Son 16 jefes de Estado y de Gobierno quienes finalmente asisten hoy a la histórica ceremonia inaugural del gobierno de Claudia Sheinbaum.
Hace seis años, a la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador asistieron 48 jefes de Estado o de Gobierno extranjeros. Enorme diferencia, que tiene que ver con las relaciones que con el mundo se han construido.
AMLO heredó a un país en ruta de franco crecimiento, con acuerdos comerciales vigentes, potentes y en fase de renovación, además de sólidas relaciones diplomáticas con medio planeta.
El mismo AMLO le hereda a su sucesora un país distanciado de muchos, enemistado con varios y en abierta confrontación con otros. Lamentable para la imagen de México en el mundo, para el prestigio y el reconocimiento que algún día alcanzamos.
Y para cierre de administración, vaya cartucho de dinamita hostil y torpe: el desaire al rey de España –innecesario e inútil en todos sentidos– y una caprichosa expropiación a la empresa americana Vulcan, que extrae piedra caliza y arena en Quintana Roo.
Es decir, tensión y aspereza, por decir lo menos, con nuestros dos socios e inversores comerciales más importantes: España y Estados Unidos.
México iniciará diálogos para la renegociación del T-MEC tan pronto como enero; de hecho, ya hubo acercamientos iniciales. Imagine usted llegar a esa mesa de negociación con la expropiación absurda recién realizada, más el panel de controversia por el maíz y el conflicto no resuelto por el tema de energía. Una mesa caliente para arrancar las negociaciones.
Y con España, obsesión ideológica, complejo cultural del presidente y su esposa, nos dejarán una estela de rencor, de rencillas y resentimiento con el gobierno español y la nueva Presidenta. No había necesidad.
Pero déjeme agregar algunas perlas en ruta a la preparación para el evento de hoy.
Las embajadas acreditadas en México tienen un chat a nivel de secretarios o cancilleres, donde comparten información útil y precisa para todos.
Con miras a la ceremonia de hoy, la Cancillería –responsable de girar todas las invitaciones y supervisora del protocolo– impuso el criterio de que todos debían hospedarse en el mismo hotel. El Hilton de la Alameda, a unos metros de la propia Cancillería, ofrece, al parecer, tarifas y descuentos a los funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores por recibir a numerosos visitantes internacionales.
Eso si, en efecto, se trata de un intercambio… ¿o será negocio de alguien?
En el chat mencionado, las embajadas compartieron su molestia por la imposición. Más de una se rebeló y optó por registrar a su delegación en otro hotel de la ciudad.
Somos el hazmerreir en un chat de embajadas. Vaya desatino del gobierno saliente –ninguna sorpresa–, pero qué falta de cautela y delicadeza diplomática del gobierno entrante.
Esto de la ‘continuación’ y el ‘segundo piso’ de la 4T puede resultar un auténtico desastre.
Ya no hay Estado Mayor Presidencial, de lo que por cierto se sienten muy orgullosos.
Responsable en el pasado de la logística, recepción, cuidado y traslado de los dignatarios extranjeros. Hoy eso ya no existe, y si bien permanecen algunos militares con minúsculo presupuesto para realizar esa labor, días como hoy se extraña mucho el profesionalismo y la pulcritud operativa del Estado Mayor.
La Cancillería, a trompicones, impuso el hotel señalado, afirmando que era por la inmejorable ubicación para el traslado y ruta a San Lázaro y a Palacio Nacional. Argumento por demás discutible para cualquiera que conozca bien la Ciudad de México.
Pero más aún, no consideraron que habrá manifestaciones frente al Hemiciclo a Juárez por estudiantes de la UNAM, quienes protestan por promesas incumplidas, según han adelantado.
Es decir, su hotel ‘muy bien ubicado’ enfrentará marchas y movilizaciones a unos metros del acceso. ¿Cómo resolverán esto los genios de la Cancillería?
A más de una delegación le comunicaron que no cabían todos en el espacio asignado al interior del Congreso, y que, en todo caso, tendrían que quedar separadas. Llegaron al extremo de notificarle a embajadores que no tendrían acceso.
El segundo piso de la 4T dejará, el día de hoy, a más de algún invitado internacional con sinsabores y molestias, producto de la torpeza, la improvisación y la falta de profesionalismo.