El Globo

Alerta mundial

El pueblo víctima del Holocausto, el país fundado para dar cobijo a un pueblo que escapaba del genocidio, es ahora, trágicamente, el protagonista de otro; esta vez, en calidad de ejecutor.

El ataque, este sábado, de Irán a Israel mediante drones cargados con misiles y explosivos convencionales encendió las alertas a nivel internacional.

Desde el ataque israelí, semanas atrás, al edificio oficial de Irán en la capital siria de Damasco, los servicios de inteligencia militar de la OTAN (en Europa) y el Pentágono, en Estados Unidos, esperaban “más temprano que tarde” –declaró Biden– un contraataque iraní a objetivos israelitas.

El debate de si el edificio en Damasco es o no consulado –según fuentes militares de Israel no lo es–, a estas alturas resulta irrelevante. Israel sostiene que no es un consulado ni una embajada, sino un edificio de instalaciones militares iraníes de sus Fuerzas Revolucionarias, disfrazado de otra función oficial. Para Teherán, sede de la República Islámica de Irán, Israel atacó un edificio oficial de su país, en cuyo techo ondea la bandera iraní.

El contraataque esperado pudo ser desarticulado, en buena medida, gracias al llamado ‘escudo de acero’, que representa el sofisticado sistema antimisiles que Israel tiene instalado en todo su territorio. Dispara a potenciales enemigos aéreos antes de que puedan hacer contacto con objetivos en tierra.

La clave es el tamaño y la dimensión del bombardeo: 10 o 20 drones pueden ser eliminados en el aire; 500 ya es cosa distinta.

El riesgo regional se eleva sustancialmente cuando ambas naciones atacan objetivos propios. Los intercambios usuales de estos dos archienemigos son, generalmente, a nivel de retórica, discursos: “Los hijos del mal y el sionismo”, según Irán, mientras que para Israel son los “radicales islámicos”.

El tema es que el clima de enfrentamiento y fuego cruzado dispara las preocupaciones por un conflicto regional de alta escalada, que transforme esa zona en un conflicto global donde se vean involucrados, por alianzas y respaldos, otras naciones y bloques.

Rusia es tradicionalmente un aliado natural de Irán: le suministra armamento, tecnología, capacitación. A cambio, la República Islámica se ha convertido en los últimos años en el principal desarrollador mundial de drones para uso militar: reconocimiento, bombardeo, espionaje, etcétera.

Estados Unidos está anclado a Israel con graves y delicados problemas debido al ambiente electoral norteamericano. El gobierno de Netanyahu se ha rehusado sistemáticamente a ceder en sus ataques, ofensivas y excursiones criminales en territorio palestino en Gaza, con eventuales y quirúrgicos ataques a Cisjordania, Damasco y la zona fronteriza con Egipto.

A ojos del mundo, Israel se ha excedido en la brutalidad de sus ataques, en la destrucción de Gaza y en la muerte de miles de inocentes en su afán por exterminar a Hamás.

Para muchos internacionalistas, la operación tiene ya características de genocidio.

¡Qué ironía de la historia! El pueblo víctima del Holocausto, el país fundado y nacido para dar cobijo a un pueblo que escapaba del genocidio, es ahora, trágicamente, el protagonista de otro; esta vez, en calidad de ejecutor.

¿Será que la humanidad no aprende lección alguna?

Si Irán se involucra de forma más intensa en el conflicto, bombardeos, misiles, aviones, ataques continuos a Israel, será el detonante de una respuesta brutal por parte de Netanyahu que, por ahora, medita con sus altos mandos militares y contiene el ímpetu del gobierno de coalición que exige responder.

Es de muy difícil pronóstico la explosión de un conflicto global en esa zona.

Las potencias militares formarían alianza con los países con quienes han guardado relaciones estrechas por años, pero, ¿cuál sería el rol de China, por ejemplo?, ¿se convertiría en el gran factor de negociación y paz, al forzar a Rusia a limitar su respaldo y condicionar a Estados Unidos a contener a Israel?

Para las elecciones en Estados Unidos, existe ya un costo entre el votante joven, que condena a Biden y su gobierno por no haber ejercido sanciones, controles y limitaciones de apoyo a Israel. ¿Eso pudiera impulsar una eventual victoria de Trump, sumido como está ahora, en juicios, demandas y procesos judiciales?

Las posiciones de Qatar, Emiratos Árabes, Yemen y hasta la propia Arabia Saudita se verían comprometidas. No faltarán ayatolas y líderes religiosos del mundo islámico que pudiesen declarar una Guerra Santa.

Complejo escenario para el Medio Oriente y el mundo entero. La propia OTAN y la Unión Europea tendrían que reflexionar su postura y fijar una posición: han ejercido fuerte presión sobre Israel para que negocie un acuerdo de paz y detenga los ataques. Sin ningún éxito hasta ahora.

Por lo pronto: alerta global.

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