de gobierno, pero todos los demás se han reciclado una y otra vez, ya sea en el gobierno de fulana o de sutano. El resultado ha sido nefasto y, para muestra, basta ver la reacción de todos ellos ante la tragedia de la Línea 12 del Metro. Echar la culpa a los anteriores (en lo que es experto López Obrador) no funcionó, porque eran los mismos. Los costos de las malas decisiones en todas las administraciones están cobrando factura. Tres décadas de nada más ver gobiernos disfrazados de izquierda progre, que se han movido del populismo ramplón hasta la falsa socialdemocracia de corte europea.
Por otro lado, los electores chilangos han sabido dar juego democrático a sus elecciones. Mientras el Presidente era de un partido, los electores capitalinos ponían a gobernantes del partido contrario. Este balance fue muy positivo para la ciudad. Aunque nunca salieron en una foto juntos, a la capital le fue muy bien con Ebrard y Calderón, por ejemplo. La única vez que no le fue bien a la ciudad fue cuando quedaron Presidente y gobernante de la ciudad del mismo partido, y fue en 2018, con López Obrador y Sheinbaum. Creo más por culpa de Obrador que de Sheinbaum, pero la mimetización y la subordinación que exige el orate de Palacio no es poca cosa.
Este ejemplo opositor, de juego democrático, tiene una expresión radical en el electorado de la alcaldía Benito Juárez en esta ciudad. Desde la primera elección que ganó la izquierda con Cuauhtémoc Cárdenas, en esa alcaldía siempre ha ganado el PAN. Taboada ha gobernado dos veces esa alcaldía. Otro ejemplo fue el resultado de las elecciones de 2021, en que los electores capitalinos le propinaron un duro golpe a Morena, como no sucedió en ningún otro lado del país. Todo indica que los electores chilangos se alistan a dar otro golpe al oficialismo el próximo junio.
La campaña de Clara Brugada empezó mal y no parece que vaya a levantar. Nada más no prende ni con gasolina. Deslucida, aburrida y sin rumbo, la candidata morenista no encuentra la manera de sobresalir. Su fracaso ya es parte de la conversación morenista. Peleada a niveles ridículos con Claudia Sheinbaum, rodeada de porros radicales que, con tal de dinamitar algo, son capaces de dinamitar su propia casa, su campaña es un manojo de contradicciones, de la cual solamente ha destacado que quiere eliminar los exámenes de admisión para los jóvenes que quieren entrar a las universidades, porque los exámenes son muy agresivos para la juventud.
Este domingo será el primer debate entre la candidata y los candidatos a gobernar la CDMX y, al margen de ese evento, será bueno ponerle un ojo a la campaña capitalina, porque, según el análisis electoral al momento, puede ser la gran sorpresa.