La democracia no solo implica un gobierno limitado, producto de una elección por la mayoría de los ciudadanos, también el respeto a las libertades políticas y económicas, y a la división de poderes. Un gobierno demócrata debe tener buenas relaciones con sus vecinos demócratas y no ayudar ni consentir a las dictaduras de otros países, como es el caso de las cubanas y venezolanas.
La política exterior del gobierno de México no cumple con las características de un país democrático.
El gobierno de Morena tolera dictaduras de izquierda y las ayuda, como a la cubana, a la que le regaló petróleo y diésel, con un valor aproximado de 200 millones de dólares.
El gobierno de Morena invitó a México al dictador cubano, presidente de Cuba y secretario del Partido Comunista, Díaz-Canel, impuesto por el clan de los Castro, que gobiernan ese país desde hace más de medio siglo.
AMLO le dio el trato de un respetable estadista y de un gobernante demócrata al dirigente de una dictadura. Igual trato le da al dictador venezolano Maduro.
Los gobiernos comunistas de Chávez y Maduro llevan 25 años en el poder, un cuarto de siglo. El gobierno de la 4T, de Morena, considera un gobierno democrático a esa dictadura.
Mientras con los gobiernos democráticos, como el de Ecuador, rompe relaciones porque sacó de la embajada mexicana en ese país a un delincuente, radical de izquierda, a quien los funcionarios de la embajada mexicana, con el consentimiento del gobierno de Morena, le dieron indebidamente asilo. Violaron el principio de no intervención.
Con países democráticos, Estados Unidos, Chile y Ecuador, tiene problemas el gobierno del presidente López Obrador.
Hacia Estados Unidos van más del 80 por ciento de las exportaciones mexicanas. Las empresas americanas en México les dan trabajo a miles de mexicanos, mientras a Cuba, dictadura hacia donde exportamos menos del 1 por ciento de las exportaciones, subsidiamos a su gobierno con miles de litros de petróleo, que no le cobramos, lo que aumenta las pérdidas de Pemex.
El pueblo mexicano paga las ayudas a un gobierno dictatorial a través de impuestos que le impone el gobierno de la 4T.
Para las dictaduras socialistas, como la venezolana, abrazos y subsidios, y para nuestro vecino demócrata, críticas y obstáculos a su inversión en México.