Democracia Eficaz

No parecer de Morena para ser candidato de Morena

Para Morena no importan el esfuerzo ni la congruencia política; si no se es popular o no se cuenta con las conexiones para ganar, no hay cabida para disputar cargos de elección.

“Los compañeros fundadores de Morena no ganan encuestas. Los compañeros que se acercaron a Morena hace tres años sí lo hacen.” Estas fueron las palabras que Claudia Sheinbaum usó el 10 de marzo para responder el reclamo que diversos militantes morenistas de Puebla externaron por admitir a políticos de todos los colores con tal de ganar las elecciones.

El descontento surge porque Morena ha postulado a Pepe Chedraui como candidato a la alcaldía de Puebla. Esta persona representa todo aquello que López Obrador critica: fue presidente del PRI en el estado, diputado federal, y hace unos meses intentó ser candidato nuevamente de la oposición. Además, su padre fue beneficiario del Fondo Bancario de Protección al Ahorro, el llamado Fobaproa, que AMLO tanto ha criticado.

Chedraui fue muy cercano al exgobernador panista Moreno Valle, a quien AMLO acusó de fraude en 2018. Hoy es neomorenista por la sencilla razón de que es más competitivo que otros morenistas justamente porque no parece de Morena.

Hace pocos meses Sheinbaum propuso que otro personaje controvertido fuera el candidato en la Ciudad de México: Omar García Harfuch, nieto de Marcelino Díaz Barragán, secretario de Defensa de Gustavo Díaz Ordaz. En 2008, Harfuch se desempeñó en la Coordinación de Inteligencia de la extinta Policía Federal, creada por Genaro García Luna durante el sexenio de Felipe Calderón. Cuatro años después, en el sexenio de Peña Nieto, Harfuch era el coordinador de la Policía Federal en Guerrero mientras ocurrió la matanza de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

Harfuch tiene fama de ser buen policía, pero representa la imagen del funcionario corrupto del neoliberalismo en el imaginario del movimiento obradorista. La resistencia evitó que fuera candidato a jefe de gobierno, pero hoy luce sonriente como candidato a senador de Morena y el Partido Verde.

La misma historia se repite aquí y allá. En Mérida el candidato de Morena es Rommel Pacheco, quien era diputado federal del PAN apenas hace algunos meses y quien votó en contra de la reforma eléctrica de López Obrador.

Este fin de semana los obradoristas de Chihuahua protestaron porque Morena postuló a Miguel La Torre Sáenz como candidato a alcalde de la capital del estado. Panista de larga cepa, La Torre Sáenz ha sido diputado local, presidente de su partido, coordinador parlamentario y ahora flamante candidato morenista.

La vorágine por asegurar victorias electorales a costa de la identidad partidista resquebraja las bases ideológicas de Morena. Además, cuestiona si la opción política que representan es el cambio, y no la simple continuidad que tanto critica el líder de su movimiento.

Al oportunismo de Morena se suma el oportunismo del Partido Verde, aliado antes del PAN, luego del PRI y hoy compañero de viaje del obradorismo. Han postulado a Eruviel Ávila, exgobernador del Estado de México y cercano aliado de Enrique Peña Nieto; al exgobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, acusado de peculado y lavado de dinero; y a Cuauhtémoc Ochoa Fernández, exfuncionario de la administración peñista, y cercano de Emilio Lozoya.

El pragmatismo a ultranza de Morena es demoledor. Y repito las palabras de Sheinbaum: “los compañeros fundadores de Morena no ganan encuestas”. Es decir, no importa tu esfuerzo ni tu congruencia política, si no eres popular o no cuentas con las conexiones para ganar, no tienes cabida para disputar cargos de elección. Nada de educar o persuadir: solo tienen cabida quienes ganan elecciones, quien trae votos a Morena.

En Puebla, Sheinbaum concluyó su participación al decir que, a diferencia de los fundadores de Morena, “los compañeros que se acercaron a Morena hace tres años sí lo hacen.” Esto significa que no importa tu pasado político, ni que hayas llegado al cuarto para las doce: si ganas eres bienvenido.

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