El Estado Islámico (EI) proclamó su Califato en la ciudad siria de Raqa, a orillas del río Éufrates en junio del 2014, después de capturarla de los rebeldes sirios. El EI controló una vasta extensión de Siria e Irak (39.0% del territorio de ambos) hasta su caída en octubre de 2017; hoy día el EI que tuvo en sus filas entre 50 mil y 400 mil milicianos, está prácticamente aniquilado, reducido a un crepúsculo de alrededor de 2 mil hombres, atrapados en Baghuz, al Sureste de Siria.
La presencia del EI en su Califato creó una maquinaria de muerte y destrucción. Ejerció una violencia cotidiana con escenas de terror y crueldad que incluyeron decapitaciones de gente inocente y prisioneros quemados vivos. Asimismo, destruyó ciudades enteras y el patrimonio cultural en varias de ellas. Muchos pueblos fueron dominados y esclavizados brutalmente; rompió el tejido social de muchas comunidades.
En este contexto, entre 2014 y 2015 alrededor de 20 mil extranjeros, sobre todo europeos y estadounidenses se unieron al EI para luchar en Siria. El concepto de "extranjero" se refiere a todas las nacionalidades, excepto las de sirios e iraquíes, pues la mayoría de los combatientes del EI pertenecen a esos dos países. La propaganda de los terroristas atrajo a miles de jóvenes a una guerra ajena a ellos. Hombres y mujeres de 46 países terminaron en las filas de los yihadistas. Se estima que 7 mil europeos se unieron al EI, particularmente de Francia, Inglaterra, Reino Unido y Alemania.
El caso de algunos británicos que se involucraron con el EI fue patético, en virtud de que se convirtieron en verdugos que degollaban a sangre fría a los prisioneros que capturaban, tal como se advirtió en un video que circuló por todo el mundo, en el que hablaron tras una ejecución.
Alrededor de 2 mil europeos que combatieron con los yihadistas del EI han regresado a sus países de origen, para algunos países europeos el retorno de estos combatientes ha planteado retos diferentes. Francia ha dicho que está preparada para repatriar a sus yihadistas que aún permanecen en la región; empero, el Reino Unido se ha mostrado reticente, según el periódico The Guardian, ha dicho que entre otros motivos por la dificultad de enjuiciarlos y de prevenir que cometan actos terroristas en su territorio.
Cerca de un millar de yihadistas alemanes viajaron a Siria en los últimos seis años, cálculos oficiales indican que un tercio habrían regresado y 200 murieron. El diario Sûddeutsche Zeitung cita informaciones de la SDF (el grupo que ha combatido al EI bajo el paraguas de EUA) que dos docenas de yihadistas alemanes, con algunos menores estarían bajo su custodia.
Por su parte, Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada liderada por los kurdos, han informado que tienen detenidos a más de 1,300 yihadistas del EI que huyeron de los últimos reductos de Siria, entre los que se encuentran europeos.
El portavoz de las Fuerzas, Mustafá Bali, afirmó que la existencia de los detenidos supone una carga para sus unidades en el norte de Siria, por lo que demandó a los países de origen de los yihadistas que se encarguen de la repatriación de sus ciudadanos.
Se calcula que hay 800 prisioneros de cuatro docenas de países en cárceles gestionados por las FDS, a los que la próxima retirada de EUA de Siria los deja vulnerables a una ofensiva turca. Las FDS no quieren hacerse cargo indefinidamente de los prisioneros y EUA quiere que los países de origen se responsabilicen de ellos. Bali menciona que ellos no tienen "tribunales reconocidos" para juzgar a los yihadistas europeos y por ese motivo han pedido en más de una ocasión a la ONU que intervenga y establezca un tribunal bajo su supervisión y su financiamiento.
Los yihadistas europeos presos quieren regresar a sus países de origen para someterse allí a juicio; de permanecer en Siria e Iraq corren el riesgo de ser juzgados por gobiernos donde hay pena de muerte para los yihadistas.
En un reciente mensaje del presidente Trump en su cuenta de Twitter señaló que los europeos hagan su trabajo y se hagan cargo de juzgar a sus yihadistas. En general EUA se ha quejado de la inacción de los países europeos para repatriarlos y cubrir todos los gastos de los presos.
Algunos países europeos se han abierto a la negociación privada con las autoridades que gestionan los centros de detención. Se considera que existe el riesgo de los yihadistas que regresan a Europa y los recluyan en prisiones, podrían continuar su lucha desde las mismas creando desde allí nuevas redes o estructuras organizacionales con la intención de realizar actividades operativas una vez liberados.
De alguna forma los yihadistas que regresan a Europa se reciclan al EI a través de los denominados "lobos solitarios", son muy peligrosos y solo esperan ser llamados para golpear y atentar contra los civiles de Occidente.
En el último lustro el terrorismo islamita ha cambiado su modelo de actuación en el que han ganado peso los "lobos solitarios", terroristas que deciden donde y cuando atentarán sin seguir órdenes específicas de las organizaciones terroristas. Dada la dificultad para impedir atentados de este tipo, los lobos solitarios se han convertido en una de las armas más letales del yihadismo en su empeño por acabar con los "infieles" de Occidente.
Expertos europeos de la lucha antiterrorista coinciden que son miles de islamitas peligrosos a los que las fuerzas de seguridad de todo el continente consideran capaces de perpetrar un atentado, muchos de ellos son los llamados retornados, ciudadanos y residentes europeos que han combatido en las filas del EI y regresado luego a sus países de origen, otros son miembros de redes islamitas y los menos son yihadistas extranjeros que han ingresado a Europa camuflados entre las oleadas de refugiados.
El Centro Internacional para el Contraterrorismo de la Haya ha indicado que en Europa había entre 1,200 y 1,300 retornados, que han recibido instrucción militar con el EI y han combatido con los yihadistas. Los retornados son el enemigo público número uno de la seguridad europea. Muchos son auténticas "bombas de relojería vivientes". En los dos próximos años más de 500 reclusos islamitas saldrán de las prisiones europeas que configuran una suerte de quinta columna de consecuencias impredecibles, no saldrán precisamente rehabilitados, permanecerán igual o más radicales que cuando entraron. Lo cierto es que existe un significativo y persistente grado de reincidencia en actividades dentro y fuera de las prisiones. La doctora francesa Amélie Boukhubza, pionera en terapias contra el yihadismo afirma: "cuando están al principio de radicalización aún es posible trabajar con ellos. Pero cuando ya son yihadistas, es imposible rehabilitarles. No hay nada que hacer".