Luis Pazos

China, del socialismo al capitalismo

La ciudad de Shanghái, donde impera el libre comercio, tiene más inversión extranjera que 93 por ciento de los países en el mundo.

En la época del dictador Mao, quien gobernó China por 27 años con un sistema socialista, los funcionarios decidían qué producir, cómo producir y para quién producir. Los gobernantes repartían a sus simpatizantes la riqueza producida.

El nivel de vida de los chinos era de los más bajos del mundo, más de 75 por ciento vivían en la pobreza. En 1978, el PIB por habitante promedio de los chinos era de 156.4 dólares, mientras el de México de mil 598.47, 10.2 veces mayor al de China. En 2021 el PIB por habitante en China, 12 mil 556 dólares, fue 25 por ciento superior al de México, 10 mil 45.68.

Muchos observadores de la economía China culparon de la miseria en que vivían los chinos a su gran población. Falso, era el sistema económico socialista que implantó Mao Tse-Tung.

Al morir Mao y llegar al gobierno Deng Xiaoping, comprobó y aceptó, que la causa de la miseria china era el sistema económico que practicaban. Pidió ayuda a economistas extranjeros, quienes le confirmaron que el monopolio de la economía por el gobierno causaba el atraso de China.

Debido a que gran parte de su gabinete todavía creían en el socialismo, no se atrevió a condenar al sistema que los había llevado al poder. China siguió siendo socialista de nombre, pero creó las Zonas Económicas Especiales, con una economía parecida a la de Hong Kong, cuyo éxito se basó en el libre comercio y bajos impuestos. El impuesto sobre la renta es de 15 por ciento. El impuesto a las ganancias fluctúa entre 8.25 y 16.5 por ciento. No hay IVA o impuesto al consumo, ni impuesto a las sucesiones. Las empresas no pagan un seguro social para que curen a sus trabajadores. El gobierno les da a todos los ciudadanos doctores y medicinas.

Hong Kong funciona con un sistema de mercado o libre empresa, que es la base de su progreso. En las Zonas Económicas Especiales en China los impuestos son parecidos a los de Hong Kong, de 15 por ciento, y funcionan con una completa elasticidad laboral, no hay cargas para los creadores de empleos, el único compromiso es pagarle el salario acordado. La ciudad de Shanghái, ZEE, donde impera el libre comercio, tiene más inversión extranjera que 93 por ciento de los países en el mundo.

En el gobierno pasado se empezaron a crear Zonas Económicas Especiales en el sureste de México, donde hay más pobreza, pero funcionarios del gobierno de Morena, que ignoraban lo que eran, las suprimieron. Ahora quieren inversión extranjera en el sureste. Se lo pidió AMLO a la empresa Tesla.

COLUMNAS ANTERIORES

La alternativa de Sheinbaum
Estados Unidos, Iberoamérica desunida

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.