El viernes, ’Milo’ Lozoya tendrá una nueva audiencia para ver si, tras un año cinco meses, por fin presenta las pruebas de sus dichos en los casos de corrupción de Odebrecht y de Agronitrogenados.
En este mismo espacio, les he presentado cinco columnas con las que he demostrado el porqué sus dichos para obtener un criterio de oportunidad no tenían pies ni cabeza. Ahora bien...
¿De qué sí se le puede acusar a ‘Milo’, criminal confeso?
Además de las carpetas que ya existen por su participación en una red de corrupción consistente en el otorgamiento de contratos inservibles a diversas empresas, dentro de las cuales destaca Odebrecht, perjudicando de manera inimaginable a Pemex, y aun sin que todas sus conductas ilegales hayan sido investigadas y mucho menos castigadas. Comencemos…
Daños irreparables
En su primer día al frente de Pemex, en 2012, decidió eliminar la cláusula de inmunidad soberana en el contrato de Etileno XXI, daño que, según expertos, puede ascender a una cantidad aproximada de 2 mil 813 mdp, monto que es independiente del que pueda sumarse con motivo del resto de las carpetas de investigación que aún pueden judicializarse en su contra. ¡Así como lo están leyendo!
Otra de sus grandes ideotas fue la cancelación de una cláusula, la cual impedía a Braskem-Idesa penalizar a Pemex por la falta de suministro de gas etano a la planta de Nanchital, Veracruz, desobedeciendo las instrucciones del Consejo de Administración de Pemex, lo que ha resultado en un daño financiero irreparable.
De acuerdo con la información obtenida por la UIF en relación con las entradas y salidas de Emilio Lozoya, se encontraron aproximadamente 40 vuelos privados realizados a diferentes países entre los años 2012 y 2017, época en la cual fungía como director general, todos subsidiados por Pemex.
Pero aquí no paramos. Otra de sus acciones macroirresponsables, y cuyo daño financiero sigue arrastrando la empresa, es cuando el hoy criminal confeso nuevamente desobedeció instrucciones del Consejo de Administración, violando la ley y causando otro enorme daño financiero a la empresa y sus proveedores.
Recordemos el contexto
En la segunda mitad de 2014 hubo una fuerte caída del precio del petróleo, que obligó a todas las empresas productoras de hidrocarburos en el mundo a recortar sus planes de inversión. Recortar la inversión siempre duele, pero es lo que hacen las empresas petroleras en épocas de vacas flacas, y eso fue lo que decidió hacer el Consejo de Administración de Pemex a principios de aquel 2015. Sin embargo, ‘Milo’ tenía otros planes.
Empeñado en no detener sus grandiosos planes de expansión, ‘Milo’ instruyó a sus subordinados a no parar las inversiones, ignorando la realidad financiera de la empresa y las instrucciones expresas del consejo. El resultado fue desastroso.
¿Cómo le hizo Lozoya para seguir con sus planes, a pesar de que no había dinero? Simple y sencillamente le dejó de pagar a los proveedores. Así de burdo e irresponsable. El resultado, que muchos contratistas y banqueros recordarán, fue el crecimiento exponencial de las cuentas por pagar de Pemex y la mayor crisis de liquidez que se recuerde en toda la cadena de producción de hidrocarburos en nuestro país. Muchas empresas mexicanas quebraron, perdiéndose, gracias a su soberbia y avaricia, miles de empleos.
Y Pemex tuvo que incrementar su deuda financiera para finalmente poderles pagar a los proveedores que ‘Milo’ había dejado colgados. Ojo, esa enorme deuda, hasta la fecha, la sigue arrastrando.
Un caso para la araña
Se dice que Alejandro Martínez Sibaja, ex director general de Pemex Gas y Petroquímica Básica, recibió la instrucción de su jefe, Emilio Lozoya, de atender a los ejecutivos de Odebrecht, Arendal y Techint, para que éstos participaran en la construcción del tramo Los Ramones II. Esto se llevó a cabo mediante un consorcio denominado AOT Pipelines, SAPI de CV, el cual se llevó la licitación mediante adjudicación directa por un monto de mil 200 mdd. Pero, lo que llama aún más la atención es que no se ha localizado registro alguno que permita conocer los términos del contrato adjudicado a dicho consorcio, por lo que tal asignación pudo haber sido realizada sin un proceso de licitación lícito y real, es decir, a partir de la relación cercana de amistad que mantenían los directores de estas empresas.
Ente los años 2015 y 2017 se identificaron transferencias internacionales enviadas desde el extranjero (Alemania) por Lozoya a él mismo por un total de 18 millones 946 mil 627.00 pesos.
Y así podría seguirme, pero mi columna sí tiene límite, no como su avaricia.
El daño está hecho
El bien mayor está en castigar al exdirector de Pemex, ‘Milo’ Lozoya, ícono de la corrupción del gobierno de EPN, no sólo por sus mentiras, sino por el daño que le hizo al país con sus compinches.
Nunca un solo hombre hizo tanto daño a una institución del nivel de Pemex, cuya salud económica es casi tan importante como la calificación del crédito soberano del país.
Actualmente se le imputan los delitos de asociación delictuosa, lavado de dinero, cohecho y operaciones de recursos de procedencia ilícita, lo que significa que no sólo desfalcó a la ahora paraestatal, sino que también participó en varias actuaciones de carácter delictivo.
Deuda, empleos perdidos y empresas quebradas fueron el legado de las decisiones arrogantes e ilegales de Lozoya al desobedecer al Consejo de Administración de Pemex.
Un capuchino lo pinta de cuerpo completo
¿Se acuerdan cuando hubo una explosión en la Torre de Pemex, y tuvo que intervenir Protección Civil, la Marina, el Ejército, el Cisen, etcétera, y que dejó 36 personas fallecidas? Bueno, pues déjenme contarles que el hoy criminal confeso exigía tomarse su capuchino en su taza de cristal. Su secretaria llamó, literal, a Padre Dios nuestro para conseguirle su taza, pero pues como no había elevadores, el principito se tuvo que conformar con otra taza que sus guaruras tuvieron que ir a comprar en ese trágico momento para que se bebiera su café como le gustaba. Sin palabras.