Desde 1967 Israel y Líbano han mantenido una controversia sobre el territorio de las Granjas de Sheeba, conocidas en hebreo como Monte Dov y las colinas adyacentes de Kfar Chuuba; este espacio, está constituido por el pueblo de Sheeba y 14 Granjas que no ocupan más de 10 km2. Las Granjas de Sheeba fueron capturadas por Israel a Siria durante la guerra de los Seis Días en 1967; el Líbano sostiene que esa franja de tierra es de su territorio, aunque estuvo bajo el control sirio desde la década de los cincuentas hasta que fue capturado por Israel en 1967, junto con los Altos del Golán.
En el territorio disputado confluyen las fronteras de Líbano, Siria e Israel; está ocupado parcialmente por Israel con puestos militares; constantemente se han suscitado conflictos entre las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y Hezbollah, un grupo terrorista libanés apoyado por Irán; las FDI han estado en alerta después de que el gobierno del Presidente Trump reconoció la soberanía de Israel sobre los Altos del Golán (al final de marzo), el 7 de abril decenas de libaneses se internaron en el territorio de las Granjas de Sheeba reclamando su soberanía, esta zona es un foco rojo para Israel que puede eventualmente encender un conflicto con Líbano, como pretexto para liberar el Golán. Sin embargo, la nueva guerra entre el Líbano e Israel se libra debajo del mar. Tel Aviv y Beirut se encuentran enfrentados por la delimitación de sus fronteras marítimas tras el descubrimiento en el 2009 de vastos yacimientos de gas natural bajo el Mediterráneo. El gobierno de Israel anunció un trazado unilateral de sus límites, en lo que Líbano considera un movimiento para ampliar su zona de explotación; diferentes analistas temen que la disputa sea usada como detonante del próximo conflicto.
El descubrimiento representa las mayores reservas de gas natural encontradas en la última década; están entre 1,500 y 2,500 metros por debajo del agua, se encuentran en un territorio que va desde Egipto a Siria pasando por Gaza, Israel y Líbano e incluye aguas chipriotas. Según estimaciones de la institución US Geological Survey, 3.4 billones de metros cúbicos de gas se esconden en esta cuenca, que también alberga 1,700 millones de barriles de petróleo. En este sentido, los trabajos realizados del lado israelí, que explota sus reservas desde el 2004, indican que uno de sus yacimientos bautizado Leviatán, contiene 450,000 millones de metros cúbicos de gas.
La existencia de las reservas de gas se conocía desde hace tiempo –datan de 60 millones de años, se pudieron utilizar en el momento que la tecnología permitió perforar a una profundidad de 1500 – 2000 metros sin excesivos costos. Diferentes países están volcados en los recursos que albergan estas costas; el problema es que no están claros los límites marítimos a su paso por Líbano.
Un conflicto bélico entre Israel y Líbano (léase Hezbollah fundado en 1982) sería costoso para Israel. La FDI ha librado tres guerras en Líbano, en 1982, 2000 y 2006. Después de la última contienda bélica, la capacidad disuasiva de Hezbollah ha aumentado notablemente, se estima que este último guarda en sus arsenales aproximadamente 150,000 misiles, lo que implica un gran riesgo para Israel; Hezbollah es considerado en el presente como un grupo armado, ejército, de élite que representa a las potencias chiitas de la región, principalmente a Irán.
En este ámbito, las tensas relaciones entre Israel y Líbano empeoraron al final del año pasado después de que las FDI lanzaron una operación en la frontera para desmantelar los túneles de ataque excavados por Hezbollah que penetraron a territorio israelí; para Israel es vital impedir que un Hezbollah bien entrenado y armado no se establezca cerca de sus fronteras.
Así, viejas disputas sobre la distribución de los espacios de soberanía son causa de una inestabilidad endémica en el Mediterráneo Oriental que el descubrimiento de hidrocarburos la ha hecho exacerbar. La constitución del alineamiento que incluye Grecia, Chipre, Israel y Egipto, cooperan para encontrar formas para hacer rentables sus recursos potenciales; la Unión Europea tiene intereses directos en el suministro de gas procedentes de esa zona.
Siria y Líbano, por razones diversas han quedado fuera de la carrera por los recursos energéticos, empero, la controversia entre Líbano e Israel por la delimitación de su zona de explotación, ya ha mostrado su potencial de conflictividad, salvo mediación exitosa de una tercera parte, es probable que los incidentes por esta cuestión vayan en aumento.
Por otra parte, los crecientes intereses comerciales de China demandaron una mayor seguridad, lo que se traducirá, probablemente, en un incremento de su presencia militar en el Mediterráneo, que puede convertirse en un nuevo escenario de enfrentamiento entre las potencias. El Mediterráneo Oriental está convirtiéndose en un concurrido lugar en el que convergen las fuerzas militares de los países a los que bañan sus aguas con las grandes potencias del siglo XXI: EUA, Rusia y China. Israel refuerza sus relaciones con esta última.
Por lo demás, las reservas de gas natural siguen aumentando en la costa de Israel. Al final de abril pasado, la empresa griega Energean anunció que su último descubrimiento en Israel, Karish North, contiene entre 28 y 42 mil millones de metros cúbicos de gas natural, Israel se está convirtiendo en un poder energético regional. Israel planea dotar a sus antiguos adversarios, Jordania y Egipto, gas natural valorado en 26 mil millones de dólares y construir un gasoducto de 2 mil km para suministrar gas del Mediterráneo Oriental a Europa.
En este contexto, Líbano podría contener en sus costas 850 mil millones de metros cúbicos de gas natural y 660 millones de barriles de petróleo, con ello el país podría generar más de 100 mil millones de dólares de ingresos petroleros en los próximos 20 años. Sin embargo, la frontera marítima entre Israel y Líbano sigue siendo un problema candente entre los dos países. Existe una franja de mar de 800 kilómetros cuadrados que reclaman ambos países. Israel y Líbano delimitaron en forma unilateral su zona económica exclusiva, por lo que ninguna de las dos demarcaciones tiene el reconocimiento legal definitivo. La intención de Líbano para explotar el subsuelo de la "línea azul" (la línea trazada por la ONU en el 2000 entre Líbano e Israel) que va desde las Granjas de Sheeba hasta la ciudad costera de Naqura, no se extendió al mar. No es fácil una negociación entre Israel y Líbano porque la milicia chií de Hezbollah basa la tensión con Israel en cuestiones que van más allá de la explotación de recursos energéticos. Así, Líbano podría convertirse en el escenario para una guerra de poder regional. Las actividades petroleras podrían utilizarse como un desencadenante de la guerra.