El Globo

Sólida victoria para Trump

Será difícil que los fallos judiciales lleguen a tiempo para demostrar la culpabilidad o inocencia de Donald Trump, lo cual pavimenta su camino de regreso a la Casa Blanca.

Hoy es el supermartes, la jornada electoral más numerosa en las primarias estadounidenses, donde más de 14 estados de la Unión votan para definir a su candidato.

Los delegados que se obtengan hoy no serán definitivos para convertirse en candidato presidencial por ninguno de los dos partidos; sin embargo, inclinarán la balanza de forma casi irrevocable para ungir al representante en las elecciones presidenciales de noviembre.

Hoy no se cuentan votos; sí se cuentan, pero no son lo más trascendente.

Se cuentan delegados que cada aspirante obtiene para llegar a la convención nacional de su partido en agosto.

El aspirante que obtenga más delegados en respaldo de su candidatura durante la convención se convertirá en candidato presidencial.

Al interior de los republicanos subsisten dos aspirantes: Donald Trump, con considerable ventaja y amplias posibilidades de arrasar este supermartes, y Nikki Haley, quien apenas ha logrado una sola y simbólica victoria en las primarias celebradas hasta ahora.

Todo parece indicar que, al interior de los republicanos, las condiciones están aseguradas para que Trump sea el candidato.

Y me permito afirmar esto por el fallo del día de ayer, lunes, por la Corte Suprema de Justicia en Estados Unidos.

De forma unánime, los nueve integrantes del Tribunal Supremo votaron por cancelar la moción del estado de Colorado para bloquear a Trump de las boletas electorales el próximo mes de noviembre.

Los argumentos de Colorado –cuya ruta habían seguido dos o tres estados más– apuntaban a la violación de la enmienda 14 de la Constitución americana, que establece las causales del delito de insurrección. Para muchos en Estados Unidos, Donald Trump fue el responsable de los ataques a la sede del Capitolio en enero de 2021, cuando fue derrotado en las elecciones por Joe Biden, y pretendió descarrilar el proceso para impedir que el legítimo triunfo de Biden fuera validado.

La Corte Suprema ayer determinó que ningún estado tiene la facultad jurídica ni la atribución legal para impedir que un candidato sea incluido en la boleta electoral, por la causa de insurrección.

Fue un fallo unánime, los seis jueces conservadores y los tres liberales votaron a favor al señalar que es una atribución exclusivamente federal.

Lo grave del fallo es que los conservadores fueron más lejos al reducir o disminuir las causales por insurrección de la enmienda número 14. Pareciera que la intención es hacer casi imposible declarar esta enmienda y señalar a alguien culpable por pretender, en los hechos, instigar una insurrección en Estados Unidos.

Las tres jueces liberales emitieron un comunicado señalando una atribución excesiva de sus colegas en la Corte al pretender modificar el texto constitucional y fijar criterios para la invocación de la decimocuarta enmienda.

Más allá del debate jurídico, el fallo representó una sólida victoria para Trump. Si bien no desecha la investigación judicial, las acusaciones o los supuestos delitos en que pudo haber incurrido como presidente al “instigar dicha insurrección” – esa causa sigue abierta y llegará antes de noviembre a la Corte Suprema–, sí elimina por completo cualquier intención de un gobierno estatal para bloquear el nombre de Trump en la boleta bajo la causa de insurrección.

Para aquellos demócratas en Estados Unidos que habían cifrado sus esperanzas en impedir que Trump llegara a las boletas sobre el argumento de la enmienda 14, el fallo de ayer elimina por completo esa posibilidad, para Colorado y para cualquier otro estado.

Trump resultó fortalecido, con un sonoro espaldarazo –unánime además– para continuar su ruta, primero, hacia la candidatura republicana y, después, hacia la Casa Blanca.

Quedan aún los juicios y fallos pendientes: el de Georgia por manipulación electoral, el de Mar-a-Lago por la sustracción ilegal de documentos y, finalmente, el propio juicio por la insurrección en enero de 2021.

En opinión de muchos expertos judiciales en Estados Unidos, el Departamento de Justicia se tardó demasiado en armar los casos, integrar los expedientes, realizar la investigación que ahora, lamentablemente, está gravemente politizada.

Si Trump cometió o no actos tendientes a una insurrección en Estados Unidos, a estas alturas de 2024, con una elección presidencial peligrosamente cerca y politizada, es imposible alcanzar un juicio imparcial, objetivo, que borre divisiones y confrontación entre partidos y seguidores.

Por el contrario, Trump es el principal acicate del divisionismo al proyectarse continuamente como víctima de una persecución.

Será muy difícil que los fallos judiciales lleguen a tiempo para demostrar la auténtica culpabilidad o inocencia de quien fuera presidente de Estados Unidos, lo cual pavimenta su camino de regreso a la Casa Blanca.


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