Luis Pazos

Del socialismo a la dictadura

Al analizar los resultados del socialismo o capitalismo de Estado en los siglos XX y XXI, se comprueba que son la principal fuente de dictaduras

Muchos socialistas teóricos y de buena fe consideran que en los regímenes socialistas se reduce la pobreza y la brecha entre ricos y pobres, pero más allá de esos deseos, el socialismo real o capitalismo de Estado, en casi todos los países donde se aplica o aplicó en América, África, Asia y Europa, genera o generó, niveles de vida más bajos que los existentes antes de poner en práctica las políticas socialistas.

El socialismo real concentra el poder económico y político en los gobernantes y termina en dictaduras, una de cuyas principales características es dejar las decisiones macro y microeconómicas en manos de los funcionarios del gobierno. Los gobernantes socialistas buscan controlar al Poder Legislativo y Judicial. Debilitan o desaparecen la división de poderes, base de la democracia.

Al analizar los resultados del socialismo o capitalismo de Estado en el siglo XX y XXI, comprobamos que son la principal fuente de dictaduras, que se esconden bajo los términos socialismo, nacional socialismo, socialismo nacionalista o fascismo.

En el libro titulado Gobiernos Populistas Empobrecen, disponible en Amazon, demuestro con datos que el socialismo real reduce el crecimiento, el nivel de vida y las libertades económicas.

En el libro analizo los resultados reales del socialismo en Rusia, Alemania Oriental, Vietnam del Norte, la China maoísta, Corea del Norte, Argentina, Chile, Venezuela, Cuba, Nicaragua y México. Y comparo los resultados reales entre los países con diferentes sistemas económicos.

Dejo claro los frutos de cada sistema económico, con base en datos no en dichos, influenciados por ideologías o radicalismos.

COLUMNAS ANTERIORES

Estados Unidos, Iberoamérica desunida
Sheinbaum: mismo camino, mismo resultado

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.