La Aldea

Y Alito... ¡la volvió a hacer!

La jugada era presentar una iniciativa de reforma constitucional que no pasara en la forma, pero en el fondo enviara un mensaje de apoyo al presidente.

La alianza opositora “Va por México” fue suspendida ayer por los líderes del PAN y del PRD.

La traición del PRI en torno a la “comprometida” moratoria en materia de reformas constitucionales es, a todas luces, un misil cargado contra la línea de flotación del bloque opositor.

En los pasillos de San Lázaro corre la versión de que Ignacio Mier, ahora flamante presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), pero en los hechos, el operador y pastor mayor de Morena, planteó al presidente del PRI la jugada de ajedrez.

Presentar una iniciativa de reforma constitucional que no pasara en la forma, pero en el fondo, envía un mensaje de apoyo y respaldo a las modificaciones legales enviadas por el presidente, ya aprobadas por diputados, y ahora en pleno debate en senadores.

Se trata de la muy controvertida adscripción de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional.

La cantidad de argumentos, disquisiciones, declaraciones por funcionarios del gobierno y por el propio presidente, construyen ya una versión de esquizofrenia kafkiana.

El general secretario Luis Cresencio Sandoval, afirmó el martes que la Guardia Nacional será civil, aunque la opere, dirija y comande la Sedena. Más aún, cayó en el extremo de afirmar que estará bajo la supervisión de otra área completamente distinta a la militar.

Un auténtico nudo gordiano, justificar lo que a todas luces es anticonstitucional, el artículo 19 establece con claridad que la coorporación será civil, por medio de argumentos falaces, sin sustento y que pretenden engañar y confundir a la ciudadanía.

Lamentable un presidente que le miente sistemáticamente al electorado, aunque se justifique al decir que cambió de opinión. De fondo, se trata de un mandatario que viola la ley.

Vergonzoso un secretario de la Defensa que participa en el debate político y ensucia el prestigio de las Fuerzas Armadas al apoyar un proyecto ideológico.

Pero en el Congreso suceden otras cosas. Rubén Moreira, coordinador de los diputados del PRI, se lanza con toda su experiencia y colmillo a defender la presencia de los militares por cuatro años más en las calles. Vota a favor de la iniciativa del presidente como ha hecho sistemáticamente desde el inicio de la legislatura. ¿De qué tamaño será el expediente del señor Moreira en poder de la Fiscalía o de Gobernación que controlan al coordinador “opositor” en San Lázaro? –es pregunta.

En aras de escapar del desafuero, Alito Moreno lanza fuegos de artificio para enviar señales de respaldo al presidente.

Aunque repita que la alianza no está en riesgo, su acción ha debilitado sensiblemente la unidad opositora, no sólo porque rompe un acuerdo, falta a su palabra, sino porque exhibe con total transparencia que no es –ni será– un aliado confiable bajo ninguna circunstancia. Puede sabotear el pacto, en beneficio propio, en cualquier momento.

Además de la fractura en Va por México, el viraje radical de Moreno-Moreira (el dúo dinámico) transparenta la profunda división al interior del PRI. No sólo los senadores en voz de su coordinador Miguel Ángel Osorio Chong, quien salió a rechazar el posicionamiento y la iniciativa, sino otros priistas han cuestionado al líder nacional.

Lo dijimos antes, y lo repetimos ahora: en la búsqueda de la redención, de evitar a la justicia y victimizarse como perseguido, Alito Moreno arrastra al PRI sin pudor ni prurito al callejón de la contradicción, del enfrentamiento, de la escisión.

¿Será capaz el PAN con su representante en la sección instructora responsable de analizar el desafuero de Moreno, de votar a favor del proceso en respuesta y represalia a la traición del priista?

¿La alianza podría construirse de forma más sólida y congruente, con otro líder nacional al frente del PRI?

Una vez más Moreno ha demostrado que usará todos los recursos del partido a su disposición para su defensa personal, sin importar que en ello reviente la alianza, divida a su partido, y se someta servilmente a los intereses del caudillo.

¡Vaya opositores Moreno y Moreira! Ya les dicen MoMo al interior del PRI como símbolo de caricatura política.

La bancada tricolor en el Senado hará lo posible por detener las reformas legales para el traslado de la Guardia a la Sedena, sin éxito por cierto, dado que Morena sólo requiere mayoría simple para su aprobación.

En los tiempos en que el país enfrenta debates y decisiones graves y de fondo (prisión preventiva oficiosa, Guardia Nacional, amenaza electoral, etc.), el PRI se desdibuja del escenario político al mostrar fracturas, falta de unidad, pobre visión de largo alcance.

Victoria indiscutible para el presidente y para Morena en los oficios de Ignacio Mier: arrancar un apoyo a la Guardia militar, al tiempo que debilita la alianza.

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