El Globo

Venezuela: el caos

La Unión Europea, Brasil, EU y la ONU han manifestado preocupación por los resultados electorales poco claros en Venezuela, que desacreditan un proceso confiable.

Están dados los elementos para una protesta masiva en Venezuela que rechace la victoria sin sustento anunciada por Nicolás Maduro.

¿Dónde están las actas? ¿Dónde están los conteos que acreditan el triunfo del chavismo?

Nadie ha presentado nada, salvo el mensaje mesiánico de un presidente ansioso por convertirse en dictador.

La oposición, firme, serena, con la valiente voz de Corina Machado al frente, llama a revisar los votos, con más de 73 por ciento de las actas en la mano. Pide un ejercicio de transparencia, mediante una plataforma que permitirá a todo ciudadano con su cédula en la mano revisar los conteos finales de cada casilla. ¿Será posible?

Mientras, miles recorren las calles de Venezuela, en señal inequívoca del desgaste de un régimen opresivo, autoritario, con 25 años en el poder, que se rehúsa a abandonar.

La ‘democracia’ venezolana instalada por Hugo Chávez (1999) se trastocó en imposición desde hace muchos años, con el respaldo de los militares, socios y beneficiados del sistema.

Según cálculos extraoficiales, hay cerca de 8 millones de venezolanos viviendo en el exilio, los que han podido salir y escaparse –dicen ellos mismos–. La mayoría, refugiados en Colombia (3 millones) y el resto disperso en otros países latinoamericanos: México, Argentina, Brasil, Perú. Otros más lograron cobijo en Miami y unos más alcanzaron España.

Pero millones se consumen al fuego lento de un gobierno que clama la igualdad y la democracia, cuando en realidad es una dictadura bolivariana al estilo cubano.

Aquí sólo hay cabida para los simpatizantes; los opositores, los críticos, los rebeldes, aquellos quienes se niegan al aparato burocrático que gobierna un país empobrecido y sin oportunidades son aplastados, perseguidos y hostigados hasta la cárcel y la ignominia de no poder hacer nada, porque “no tienes una conducta suficientemente bolivariana”.

Nueve países de América Latina piden una revisión transparente de los resultados del pasado domingo en las urnas, y Maduro responde con la expulsión de personal diplomático. ¿Hay dudas de la intolerancia?

Argentina, Chile, Costa Rica, Uruguay, Paraguay, Perú y otros han recibido noticia de la expulsión de su personal diplomático acusados de “intervencionistas”.

La Unión Europea, Brasil, Estados Unidos y la ONU han manifestado preocupación profunda por resultados poco claros que desacreditan un proceso electoral confiable y transparente.

México, gobernado por un simpatizante de Maduro y las izquierdas totalitarias en América Latina, le ha otorgado el beneficio de la duda con respaldo a los conteos oficiales.

El gobierno venezolano ha recibido la felicitación y el reconocimiento de –escuche con atención–: Irán, China y Cuba, baluartes indudables de regímenes democráticos.

¡Qué vergüenza! Que te feliciten dictaduras donde no existen votaciones libres desde hace decenios.

La clave ahora estará en los militares. Si el clamor social se eleva, la rabia ciudadana incendia las calles y las ciudades del país, los militares tendrán la decisión final de lanzar una sangrienta movilización opresora, o retirar el apoyo a Maduro y abrir el espacio a una transición democrática.

Los militares han respaldado por más de 20 años al chavismo. No hay indicaciones claras de que eso vaya a cambiar.

Sin embargo, todo régimen autoritario se derrumba un día ante la evidencia del autoritarismo, del fraude o la imposición, todas presentes en Venezuela.

¿Será esta la hora para una Venezuela libre?

Se escribirá en los siguientes días.

COLUMNAS ANTERIORES

El fin de la globalización
De la estridencia a la extorsión

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.