Tiro al blanco

Cruz Azul: La Obra Que Sale Mal

Lo que ha pasado en Cruz Azul parece una representación de esa obra, pero en el futbol mexicano. Esta función, sin embargo, realmente no da risa.

Hace unos años me tocó ver la adaptación de ‘La Obra Que Sale Mal’ (The Play That Goes Wrong) en el Teatro Insurgentes, una muy agradable puesta en escena que me sacó muchas risas, escrita por Jonathan Sayer, Henry Shields y Henry Lewis, y extraordinariamente dirigida para México por Mark Bell. Es una función dentro de una función, en la que el público puede ver cómo todo va de mal en peor por errores del director, actores, escenógrafos, iluminadores, etcétera.

Lo que ha pasado en Cruz Azul parece una representación de esa obra, pero en el futbol mexicano. Esta función, sin embargo, realmente no da risa.

Estoy completamente seguro de que la afición prefería los tiempos del “subcampeonísimo” a esta versión mediocre y ramplona de La Máquina. Aquel equipo que en las últimas dos décadas se cansó de perder en instancias finales era mucho más divertida y competitiva. Recuerdo una frase que le criticaron al entonces capitán celeste, Gerardo Torrado, quien dijo que para perder hay que llegar. La actual versión del equipo de La Noria no aspira ni siquiera a llegar.

Ayer, Cruz Azul quedó eliminado del Apertura 2023. Un torneo más para llorar. La eliminación es ridícula: queda fuera luego de que el TAS echara para atrás una sanción por alineación indebida contra Puebla y, con ello, La Franja subiera posiciones e impidiera a los celestes aspirar al décimo sitio de cara a la última jornada. La Máquina es uno de los tres equipos sin posibilidad de meterse al Play In. Vergonzoso.

Aquel 30 de mayo de 2021 en que Cruz Azul acabó con una sequía de 23 años sin salir campeón, se maquilló la puesta en escena de ‘La Obra Que Sale Mal’. El montaje de lo que pasa ahora lo inició Víctor Velázquez, actual presidente del consejo de administración de la cooperativa y, por ende, del club, cuando tomó el control en agosto de 2020. Ese día del título, los jugadores impidieron que el director deportivo, Jaime Ordiales, entrara al vestidor a las celebraciones.

Tras un paso exitoso por Querétaro, Ordiales llegó a Cruz Azul para sustituir a Ricardo Peláez en diciembre de 2019. Ocho meses después, fue ratificado en el cargo con la llegada de la nueva administración, pero con Álvaro Dávila como presidente. Sin embargo, el directivo duró poco, pues unas semanas después del título, renunció a su cargo para ser sustituido por Héctor Lara. Pero ya me adelanté mucho, volvamos un poco el tiempo…

Uno de los ridículos más sonados de los últimos años fue la eliminación ante Pumas en Semifinales del Guard1anes 2020, cuando después de ganar 4-0 en la ida, los cementeros perdieron por el mismo marcador en la vuelta y quedaron fuera por posición en la tabla; inédito en la historia de la Liga MX. Ese día, Ordiales no fue empático ni duro; fue nada. Al directivo le recriminan su falta de cercanía, su nulo discurso y su incapacidad para acercarse y dar un consejo.

Robert Dante Siboldi dejó el banquillo y fue designado Juan Reynoso de cara al Guard1anes 2021. El peruano, quien venía de un destacado paso por el Puebla y que había sido campeón con Cruz Azul en 1997, fue la mejor decisión que tomó la actual directiva.

El título no sirvió para consolidar el proyecto y apuntalarlo. Al contrario. De los 16 futbolistas que disputaron la Final de vuelta en que La Máquina derrotó a Santos, solo quedan tres: Juan Escobar, Ignacio Rivero y Sebastián Jurado. Por supuesto, el técnico ya se fue, pero después de semanas en que Reynoso ya no se hablaba con Ordiales, pues el directivo impidió que la esposa del entrenador viajara con el equipo en el chárter que tomaron para un partido de Concacaf.

En apenas dos años y medio tras el título, los celestes han sido dirigidos por Reynoso, Diego Aguirre, Raúl Gutiérrez, Ricardo Tuca Ferretti y Joaquín Moreno. Todos con muy pobres resultados: la máxima cosecha ha sido de 25 puntos para un octavo lugar en el Clausura 2022 y solo se ha llegado a Cuartos. En este torneo se ubican en el lugar 16 con 17 unidades, y su máxima aspiración, con mucha suerte, es acabar 11. Indigno.

Pero los resultados son producto del manoseo directivo de Velázquez. Por un supuesto problema personal, Álvaro Dávila dejó la presidencia del club en febrero de 2022 y, con él, al mismo tiempo, se fueron Héctor Lara y todo su staff. Volvió Ordiales y el vestidor rompió relaciones amistosas con la dirigencia.

Actualmente, Óscar Pérez es el director deportivo. ¿Es el responsable de este desastre? No lo es, de hecho, es responsable de muy poco. El Conejo es “un hombre muerto caminando”. Nunca ha tenido realmente peso en las decisiones deportivas, más bien era un “apaciguador” del vestidor, la conexión entre los altos mandos y los futbolistas. Pérez será reemplazado por el uruguayo Iván Alonso.

El Conejo no ha tomado decisiones en Cruz Azul porque ese papel lo tienen dos experiodistas: el sobrino del presi, Eder Velázquez, y Gilberto Palafox; también están Jorge Vikingo Dávalos, un legendario defensa de la UdeG, y José Luis Chato Ortega, exjugador celeste y, sobre todo, por Ordiales, quien, aunque no tiene un puesto en el organigrama, es asesor, luego de dejar el club durante un año para tomar la dirección de Selecciones Nacionales. Entonces, antes que Pérez, Eder, Palafox, Vikingo, Ortega y Ordiales tienen voz en los fichajes. El resultado, como en ‘La Obra Que Sale Mal’, está a la vista de todos: un desastre, contrataciones de ‘chile, mole y pozole’.

Después, hay otra persona que tiene demasiada responsabilidad: Antonio Reynoso, cuñado de Velázquez, el encargado administrativo en La Noria. De él depende una parte del área de comunicación, en la que, desde que llegó la nueva dirigencia, han pasado Douglas Sloane, Edwin Victoria, Carlos Córdova y, ahora, bajo el mando de José Luis Torres desde La Cooperativa, y Diego Solano. Eso también lo vemos todos.

En fin. El domingo ante Puebla, Cruz Azul bajará el telón de un pobrísimo Apertura 2023. Para el próximo año, el presidente del club busca orden con la figura de Iván Alonso. Lo único que le puedo decir a la distancia es que ningún empleado da resultados si no lo dejan trabajar. Ojalá, por el bien de una de las instituciones más grandes del futbol mexicano, permitan al nuevo directivo hacer lo que sabe y dejen de lado a los ‘asesores’.

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