La imagen que están viendo es la portada del libro Madre buscadora. Crónica de la desesperación, escrito por Ceci Flores. Inhale y exhale, pues es la foto que le tomaron cuando encontró a uno de los secuestradores de uno de sus hijos. Sí, de todas las fotos que existen, la editora decidió justo utilizar esa, nos contó Ceci el lunes pasado en el Centro Cultural Reyes Heroles.
Y es que déjenme contarles que el lunes, gracias a la invitación de Desirée Navarro tuve el privilegio de presentar el libro de Ceci Flores, en la alcaldía Coyoacán. Y no está por demás comentarles que, mientras cada vez existen menos lugares con las puertas abiertas para escuchar todas las voces, en Coyoacán el alcalde Giovanni Gutiérrez siempre las tiene abiertas, y eso se agradece. Además de Ceci y Desirée, compartí el honor con Vicky, otra madre buscadora de Guadalajara, y con el gran Ricardo Pascoe, jefe de gabinete de la alcaldía.
Ceci, madre buscadora, qué lección de vida me diste y le darás a cada lector de tu libro.
Cuando terminé de leer Madre buscadora. Crónica de la desesperación me reproché el porqué no había tenido la empatía, la sensibilidad de entender qué era ser una madre buscadora y que, como periodista, más allá de las redes en las cuales daba likes o le ponía a Ceci un “no estás sola”, sí la dejé, la dejamos sola en Iztapalapa.
O cómo olvidar que los morenos la acusaron de ser parte de los neoliberales, de inventar haber encontrado huesos humanos, cuando según ellos eran de perro, en Iztapalapa, sólo para intervenir en su contra en la elección. Así de miserables son.
“Es una mujer valiente. Sólo tiene miedo a morir antes de encontrar a sus hijos… Su amor de madre la ha llevado no sólo a buscar respuestas de los jefes de los cárteles y del gobierno”.
Madre buscadora es un testimonio de una mujer inquebrantable; sus hallazgos pueden rompernos el corazón e incluso arrancarnos lágrimas. Pero también pueden arrojar alegrías y luces que nos dan un nuevo aliento, una esperanza.
Vivimos en un país en el que a cualquiera le puede pasar lo mismo que a Ceci o a otras madres buscadoras.
Las primeras 72 horas hacen la diferencia entre encontrar a nuestros seres con mi vida o sin vida; vamos, de en-con-trar-los.
El prólogo de Amalia Escobar, seguido por las palabras de Adrián LeBarón, son una guía para aproximarme a la autora, pero no sólo eso, son necesarias para entender nuestro México de hoy.
Existe un hilo conductor que nos lleva desde la ansiedad de la búsqueda hasta la velocidad de las decisiones que Ceci ha ido tomando ante cada dilema que se le presenta.
Ceci, la madre buscadora, es investigadora, excavadora, interrogadora, desafiante del poder.
“Al narco lo respeto porque tiene el poder. A la autoridad le tengo miedo porque no hacen nada”, asegura Ceci.
Madre buscadora es un grito de dolor. Es un grito que convoca, un llamado al actuar colectivo, a la solidaridad. Es un llamado que pregunta: ¿dónde están?, y la respuesta es: ¡hasta encontrarlos!
Como periodista, he atestiguado situaciones terribles, he dado voz a quienes no la tienen, he sufrido presiones del poder y, en los momentos personales más difíciles, he litigado con todas mis capacidades la defensa de mi reputación, la defensa de mi nombre, que será el legado más importante que dejaré a Dany, mi hija, el motor de mi existir.
Pero nada se compara, ni por asomo, con la gravedad de las causas que conforman al colectivo Madres Buscadoras de Sonora, Sinaloa o Jalisco, donde hay más desaparecidos.
Ceci se enfrentó con dos secuestradores de dos de sus hijos; Ceci encontró a cuatro secuestradores de sus hijos mientras escarbaba. A Ceci le han apuntado con armas largas los del crimen organizado y ella sin miedo les dice: “Yo no les debo nada a ustedes, yo sólo quiero encontrar a mis hijos”.
¿Quién los desaparece? El crimen organizado. ¿Por estar metidos en cosas turbias? A veces sí. A veces no; pasa sólo por estar en el lugar equivocado a la hora equivocada.
La mejor manera para que no nos ocurra esto es sumarnos a las causas de las madres buscadoras. ¿Cómo? De entrada, comprando este libro, porque los recursos que se obtengan irán directamente a ayudar a los colectivos de búsqueda.
Pero no sólo por eso, sino porque al leerlo seremos más los que las acompañemos.
México se ha convertido en el panteón donde ni siquiera nos dejan poner cruces.
México también es el país donde las autoridades desaparecen a los desaparecidos.
Mientras Ceci ha sido denostada desde Palacio Nacional, sí, por el propio expresidente y los morenos y sus secuaces, en el mundo Ceci ha sido reconocida por su lucha, su amor de madre y su entereza, con decirles que:
-En 2022 fue incluida en la lista de las mujeres más poderosas del mundo de la revista Forbes.
-Después, por la BBC de Londres, como una de las 100 mujeres más influyentes a nivel mundial.
-En septiembre de 2023 el gobierno de Estados Unidos la invitó a participar en el foro mujeres líderes de paz y seguridad, al lado de 87 mujeres activistas y defensoras de los derechos humanos de todo el mundo.
Y no sólo eso, en ese viaje a Washington también se entrevistó con autoridades en la Casa Blanca y el Pentágono, quienes no podían dar crédito de lo que les contaba, que es lo que ustedes podrán leer en este libro.
Y sólo mencioné algunos de los reconocimientos que le han dado fuera de nuestras fronteras.
“Hasta aquí dejo mi historia, que se seguirá escribiendo en medio de las búsquedas, de las fosas y de las amenazas, hasta que el gobierno me ayude, los criminales me digan dónde puedo encontrar a mis hijos o hasta que Dios lo decida. No hay líneas que alcanzan a expresar mi dolor; sin embargo, confío en que algunas personas encontrarán apoyo y consuelo en nuestra labor. Confío en que algunas autoridades y la sociedad en general sabrán con mayor certeza lo que sucede en los colectivos de búsqueda y con ello generar un cambio”.
Ceci, en mí generaste un cambio. Gracias.