Se ha vuelto un lugar común decir que Yucatán es el estado más seguro del país. Por mencionar algunos datos del recientemente divulgado Índice de Paz México 2021, el estado del sureste mexicano, gobernado por Mauricio Vila, puede presumir la menor tasa de delitos con violencia, de homicidios y de delitos con armas de fuego, lo que, entre otras mediciones, lo colocaron como el primer lugar nacional en cuanto a seguridad y ambiente pacífico.
No son los únicos datos al respecto. Según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) 2021 del INEGI, la Secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía General del Estado (FGE), ambas de Yucatán, son las mejor evaluadas en México, pues siete de cada 10 personas confían y valoran como efectivo el desempeño de dichas instituciones.
Nada menor si consideramos que, usualmente, en nuestro país las personas desconfían de las policías. En Yucatán es diferente, y precisamente por eso se dedican a fortalecerlas y equiparlas, y la vigilancia ciudadana se da más en cuanto al respeto a los derechos humanos, que es lo que se busca reforzar.
De hecho, déjenme platicarles que, según la Envipe 2021, 71.9 por ciento de la población yucateca dijo sentirse segura, cifra tres veces superior a la tasa acumulada de toda la República, de 22.5 por ciento.
Ahora bien, los buenos índices de seguridad en Yucatán no son una novedad. Son el resultado de un gran esfuerzo de sucesivos gobiernos como el de Ivonne Ortega, Rolando Zapata y Mauricio Vila, y, sobre todo, de la ciudadanía. Incluso en los peores momentos del sexenio calderonista, mientras el país ardía en las llamas de la violencia, en Yucatán se presentó una gran frente gobierno-sociedad para mantener la seguridad.
Y todo sin patrullajes militares y con el Ejército en sus cuarteles.
La clave está en las policías locales, en la confianza y colaboración de la ciudadanía.
Por eso no se entiende cómo es que…
Los más furibundos promotores de que el Ejército reemplace a las policías locales sean los senadores por Yucatán, de todos los partidos. Ojo, aunque Morena no obtuvo escaños senatoriales en 2018, todo pinta para que, al final de este periodo, las tres curules yucatecas se pinten de guinda. ¡Así como lo están leyendo!
Les cuento: En la elección federal de 2018, los yucatecos eligieron como senadores a Jorge Carlos Ramírez Marín, Verónica Camino Mediz(*) y Raúl Paz Alonzo; los dos primeros como candidatos de la alianza PRI-PVEM y el último, por el PAN. Ya con el gobierno de AMLO, Camino Mediz transitó del PRI al PVEM y, finalmente, a Morena, para contender por la alcaldía de Mérida, elección que perdió gachamente ante el panista Renán Barrera.
La semana pasada Raúl Paz, quien fue presidente estatal del PAN y, en su momento, acusado de sumisión ante el gobierno priista de Rolando Zapata, volvió a doblarse… sí, leyó bien, volvió a doblarse ante un gobierno no panista y se pasó a Morena a cambio de su voto por la militarización. Aunque tiene escasas, por no decir nulas, posibilidades, se dice que aspira a la candidatura al gobierno o, de perdis, a la alcaldía de Mérida.
Y en un concierto de maromas político-legislativas, el senador Jorge Carlos Ramírez Marín, eterno aspirante a la gubernatura por el PRI, se ha vuelto la encarnación del PRIMor al defender a capa y espada la reforma para prolongar la permanencia del Ejército en las calles hasta 2028. Con decirles que, tal cual lo publiqué en redes, hace unos días se hizo público que ha sostenido “una primera reunión” con militantes de Morena en su estado. ¡Quihúboles!
Estos tres senadores han formado parte de gobiernos del PRI y del PAN que han mantenido a Yucatán en los mejores índices de seguridad pública, sin la participación del Ejército en tareas policiales. De hecho, y a las pruebas me remito, todos en algún momento de su quehacer público han alabado la labor de la policía yucateca, quizá la más capacitada y equipada del país. Sin embargo, ahora han dado la espalda a ese ejemplo y abogan por la presencia militar.
Y no es por echarle más limón a la herida, pero los tres tristes tigres… ah no, perdón, senadores, dicen querer la candidatura al gobierno del estado, los tres vislumbran a Morena como el factor decisivo en 2024; dos ya de plano se pasaron al partido guinda y uno de ellos, el conocido en Yucatán como “el gordito Marín”, ha estado de coqueteo en coqueteo. Al final ése es el interés: una candidatura. La militarización del país es sólo una moneda de cambio, por ahora valiosa, como se ha podido comprobar.
* Verónica Camino fue directora de Centro Estatal de Prevención Social del Delito y Participación Ciudadana de Yucatán, de 2012 a 2015.
Sí hay de otra…
Qué les cuento, que a quienes se les vio muy contentos fue a Mauricio Kuri y al rector de la UNAM, Enrique Graue, en la inauguración del laboratorio de prótesis y órtesis de la Máxima Casa de Estudios. Ahí el góber dijo que es imprescindible formar a los jóvenes en la innovación y el desarrollo tecnológico, para evitar generaciones destinadas a la explotación y a la ignorancia, que son factores de estancamiento y retroceso. Y anunció que apoyará con un piso mínimo de 500 mil pesos anuales, durante los próximos cinco años, a la Red Sísmica del estado, la cual ayudará a monitorear e investigar el fenómeno sísmico en el centro del país, mejorar la planeación territorial y apoyar en el diseño de planes de desarrollo a nivel municipal y estatal, además de colocar a Querétaro como la entidad mejor equipada en esa materia.
Ojalá la mayoría de los servidores públicos del país tomara nota de la visión conjunta que comparten Mauricio Kuri y Enrique Graue para trascender en el tiempo y, sobre todo, dejar del lado ideologías y dogmatismos que tanto daño le causan al país.