El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que ‘dirige’ Carlos Morán Moguel, se cae a pedazos. No sólo en la parte aérea, instalaciones y servicios, sino ahora también por los problemas laborales que enfrentan cientos de colaboradores que ya no saben si son empleados o esclavos.
Y es que desde el último cambio de administración se enfrentan a un panorama de intimidaciones, despidos injustificados y malos tratos laborales, que poco a poco se convierten en el sello de toda dependencia pública que es alcanzada por la 4T.
¡La calle está peor!
Juan, un empleado del AICM que pidió proteger su identidad por temor a represalias, dio fe de las condiciones en que los hacen trabajar, pidiéndoles, entre otras cosas, una total disponibilidad, pero negándose a pagar horas extra; dándoles vacaciones en algunas áreas, sujetas a que éstas sean cuando no es temporada de lluvias, además de constantes intimidaciones para quienes se quejen.
“Nos han dicho cosas como ‘cuiden su trabajo, que la calle está peor’”, expuso Juan, quien acusó que ha sido tachado de grillero únicamente por pedir mejores condiciones laborales, y supone que el comentario va en serio, pues los despidos injustificados son una realidad, como se ha visto principalmente en el área de Transportación Terrestre, donde personas que estaban cerca de jubilarse fueron despedidas sin recibir una liquidación. Casos que son de hasta dos años de antigüedad y por los que algunos exempleados mantienen batallas legales para, al menos, recibir una liquidación digna y acorde a su tiempo de labores.
Favoritismo y compadrazgo, la constante
Para Juan, toda esta situación sólo seguirá agravándose durante los próximos años, pues los nuevos directivos del equipo de Morán Moguel han llenado las plazas con allegados suyos. Se trata de Jordi Messeguer Gally, quien es director de Administración del AICM.
Juan comenta que “las plazas están llenas de gente de Cuernavaca. A todos los mandaron para acá”, y afirma que esto ha afectado el Sistema de Reubicaciones y Crecimiento Laboral en el AICM, que solía ser por escalafón. Ahora, las nuevas personas han llegado colocadas en los niveles más altos, esos que, recuerda, el gobierno prometió eliminar por temas de austeridad y simplemente no han desaparecido en el aeropuerto.
Por estas personas es que se ha prescindido de las labores de trabajadores de antaño, y también son quienes exigen condiciones inhumanas a los empleados, como ocurre en el área de Servicios Generales (limpieza e intendencia), donde se ha prohibido que el personal apague sus radios, incluso cuando son sus días y horas de descanso.
También por órdenes de Messeguer Gally no está autorizado pagar horas extra, como parte de la austeridad que se requiere; pero, por otra parte, no se ha escatimado en gastos de mantenimiento innecesarios.
“Se han pintado las mismas áreas al menos cinco veces en los últimos dos años. Zonas que no ocupaban ser pintadas. A cada rato se remodelan nuevos baños; se tardan mucho en hacerlos funcionar y cuando finalmente funcionan, se descomponen a las pocas semanas y los vuelven a remodelar. Yo creo que son a quienes les pagan estos servicios los que más están haciendo su agosto”.
Divide y vencerás
La situación se ha complicado mucho más debido a la falta de unidad entre los propios trabajadores inconformes. La última vez que trabajaron de manera conjunta para garantizar mejores condiciones fue en junio de 2020, cuando hicieron un bloqueo en la terminal 1 para exigir el pago de utilidades.
Derivado de ese movimiento surgió un nuevo sindicato que, a ojos de Juan, únicamente fortaleció a los directivos, ya que pulverizó el movimiento de trabajadores, entre quienes integraron el sindicato y quienes no estuvieron de acuerdo con las negociaciones que se hicieron. A esto se suma que existen áreas que ni siquiera son integradas a las exigencias, por lo que hay oídos sordos para sus demandas.
Hablando de utilidades y pagos, Juan dijo que: “Yo creo que cuando uno escucha que alguien trabaja en el aeropuerto, (piensa que) se gana mucho; pero la verdad es que no. Yo, por ejemplo, vivo al día; y la última vez que dieron utilidades, fue para los tacos. Yo creo que el que más recibió alcanzó unos mil pesos, no te miento”.
Sin embargo, los descuentos están a la orden del día, pues mientras antes se descontaba una hora del pago en caso de retraso, ahora se contempla el descuento del turno completo, lo cual, tomando en cuenta los problemas de movilidad, principalmente para trabajadores que provienen del Estado de México, se ha vuelto un tema de terror entre los empleados.
Futuro incierto
El panorama es inhóspito e incierto. A la pregunta de qué se puede hacer a corto plazo mientras no haya un cambio en la administración, Juan simplemente dijo, “aguantar… y seguir aguantando”.
Por ahora, su única esperanza es que esa que hace unos años se hacía llamar “la esperanza de México” sea reemplazada en las elecciones de 2024, y dé lugar a una nueva dirección en el AICM, que resuelva los problemas que tiene su personal volando bajo en lo moral, lo económico y hasta lo humano.
Réplica a Morán Moguel
El director del AICM me mandó decir que es mentira que desde que llegó la presencia de la Secretaría de la Marina la logística en tierra de los equipajes, migración y aduanas se ha complicado. Pero no pudo contestar, en entrevista con Adela Micha, cuál es entonces el papel que juega Semar en las instalaciones: ¿seguridad?, ¿tráfico ilícito de mercancías?, ¿tráfico de personas?, o ¿vigilar al que vigila? ¡Ni modo, ya vimos que las entrevistas tampoco son lo suyo!