Dice Antonio Scurati que las elecciones se ganan con miedo y odio o con esperanza. Se comienza provocando miedo: “ahí vienen los inmigrantes, delincuentes, asesinos, que se comen a nuestros perros, a nuestros gatos”, luego se traduce en odio: “los vamos a deportar a todos”. Trump supo sembrar miedo y convertirlo en odio que moviliza.
En nuestro país, preocupa el impacto del bullying del presidente gringo y su software mental transaccional: política arancelaria a cambio de política migratoria. México siempre podrá negociar poniendo el pie en la puerta, lo ha hecho antes con Donald Trump, con mejores o peores resultados. Nos devolvieron al general Salvador Cienfuegos. Nadie se ha quejado del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), ¿se han fijado de quién son las siglas después de la T?
En cualquier caso, la industria automotriz mexicana, por mencionar un sector, tiene más preocupaciones ante las amenazas de Trump por una eventual imposición arancelaria, que por las provocadas con la regularización de autos chocolates.
Mientras la presidenta Claudia Sheinbaum asiste en Brasil al G-20, en contraste con su antecesor, Europa tiene más incertidumbre y miedo hoy que México, por lo que pueda hacer Trump cuando asuma la presidencia estadounidense. El principal desasosiego europeo se centra en la política de seguridad y defensa, y en el futuro inmediato de la Unión Europea (UE) y de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN).
Desde Europa se considera que Trump tiene los dados cargados respecto de la guerra Rusia-Ucrania. En su interés estará reducir el apoyo al país invadido que, en abril de este año, había alcanzado más de 174 mil millones de dólares, autorizados por el Congreso a Biden. El monto incluye fondos para misiles, municiones y vehículos de combate para Ucrania y asistencia económica y humanitaria. Como la decisión estadounidense esperará hasta el 20 de enero que Trump tome posesión, los 27 ministros de exteriores de la UE discuten desde ayer la iniciativa para incrementar el apoyo militar europeo, como prevención ante un eventual retraimiento estadounidense. La seguridad europea depende de la contención a Rusia. Desde la perspectiva de la UE, Estados Unidos presionará a Ucrania para que acepte una negociación de paz que le implicaría perder territorio y, eventualmente, no ingresar a la OTAN. Volodímir Zelenski necesita una negociación que no parezca rendición.
En cuanto a Medio Oriente y el genocidio israelí sobre Gaza, el canciller europeo, Josep Borrell, ha propuesto en Bruselas que se interrumpa el diálogo político con Israel. Sería una señal simbólica de rechazo a las acciones bélicas que han provocado más de 40 mil muertes desde que inició la respuesta de Netanyahu a la matanza terrorista de Hamás, del 7 de octubre de 2023. La iniciativa no reúne el consenso de los integrantes de la UE y la posición de Borrell es débil porque el Parlamento Europeo confirmó, tras la elección de Trump, a la exprimera ministra de Estonia, Kaja Kallas, que lo sustituirá como Alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
Trump se ha manifestado abiertamente a favor de Israel. Podría pensarse que su eventual posición para terminar el conflicto entre las partes consistiría en que una de las partes desaparezca.
La UE está atrapada. Su ampliación está en curso para aceptar, eventualmente, a nueve países (Montenegro, Serbia, Turquía, Macedonia del Norte, Albania, Moldavia, Bosnia y Herzegovina, Georgia y Ucrania), inmersa en un proceso lento y complejo, al tiempo que tiene que ser reformada, porque sus equilibrios dependen del número de países y su población, con decisiones que toman por consenso. Ampliación y reforma se convierten en su prioridad geopolítica para construir capas de seguridad entre Rusia y Europa.
Desde otro ángulo, la inversión militar de la OTAN asciende, en 2024, a un mil 184 billones de dólares, de los que 430 mil billones los aportan Canadá y los países europeos y el resto, 754 mil billones, Estados Unidos. Trump plantea reducir su apoyo financiero a la alianza atlántica de la que cuelga la seguridad europea.
Aunque Biden alcanzó a blindar en diciembre pasado la pertenencia de EU a organismos y acuerdos multilaterales con mayoría calificada del Congreso para salirse, con Trump el multilateralismo se debilita y la multipolaridad se refuerza. Si existe un ser supremo, que nos coja confesados a mexicanos y europeos…
Lectura sugerida: Fascismo y populismo. Antonio Scurati (Debate).