Los judíos ultraortodoxos –Haredim- representan hoy día alrededor del 13.5% de la población de Israel, destacan por tener una práctica religiosa rigurosa y a tiempo completo, que los mantiene anclados en el pasado y prácticamente aislados del mundo moderno.
Los ultraortodoxos eran menos del 5.0% de la población israelí en 1948, pero por su alta tasa de fecundidad -cada mujer tiene 6.5 hijos en promedio- hace que crezcan de 4.5% anual, la tasa más elevada de los países desarrollados.
Los israelíes seculares ven con preocupación su crecimiento poblacional quienes asumen gran parte de las cargas de impuestos, mientras un número significativo de ultraortodoxos reciben subsidios, no trabajan y no hacen servicio militar.
Asimismo, entre los ultraortodoxos existen pequeños grupos antisionistas que no colaboran con el estado de Israel porque el Mesías aún no llegó y consideran que hasta entonces no se debería crear un Estado.
Por otra parte, su posición sobre la región de Judea y Samaria (Cisjordania), en disputa con los palestinos, se ha radicalizado y consideran que pertenece a Israel. En Israel y el resto del mundo, cada vez más orientado a las nuevas tecnologías, la orientación de los judíos ortodoxos es localizada a un mundo laico y a una mayor participación en el sector laboral sin renunciar a su identidad.
El nuevo gobierno israelí, que incluye 4 partidos religiosos, ha prometido reformas sociales que beneficiarán al sector ultraortodoxo. En este ámbito, existe preocupación en Israel de que el gobierno lidereado por Netanyahu sea incapaz de dirigir al país con bases de la extrema derecha.