¡Así como lo están leyendo!
Es contradictorio que una universidad como la Iberoamericana se preste a que personajes como Epigmenio Ibarra y otros partidarios de AMLO utilicen sus instalaciones para documentales que promuevan ideologías políticas. Esto es especialmente incoherente teniendo en cuenta que jóvenes universitarios de la Iberoamericana y otras instituciones salieron a las calles para apoyar al PJF.
Los jóvenes son conscientes de la situación del ecosistema del Tren Maya y consideran que esa obra faraónica ha sido un fracaso desde su inicio. Además, saben que no será rentable económicamente. Es hora de que quienes están en el poder dejen de engañar y maquillar la realidad. La 4T debe dejar de mentir.
Y es que este miércoles 25 de septiembre se llevará a cabo la conferencia ¿Cómo se filmó y editó la serie documental (2024) sobre la construcción del Tren Maya?, como parte del programa académico #Otoño2024 de Ibero Comunicación-Oficial. En esta conferencia, Epigmenio Ibarra será el ponente principal.
Esta conferencia seguramente generará controversia, ya que algunos sectores de la sociedad consideran que la Universidad Iberoamericana está promoviendo una visión sesgada y política del proyecto del Tren Maya, y que la participación de Epigmenio Ibarra, el propagandista oficial del gobierno actual, terminará en la zalamería ante YSQ que lo distingue.
¡Así como lo está usted leyendo!
La Universidad Iberoamericana parece estar siguiendo la línea de pensamiento del actual gobierno y se presta a crear un espectáculo similar al que se vive actualmente en Venezuela.
Si bien es cierto que la Universidad Iberoamericana es una institución educativa privada que goza de autonomía y libertad de expresión, por lo que sus acciones y posturas políticas pueden variar según las circunstancias. Sin embargo, es cierto que en los últimos tiempos ha habido un acercamiento entre la universidad y la 4T que genera preocupación.
Y todo esto, estimado lector, porque, como lo he señalado en columnas anteriores, la devastación de la selva ha sido brutal e indiscriminada.
Por ejemplo, en mis columnas de 2020: Construcción del Tren Maya en peligro y ¿El tren descarrilará el presupuesto de 2021?, advertí sobre los cambios de trazo, que el proyecto no iba a generar beneficios económicos y sociales y que no sería rentable.
En 2021 empecé a documentar las afectaciones al hábitat del jaguar y la mentirosa manifestación de impacto ambiental en mis columnas: El Tren Maya fractura el corredor biológico del jaguar y Tren Maya, ¿quién es quién en las mentiras ambientales?
Para 2022 documenté el desastre en el que se convirtió la construcción del tramo 5 del Tren Maya al cambiar el trazo de la carretera al interior de la selva, y que, con la llegada de Javier May, se duplicaron los costos de los contratos de obra, añadiendo otros 92 mil millones de pesos casi de la nada, según puede checar en mis columnas: El tramo 5 del tren devastador y El tren del despilfarro.
Y en mi columna Sálvese quien pueda con el Tren Maya, de 2023, advertí que, según el olvidado Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, el Tren Maya tendría un costo de entre 120 mil y 150 mil mdp, pero ya supera los 400 mil mdp y no se ve para cuándo lo concluyan, y que no han tenido ni tantita m… en explicarnos a dónde fueron a parar los árboles derribados, en muchos casos, de maderas preciosas.
Lejos está el Andrés Manuel apuntando a la cara de Carmen Aristegui de que no se iba a talar ni un solo árbol, para pasar al Andrés Manuel que, emberrinchado por los amparos y suspensiones para detener la construcción del Tren Maya, ha dado patente de corzo a Sedena y a Fonatur para crear “bancos de materiales” como el de Sisbichén, Yucatán, donde se talaron más de 400 hectáreas.
Pero bueno, quizás escuchemos en la Ibero una que otra porra con el cántico de “Es un honor estar con Obrador”; vaya usted a saber hasta dónde llegarán los organizadores en su lambisconería.
Lozoya y su grupo buscan regresar a Pemex
Así como lo oye. Dos funcionarios nombrados y ratificados por Emilio Lozoya están buscando colocarse como asesores del nuevo director general de Pemex, el físico Víctor Rodríguez Padilla. Estos dos exfuncionarios han comenzado a hacer llamadas y a citar a representantes de empresas nacionales e internacionales que son proveedoras de la paraestatal para ofrecer sus servicios de gestoría, o más bien coyotaje. Ambos presumen en público y en privado tener cercanía e influencia sobre Rodríguez Padilla ¡Qué tal! Se trata de quien fuera director general de Exploración y Producción (PEP), Gustavo Hernández García, y su compadre, el director de Exploración, José Antonio Escalera, el Pinto. Antes de que me digan que no es verdad, basta con darse una vuelta por el restaurante Au Pied de Cochon, en la Ciudad de México, donde se les ha visto en las recientes semanas “despachando a placer”.
La mediática detención en España de Lozoya, su confesión criminal, sus actos de corrupción, su inexperiencia y su patente ineptitud al frente de Pemex deberían ser suficiente alerta para que el físico Rodríguez Padilla se aleje de estos personajes. La presencia de estos coyotes –Hernández García y Escalera– disfrazados de tiernos corderos no se puede entender a menos de que cuenten con el visto bueno de Rodríguez Padilla y su jefa, la secretaria de Energía, Luz Elena González ¡Ah, pero no son iguales! Recuerde, ¡son peores!