Digan lo que digan, Jimmy Pons salió de Fonatur por la puerta de atrás y dejó un tiradero. No fueron suficientes los avances semanales, ni los recorridos para acreditar los avances del Tren Maya, uno de los tres proyectos estrella de la actual administración.
La cruel e implacable realidad se impuso y demostró que las promesas y planes que se le presentaron al Presidente no se han cumplido, como tampoco los avances de obra que debería tener a la fecha el proyecto. La planeación al vapor y los constantes desencuentros de Fonatur con las cinco empresas constructoras apuntan a que el Tren Maya no será inaugurado en tiempo y forma, además del incremento del costo total del mismo.
Más pronto cae un hablador que un cojo
Con decirles que, mediante la solicitud número 330014821000119, yo sí tengo los otros datos de los avances reales del elefante maya... ah no, perdón, del Tren Maya.
Vaya por una jicarita de pozol (para sentirse en el sureste) y cheque usted… las miserias del proyecto:
Estos pírricos avances son los que reportó Fonatur a la SFP de Roberto Salcedo, quien al parecer no ha visto que ya hay causales para las recisiones de los contratos.
Desde el 8 de abril de 2020 he dado cuenta de los múltiples ‘descarrilamientos’ del Tren Maya:
Datos duros
• El Tren Maya se descarrila
• Construcción del Tren Maya, en peligro
• ¿El tren descarrilará el presupuesto de 2021?
• Se le suben todas las pulgas al TEPJF
• Lo que mal empieza, mal acaba
• La ASF encuentra irregularidades en el Tren Maya
• La ruta Mérida-Cancún y anexas
• El Tren Maya… sin destino
• Atrasos en el Tren Maya: desastre de planeación
• Las mentiras del Tren Maya
• El expediente del Tren Maya sigue creciendo
• El Tren Maya fractura el corredor biológico del jaguar
• Tren Maya, ¿quién es quién en las mentiras ambientales?
Cada una de las consultas que he realizado vía Inai para sustentar esas columnas revela que hay cinco grandes aspectos por los que el proyecto es un desastre. Tome nota.
1.- El trazo va por donde diga mi dedito
El aspecto más controvertido ha sido el eje de trazo, que a pesar de que dijeron que estaba definido y no daría lugar a problema alguno, se ha modificado porque no se hicieron los estudios geológicos, sociales y medioambientales correspondientes, y también por el humor presidencial del momento. Porque da lo mismo que ciudades como Campeche queden partidas a la mitad por el confinamiento del tren o que expropien los terrenos hoteleros en la Riviera Maya porque el tren no cabe por la carretera, como inicialmente habían propuesto.
El despilfarro en la adquisición del derecho de vía no ha importado con tal de complacer al Presidente. Le he documentado que sólo en 2020 se gastaron 641 mdp y, según lo dijo el propio Jimmy Pons, en 2021 la cifra alcazaba 3 mil mdp. ¿No que ya tenían listo el derecho de vía y que no iba a costar ni un peso al pueblo?
Por cierto, el pago de los derechos de vía fue mediante cheques otorgados sin control a través de la empresa fachada Barrientos y Asociados, señalada por corrupción. Esos cheques no están en la contabilidad gubernamental y no existen cuentas por liquidar certificadas que avalen la entrega de las cantidades de dinero. ¿Quiénes fueron los beneficiarios o a qué cuentas llegaron?
2.- Desdén por las normas ambientales
A diferencia de hace 40 años, y para molestia de la 4T, existen leyes ambientales que hay que cumplir y que costó muchos años tenerlas, aunque ahora se les señale de conservadoras y neoliberales.
Les he documentado que Fonatur ha retorcido y usado a conveniencia el resolutivo de la MIA, que se convirtió en letra muerta gracias al contubernio en Semarnat y Profepa. A pesar de prometer que no iban a derribar ni un árbol, han talado miles y afectarán la fauna silvestre, incluyendo el jaguar, especie en peligro de extinción.
3.- Contratos de obra ficticios
Todos los contratos de obra establecieron que los proyectos ejecutivos deberían tenerse en un plazo de tres meses y llevamos casi 30 meses y nada de nada, ya que no se puede proyectar lo que cambia un día sí y otro también.
Les recuerdo que Jimmy Pons, en su momento, a grito pelado me contestó que no habría cambios en los contratos, y ya he documentado por lo menos tres convenios modificatorios, con todo y que la Ley de Obras no permite que se modifiquen los precios alzados en plazo ni en monto.
Y les confirmo que, ante el evidente retraso, la nueva instrucción de Javier May para las empresas es construir sin proyecto ejecutivo y al costo que sea necesario. ¡Quihúboles!
4.- Parvada de incompetentes
El Presidente repitió la fórmula que hizo en la CDMX con Sheinbaum construyendo los segundos pisos y ninguneando a César Buenrostro, aprovechando el caos administrativo con la crecaión del Fimevic, que sin reglas hizo y deshizo a su antojo. Así impuso a Fonatur, institución creada para operar marinas e impulsar el desarrollo de zonas hoteleras, la responsabilidad del Tren Maya, cuando debió ser un proyecto de la SCT.
Y como para que el pueblo bueno no pierda el gusto por el atole se ‘creó' Fonatur-Tren Maya, que en realidad es un cascarón al que le han colgado atribuciones, entre otras, la subcontratación de personal ‘experto’ en materia ferroviaria, ¡sí, mediante el maldito... ah no, perdón, outsourcing!
A lo largo de tres años, Jimmy Pons diluyó responsabilidades, acomodó a cuanto recomendado le mandaron en puestos directivos y que, por cierto, abundan por todo Fonatur, con sueldos neoliberales, cheque:
Manuel Santiago Quijano, su ‘segundo’, con ingreso anual de $1′358,457, se dice es quien filtra los resultados de las ‘licitaciones públicas’.
Roger Francois Desdier Tello, un pasante de arquitecto que vendía cocinas en Morelos y es subdirector de Obras, firmando de todo, con una humilde percepción anual de $1′833,960.
Isis Jennifer Barba Cabrales, una advenediza licenciada en negocios con unos cuantos años de experiencia en la Contraloría capitalina, autoproclamada experta en normatividad ferroviaria, con una percepción anual de $1′230,685.
Laura Nohemí Muñoz Benítez, una funcionaria de bajo perfil, dizque directora de Desarrollo, a cargo de todos los tramos, con un sueldo anual de $1,511,778, sin el más mínimo conocimiento técnico en construcción y con la prepotencia al 120 por ciento. Una joyita de funcionaria.
Por cierto, seguro es por mera casualidad que estas ‘joyas de funcionarios’ surgieron de la alcaldía de Tlalpan, en la administración de la regenta Sheinbaum.
Injusticia laboral y explotación
Quizás el aspecto más deplorable, que igualmente les documenté, ha sido la explotación laboral propiciada por la propia Secretaría del Trabajo. Por lo que vuelvo a retar a Fonatur a transparentar los sueldos que le paga a las constructoras y los que éstas pagan a los trabajadores. ¡No podrán hacerlo!
Conclusión
Ahora, en la desesperación y el fracaso a la vista, el manotazo en la mesa fue traer a un incondicional puro, de cepa tabasqueña, con bachillerato terminado y que, a dicho del secretario de Gobernación, no requiere ser ingeniero para dirigir la construcción del Tren Maya.
¿Qué podría salir mal... otra vez?