El primer paso para corregir nuestros errores es reconocerlos. Si creemos que todo lo que hacemos está bien, es muy difícil corregirlos.
Eso le pasa al presidente López Obrador, quien cree que hubo avance en su gobierno, y sus consejeros o colaboradores no se atreven o no les conviene, ser portadores de malas noticias, que no le gustan.
A todos nos gusta que nuestro trabajo salga bien, pero es grave cuando no aceptamos lo que estamos haciendo mal. Y marginamos o despedimos al mensajero de las malas noticias.
Hay varios ejemplos en la historia en el que reyes y emperadores mataron al mensajero que les daba malas noticias, o no lo querían escuchar.
A mí me hubiera gustado que AMLO terminara como un buen presidente y nos dejara un país mejor al que recibió. Pero al analizar los resultados de su gobierno, más allá de simpatías o antipatías, y como dijera un cronista de beisbol al terminar un partido, solo queda la frialdad de los números, los que nos dicen si perdió o ganó el equipo preferido.
Al analizar fríamente los resultados del gobierno de AMLO, con base en números, tenemos que:
1.- Aumentó el gasto público.
2.- Aumentó la presión fiscal.
3.- Aumentó el déficit presupuestal.
4.- Aumentó la opacidad en el gasto.
5.- Aumentó la deuda pública.
6.- Aumentó el porcentaje de pobres.
7.- Aumentaron pérdidas en empresas estatales.
8.- Aumentaron ciudadanos sin cobertura de enfermedades.
9.- Aumentaron los homicidios dolosos.
10.- Aumento de mexicanos que buscan entrar a EU.
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La recuperación de México depende de que AMLO, al final de su gobierno, reconozca sus errores y el próximo gobierno, sea del partido que sea, se proponga enmendarlos, si no quiere llegar a la crisis más grave del México moderno.