Les cuento que el 20 de marzo, lunes de puente, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores y precandidato a la Presidencia por Morena, presentó en el Palacio de Minería su autobiografía El camino de México.
Marcelo nos cuenta quién es Ebrard
El libro se siente suyo, lo cual no es nada común, pues es notorio que muchos políticos comisionan este tipo de obras o plagian las tesis… ¡ah no, perdón! No estamos hablando de la ministra plagiaria.
Regresando con Marcelo, les cuento que su autobiografía comienza con esta frase: “Es un ejercicio, en primer lugar, de transparencia: ¿quién soy? ¿De dónde vengo?”.
Así como lo están leyendo. Marcelo, para no variar y perder la costumbre, está marcando tendencia y el paso, pues pocos políticos se han atrevido a abrir su vida. Él lo hace en este libro. Muy al estilo del presidente López Obrador, cercano y franco, se dirige a los ciudadanos para convencerlos de que él es la mejor opción. El canciller se distingue en este detalle fino frente a sus adversarios en la carrera por la candidatura del partido oficial.
El majestuoso edificio histórico estaba lleno y en redes el seguimiento fue puntual. El buen ambiente era palpable. Incluso, déjenme contarles que, a la llegada de la corcholata de Morena, varios asistentes lo vitorearon: “¡Presidente, presidente!”, y su sonrisa lo decía todo.
Estuvo acompañado por personajes de lujo
Elena Poniatowska, Premio Cervantes y leyenda de la literatura mexicana; Ricardo Raphael, reconocido compañero periodista; Leticia Bonifaz, jurista como pocas y artífice de la legislación de aborto en el entonces DF y, como siempre, su adorada esposa Rosy, a quien muchos querían saludar y a quien varios le pidieron que firmara el libro.
Durante la presentación, Elenita le reconoció a Marcelo el arrojo político que tuvo al despenalizar el aborto en la Ciudad de México en un momento en que los grupos conservadores gobernaban el país y buscaban aniquilar al movimiento social de Andrés Manuel López Obrador. La escritora dijo “que Marcelo haya puesto como su prioridad uno de nuestros grupos más vulnerables -las mujeres y las jovencitas- es una clara muestra de su empatía por los olvidados, los olvidados de siempre”.
Leti Bonifaz, cercana colaboradora de muchos años, recordó que cuando se le preguntó a Marcelo si era necesaria una encuesta para medir la opinión sobre la despenalización de aborto, él respondió que “cuando la izquierda llega al poder es para empujar la agenda de la izquierda”. “Así de simple”, remató Bonifaz, para demostrar las convicciones del precandidato a la Presidencia por Morena. ¡Quihúboles!
De Ricardo Raphael me quedo con esta idea, pues estoy segura que los dejará con ganas de leerlo ¡ya! “Prácticamente no se guarda nada, excepto un tema que habla muy bien de él: nunca menciona a sus detractores y a los traidores. ¡Claro! Este es un libro de historia, y a mí, miren que se me hubiera antojado algún adjetivo, alguna palabra referida a esas personas que no eran de la proximidad que habían prometido y se cuida meticulosamente, con una enorme elegancia, por cierto, que no es propia de los tiempos de dejar a esas personas a un lado”.
El libro, que desde ayer está en todas las librerías y tiendas, se divide en tres partes. La primera se titula Mi ayer, donde cuenta los primeros años de su vida y primeros pasos en la política. La segunda, Mi ahora, es un recuento de su paso por la Cancillería. Y la tercera y final, Lo que sigue, comprende las ideas de Marcelo para consolidar el proyecto de izquierda y convertir a México en un país dinámico, próspero y de clases medias. Sí, leyeron muy bien, ¡de clases medias!
Cuando habla de su historia familiar no sólo me movió, sino conmovió, y sólo podía pensar en que su mamá grande, su abuela paterna, debió haber sido un privilegio. Ella tuvo en él una enorme influencia y, de hecho, fue la que vio primero y, obvio, antes que nadie, en Marcelo, al político en el que se convertiría.
Por supuesto, también encontrarán todos los pormenores de su relación con su mentor y sherpa, Manuel Camacho Solís, con quien vivió grandes momentos de la vida nacional en las últimas dos décadas del siglo 20. Así como la historia de cómo conoció a Andrés Manuel López Obrador y cómo reconoció desde ese momento al hombre de vocación social y férreas convicciones a quien ha acompañado desde hace ya 23 años.
De hecho, déjenme comentarles que Marcelo ve en Andrés a su hermano, a quien lo une la lealtad inquebrantable en la adversidad. El tono hacia el Presidente es adecuado; honra con justicia y honestidad una relación de compañerismo y de trabajo con más tormentas que momentos de calma.
Dice Marcelo que aprendió rápidamente que un político debe tener “3 C”: corazón, cabeza y carácter.
Para los amantes de la grilla
Qué les cuento, que Marcelo no nos dejó con la duda, pues también viene muy detalladamente la negociación que entabló con el expresidente Donald Trump, a raíz de los famosos tuits.
Frente a versiones de personas que no estuvieron ahí o que quieren ponerle crema a sus tacos, Marcelo cuenta cómo negoció con la administración republicana una estrategia integral, que atendiera los problemas de seguridad y de dimensión humana, para resolver la migración irregular. Y si me apuran un poco, déjenme decirles que me quedé con la impresión de que Marcelo no perdió jamás la cabeza y que el mismo Trump se apropió de su propuesta.
En resumen, no pueden perderse el nuevo libro de Marcelo, que seguramente dará de qué hablar a lo largo y ancho de la República en las próximas semanas. Lo mejor y muy sano, desde mi punto de vista, es que generará una muy necesaria discusión sobre el camino de México y sobre los méritos del propio aspirante para dirigir los destinos de nuestro país.
Ya lo dice el propio autor -inhalen y exhalen y siéntense bien para seguir leyendo-:
“Este libro es mi argumento: quién soy, mi trayectoria, lo que sé hacer, lo que he hecho y lo que me conmueve. Este libro es mi voz”.