Pobre México, tan sumido en un pleito de venganzas y tan cerca de un vecino poderoso que anda ocupadísimo en una decisión de fondo: fascismo o democracia.
Lo mejor que le puede pasar a México es que gane Kamala Harris. Y la matemática es bien simple. Porque Kamala llegaría a llenar un vacío y lo haría de inmediato.
¿Vacío de qué? Les cuento
Primero: se acabarían, en un sólo veredicto, las estridencias, las ocurrencias, las fobias, el tráfico de influencias y el bullying para siempre. Porque veo difícil (que no imposible) que Trump se postule a los 82 años en 2028. Así que el mundo podría seguir girando en libertad y con algo de sobriedad que mucha falta nos hace. Estados Unidos puede ayudar mucho a calmar la telenovela en la que nos hemos convertido en América Latina. Y si tienen dudas, ahí está la escena de la balacera de Evo Morales Productions.
Segundo: Kamala regresaría a ser la vicepresidenta de Estados Unidos. O sea, sería ya la presidenta de facto, porque queda claro que los demócratas y el gobierno de EU lograron desviar la narrativa al ring Kamala-Trump para alejarse de la realidad más triste y grave: que Biden no está en todas sus facultades y que a Estados Unidos lo gobiernan, con fuerza, las instituciones.
Tercero: en un escenario de emergencia, antes de la toma de protesta del 20 de enero de 2025, en el que el presidente sufriera algún tema de salud, por ejemplo, Kamala tomaría el mando como presidenta en activo. Así como lo están leyendo.
Cuarto: Kamala gobernaría Estados Unidos desde la mismísima declaración de triunfo. Sería la primera mujer vicepresidenta-presidenta electa. Llenaría el vacío de conversación del gobierno demócrata y pondría manos a la obra con sus políticas y propuestas, aprovechando dos meses y 15 días previos a la toma de protesta, que son tiempo suficiente para cabildear, debatir, defender y cristalizar las promesas a los americanos. Nada ni nadie la detendría. El mismísimo presidente Biden y el gabinete la respaldarían en todo, para naturalmente neutralizar la narrativa de derrota de Trump, que ha quedado claro que no sabe perder, ¿o no?
Expreso doble
Quinto: la conversación del T-MEC comenzaría tan rápido como el 6 de noviembre, porque Kamala votó en contra del tratado cuando fue senadora. Ha dicho que va a revisar con detenimiento el tema. Luego entonces, podemos esperar que las cosas se compliquen para México. ¿Cómo van a explicarle a la vicepresidenta-presidenta electa Kamala que demolieron al Poder Judicial federal mexicano por venganza? ¿Cómo le explican que funcionan con una SCJN con la mayoría de ministras y ministros, incluida su presidenta, con renuncias activas mientras México se hunde frente al crimen organizado? ¿Cómo convencer a Kamala de que los capitales e intereses americanos están seguros en un país como México que estrena reforma judicial que privilegia las recomendaciones de los vecinos y no el respeto a las leyes y la Constitución?
Sexto: Estados Unidos sí respeta a su Corte Suprema. A pesar de que es un país que defiende las libertades de decisión, en muchos sentidos, también ha respetado las regresiones en los criterios. El ejemplo más claro es que en junio de 2022, la Corte Suprema de Estados Unidos revirtió el fallo de Roe vs. Wade de 1973, que declaraba la existencia del derecho constitucional al aborto. ¿Cómo reaccionaron los americanos? Apegándose a la democracia y eligiendo legislar ese derecho a nivel estatal. Ni los demócratas ni los republicanos se pusieron a escribir una reforma para tumbar al Poder Judicial y poner en manos del ‘pueblo’ la impartición de justicia de su país. Es Estados Unidos.
Un último punto, no menos importante: ¿cómo vería la vicepresidenta-presidenta electa Harris que la presidenta Claudia Sheinbaum sea la primera en aplaudir el desacato a la ley y la falta de respeto a un poder autónomo? Kamala diría para sus adentros –inhale y exhale– “ni Trump se atrevió a tanto”. Y miren que el señor tiene antecedentes.
Posdata: si gana Trump, ajuste su cinturón de seguridad, ponga su asiento en posición vertical, tenga a la mano la bolsa para vomitar, que este vuelo de Mexicana del Bienestar se va a poner turbulentísimo. A Trump le encanta el desacato. Ojalá nuestra Presidenta no lo agarre de ‘escudo protector’.