Sobremesa

El mal llamado Banco del Bienestar

Renuncias forzadas, hostigamiento, amenazas, estancamientos salariales, sin prestaciones ni utilidades... son sólo algunos de los malestares que enfrentan los trabajadores.

Si no fuera porque es la pesadilla en la que viven los empleados del Banco del Bienestar, parecería un chisme de muy mal gusto. Sí, el Banco del Bienestar, el principal dispersor de recursos de programas sociales del gobierno federal, con el que la 4T apuesta por los votos de su clientela... ah, no, perdón, por el desarrollo del pueblo, es la razón por la que la calidad de vida de sus empleados se ve socavada, y empeorando día a día.

Ellos no están felices, ni tantito felices.

Renuncias forzadas, hostigamiento, amenazas, estancamientos salariales, sin prestaciones... son sólo algunos de los malestares que enfrentan trabajadores, quienes, tras leer lo denunciado por personal de Banjército, se pusieron en contacto para hacer lo propio en las mismas circunstancias, en el anonimato, por miedo a las represalias. El hoy mal llamado Banco del Bienestar vive y enfrenta un desolador panorama, que suma ya tres años en pérdidas económicas, y las cosas, me aseguran, sólo van para peor, producto del mal manejo de los recursos.

(Fotoarte de Oscar Castro)

Muchos ya están contando sus días ahí adentro en espera de encontrar un mejor trabajo; esperan salir del banco de la mejor manera posible, no como los trabajadores de distintas áreas que fueron presionados a firmar su renuncia para no recibir una liquidación. Aunque algunos aún mantienen batallas legales para obtener lo que la ley marca, nada más.

Están corriendo a la gente con amenazas y no quieren pagar liquidaciones; es un derecho, si te quieren correr, que paguen lo que es. Amenazan con que ‘no vas a ganar si te vas a pleito’, y la gente, por ese miedo, firma su renuncia”.

El malestar de cada día

Diversas áreas se han visto sacudidas por los despidos, pues aunque se ha reducido la planta laboral, la carga de trabajo se ha mantenido y se reparte entre los que quedan.

Además, los bonos, premios, primas vacacionales y otras prestaciones han dejado de repartirse, sobre todo desde el inicio de la pandemia.

Tampoco gozaron del retroactivo que Hacienda autorizó en 2021 para las dependencias, que fue un aumento de 5.4 por ciento en su sueldo.

“En el banco, a nadie se lo dieron. A los que menos mal les fue es a los que atienden en las sucursales, pero les tocó un aumento de 4 por ciento; para los demás, el aumento fue de 1 por ciento, una burla. Pero a los que les fue peor fue a los especialistas técnico-superior y subgerentes, a quienes no les dieron nada; bueno del 1 por ciento a nada, creo que es mejor nada, pues no sientes que se están burlando de uno. Además, los aumentos son por ley”.

En esta institución, también por órdenes de Arturo Herrera, exsecretario de Hacienda, les quitaron sus utilidades como en Banjército.

(Especial)

“A nosotros también nos quitaron nuestras utilidades de 2019 y 2020, todo por culpa de Arturo Herrera. De acuerdo a las metas de captación que nos marcan año con año, tenemos derecho de recibirlas. Trabajamos horas extras que no pagan y se desaparecieron prestaciones que teníamos y todo por su austeridad republicana. Los que trabajamos en sucursal desde hace 25 años actualmente ganamos 6 mil al mes. El sindicato está con el banco y los trabajadores no valemos nada para ellos. Actualmente sólo los empleados de las nuevas sucursales son los consentidos en todos los aspectos”.

(Especial)

Lo que mal empieza, mal acaba

Las cosas empezaron a pintar mal desde 2019, con el nacimiento de Bienestar (antes Bansefi) con la 4T de López Obrador y de la mano de Rabin Salazar.

Y es que, aunque acabar con la corrupción es la bandera del Presidente, es este mal el que aqueja el desempeño del Bienestar, y que provocó que en los ejercicios referentes al periodo entre 2019 y 2021 se hayan registrado casi mil mdp en pérdidas. ¡Así como lo están leyendo!

“En 2019 fueron 387 mdp en pérdidas; en 2020, 296 mdp, y en 2021 fueron 215 mdp”, lamentaron.

Más vale malo por conocido…

Algunos de los trabajadores pensaron que, con la salida de Diana Álvarez Maury, quien abandonó el banco en diciembre de 2021 (tras tomar una serie de decisiones que no cayeron bien en Palacio Nacional), las condiciones podrían cambiar y el Banco del Bienestar retomaría un rumbo favorable.

No obstante, llegó Víctor Manuel Lamoyi Bocanegra, quien, en poco menos de tres meses de operaciones, ha generado más angustias que certezas, pues déjenme decirles que ha trascendido que busca hacer que los empleados trabajen de sol a sombra, sí, de lunes a domingo, y, de nuevo, sin que su superpropuesta implique una mejora en el sueldo.

Por eso los empleados ya no desean más cambios. Han llegado a un punto en el que temen que cualquier nuevo director sea peor que el anterior.

Sin embargo, la necesidad mantiene a miles ahí, soportando un ambiente que diariamente empeora.

El próximo 8 de marzo, el consejo del Banco del Bienestar realizará nuevos nombramientos en direcciones y subdirecciones, y se presume que los cargos serán ocupados por personas que no cuentan con una carrera y una maestría, requisitos indispensables para ocupar estos puestos.

Esto ha pasado recientemente con otros subdirectores, por lo que todo pinta a una falta de disposición para que las cosas mejoren en el Banco del Bienestar, mientras el malestar crece en sus adentros.

Una vez más, sólo me queda preguntar: ¿dónde anda la aviadora de la Secretaría del Trabajo, Luisa María Alcalde?

“¿Por qué mientras el Presidente habla de ver por los que menos tienen, a nosotros, como empleados, nos tratan tan mal? Jamás habíamos estado tan mal. Jamás habíamos estado tan desprotegidos –se ríen– y trabajamos en el Banco del Bienestar, ni la burla perdonan. Trabajamos en el mal llamado Banco del Bienestar”.

COLUMNAS ANTERIORES

El daño al IMSS Campeche es una herida de muerte
No se rían, pero Andrés Roemer dice ser un ¡perseguido político!

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.