Existen múltiples factores para que las campañas políticas de ambos candidatos empiecen a experimentar efectos de tensión entre el electorado. Algunos previstos, como el impacto de los juicios en contra de Donald Trump, y otros imprevistos, como la creciente marea de insatisfacción universitaria por el conflicto en Medio Oriente.
Vamos por partes y por candidatos.
La proclamada victoria adelantada de Trump, no es tal. Había muchos quienes dudábamos de que su campaña era imparable, de un impulso dominante entre los sectores conservadores y evangélicos que garantizaba su triunfo en las urnas en noviembre de 2024.
Empiezan a aparecer señales de alerta e incluso de alarma en la casa de campaña del candidato republicano.
En primer lugar, las recaudaciones de fondos para la campaña se han caído. En marzo Joe Biden recaudó, según fuentes del partido, 155 millones de dólares. Trump recaudó 74 millones, según su propio equipo de campaña.
El dinero no es determinante para ganar una elección presidencial en Estados Unidos, pero juega un rol trascendente entre grandes donantes y patrocinadores, quienes, por razones diversas, perciben que su candidato ha perdido fuerza e impulso para alcanzar el triunfo. Por ende, dejan de invertir. Es sólo un termómetro de una atmósfera electoral muy compleja, polarizada, confrontada y altamente irregular: juicios penales, acusaciones diversas, temas delicados a nivel social y ciudadano. Pero ese termómetro arroja señales de que el “gigante del conservadurismo” podría estar perdiendo simpatías.
Otro elemento delicado para Trump es la extendida ola antiaborto que republicanos de Arizona, Texas, Florida, Nuevo México y otras entidades han impulsado en piezas legislativas.
Flaco favor le hacen estas legislaturas locales (Arizona y Texas) en aprobar leyes fuertemente restrictivas en contra del aborto. Seis semanas fue el plazo límite de estas nuevas leyes, que forzaron a Trump hace unos días a declarar que, de ser electo nuevamente, no propondría una ley federal contra el aborto.
Los republicanos ya midieron y se dieron cuenta del enorme error de haber echado abajo la garantía constitucional a nivel federal para garantizar el derecho libre a abortar.
Este tema, además de los continuos tropiezos judiciales de Trump, bien pueden costarle la elección.
Pero del lado demócrata no crea usted que toda marcha a la perfección. El respaldo –casi irrestricto– del gobierno de Washington a Israel y su genocida ofensiva contra Gaza, con intercambios bélicos contra Irán, Siria e Irak, están causando un grave tono de descontento antidemócrata y anti-Biden entre jóvenes universitarios.
En los últimos días las Universidades de Columbia (Nueva York), de Yale (Connecticut) y la propia Universidad de Nueva York (NYU) experimentaron diversos actos de protesta, manifestaciones y mítines de apoyo a palestinos y rechazo a la comunidad de origen judío.
En Manhattan la policía tuvo que intervenir y realizar arrestos de jóvenes en plena protesta; Columbia suspendió sus clases ante la convocatoria del mitin, pero impidió el acceso a un profesor de origen judío; varias instituciones pidieron ayuda policiaca para retirar campamentos que estudiantes habían establecido desde el pasado jueves.
Se han sumado otras universidades como el Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT), entre otras.
Estudios que analizan el clima electoral, los temas dominantes de discusión y de inconformidad, han identificado que entre la población joven el respaldo de Estados Unidos a Israel de forma extendida y casi absoluta ha provocado altos niveles de rechazo que se expresan en contra del presidente Biden.
El Departamento de Estado y la propia Casa Blanca han presionado y advertido a Benjamin Netanyahu del impacto que sus decisiones están teniendo al interior de la política estadounidense.
El más reciente es el anunciado ataque a Rafah, último bastión de refugio para cientos de miles de palestinos expulsados de Gaza por los bombardeos y ataques.
Pero Israel no cede, no parece tener la menor intención de hacerlo. La semana pasada intercambió ataques con Irán en lo que apunta a un conflicto regional de alta intensidad.
En las encuestas en Estados Unidos, Biden ha repuntado, mientras que Trump ha descendido ligeros puntos. Cuando el republicano adelantaba ya con cuatro y hasta cinco puntos en algunos estados clave (varios columpios), hoy tenemos algunas mínimas ventajas de Biden –dos puntos–, incluso en esas mismas entidades.
Falta mucho en tiempo aún, las elecciones son en noviembre, faltan las convenciones de los partidos y, sobre todo, los juicios de los que Trump parece no se logrará librar.
Pero en esta contienda, la decisión sigue en al aire y será así hasta noviembre.