Tiro al blanco

Ferguson, culpable de la debacle del Manchester United

Con Alex Ferguson al frente, el Manchester United consiguió títulos; sin embargo, tras su salida, los triunfos se celebran del otro lado de la ciudad, con el Manchester City.

Los ‘vecinos ruidosos’ tomaron la casa y el ‘dueño’ no la pudo defender.

La salida de Sir Alex Ferguson enterró al gigante de siempre en Manchester, el United, y a lo largo de esta década le cedió ese adjetivo al City, actual campeón de Liga, Copa FA y Champions. Lo peor para los Red Devils es que no se ve luz al final del túnel.

La llegada de la familia Glazer como dueños del club más ganador de Inglaterra ha sido un auténtico desastre. Tras la salida de Ferguson en 2013, todo ha ido de mal en peor. El escocés dirigió al equipo durante 26 años; los 10 posteriores han visto a entrenadores como David Moyes, Ryan Giggs, Louis van Gaal, Michael Carrick (interino), Jose Mourinho, Ole-Gunnar Solksjaer, Ralf Ragnick y Erik ten Hag arrastran el prestigio de un club que fue el más temido de Europa. Salvo tres títulos menores con Mourinho (EFL Cup, Europa League y Community Shield) y un par más de Moyes (Community Shield) y Van Gaal (FA Cup) todo ha sido fracasos.

Los Glazers llegaron al United mediante un crédito casi impagable y comprando pequeñas porciones de acciones hasta hacerse de la mayoría, en 2005; por eso, en los últimos años de Ferguson y gracias a los campeonatos que aún se lograban, no encontraban necesidad de reinvertir y en lugar de eso le abonaban a los intereses. Por ejemplo, cuando vendieron a Cristiano Ronaldo al Real Madrid por 80 millones de libras (98 millones de euros), en 2009 (ese año también se fue Tévez al City, pero vendido por el West Ham porque estaba en el United a préstamo), solo ficharon a Antonio Valencia por 26 millones de euros… y así pasaron los años, en los que el City poco a poco se iba armando para consolidar un ambicioso proyecto liderado por el grupo inversor emiratí (Abu Dhabi United Group tiene el 78 por ciento), que arrebató al United la Premier en 2012 (aquel famoso gol de Sergio Agüero al Queens Park Rangers en el último minuto) y que continuó invirtiendo con la intención de triunfar en Europa y dominar Inglaterra. Ese proyecto, evidentemente muy serio, fue comandado por el director ejecutivo Ferrán Soriano (asesor del América en algún momento), quien, después, sumó como director de futbol a Txiki Begiristáin. Ellos formaron la base de aquel Barcelona que, con Josep Guardiola como entrenador, ganó el triplete en 2009. En el City, había que replicar lo mismo.

Soriano y Txiki armaron un equipo con un estilo de juego definido. Los técnicos que llegaron debían trabajar con esas formas y los futbolistas que fichaban tenían un corte claro para conseguirlo. Aunque ganaban la Premiership, nomás no llegaba la Orejona; en 2016, la última pieza del rompecabezas se sumó: Pep les dio el “sí” y firmó con los Cityzens después de dejar al Bayern Múnich.

Con Guardiola, el corte de las contrataciones se definió aún más. Mientras, el United finalmente se decidió a gastar, pero lo hacía muy mal, pues las decisiones más importantes las tomaba Ed Woodward, un contador, buenísimo en las finanzas, pero evidentemente limitado en conocimientos futbolísticos. Contrataba superestrellas para el ataque, pero gastaba cantidades monstruosas en defensas mediocres y ‘olvidaba’ traer futbolistas necesarios con base en el plantel y, entonces, el técnico en turno debía improvisar, como cuando Van Gaal decidió poner a Ángel di María, el fichaje más caro en la historia de la Premier en ese momento, como contención.

Sin rumbo definido, con aspiraciones mucho más discretas, y después de numerosos fracasos, en el United decidieron fichar un director de futbol por primera vez en su historia. John Murtough llegó para establecer un plan de desarrollo en inferiores, crear un estilo de juego, implementar una estrategia de fichajes (no más gastar por gastar); básicamente, poner en orden las cosas. En 2022, Woordard dejó su puesto como director ejecutivo para dar paso a Richard Arnold. Ellos optaron por traer al genio del Ajax, Erik ten Hag, quien había dominado la Eredivisie con un futbol vistoso y, con un equipo repleto de jóvenes, alcanzó las Semifinales de la Champions en 2019. En su primer año en el banquillo, logró regresar al equipo a los primeros cuatro lugares de la clasificación para disputar la Liga de Campeones, pero el inicio de esta campaña 2023-24 ha sido un fiasco: cuatro victorias y seis derrotas en todas las competiciones, incluidas dos en el máximo torneo europeo, para firmar su peor inicio en la historia. La tarea para el técnico neerlandés es titánica y en Manchester United van a tener que tenerle paciencia si creen en el proyecto. En cambio, del otro lado de la ciudad, disfrutan las mieles de un trabajo realizado con sapiencia y paciencia.

La cuestión es que hay que llegar a una conclusión y, en realidad, yo no veo que toda la culpa sea de los Glazer. Al final, cuando llegaron había títulos: en sus primeros ocho años, ganaron cinco Premier Leagues, una Champions y tres Copas EFL… todos bajo el mando de Sir Alex Ferguson. Y ahí está mi conclusión: la culpa, en realidad, es de Ferguson.

Aquí podrán caerme a palos los fans de los Red Devils, pero no necesito muchas líneas para explicarlo. Con Ferguson, el United no necesitaba una estructura. Bajo su régimen autocrático, todas las decisiones pasaban por él: el estilo de juego, el trabajo en inferiores, los fichajes… ¡todo! El problema con eso es que no dejó un sucesor, ese sistema SOLO funcionaba con él. Los Glazer nunca previeron qué iban a hacer cuando se fuera. Por más que lo anunció, agarró a todos desprevenidos. El proyecto del ManUnited giraba enteramente en Sir Alex, nada estaría roto si estaba él, no importaba si se iba Cantona, Schmeichel, Roy Keane, David Beckham, Cristiano Ronaldo… todo estaba cubierto bajo su paraguas.

Él, Fergie, tenía todo bajo control. Con él, vimos al mejor Chicharito y la mejor versión de muchísimos jugadores que siempre rindieron bajo su cobijo. Ahora, la resaca de no tener al mejor entrenador de su historia ha durado más de 10 años. Lo peor es que no importa cuánto gasten o cuánto tiempo pase, el United nunca será lo mismo sin él.

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