Tiro al blanco

Real Oviedo: el milagro por pasar

Grupo Pachuca compró al Real Oviedo para continuar un proyecto que Carso enmendó unos años atrás, con la intención de enriquecer la filosofía y los valores del club asturiano.

En algo menos que tres años, el Real Oviedo cumplirá su centenario. Seguramente, lo hará en Primera, aunque, ciertamente, no hay prisa. Por supuesto, toda la afición del club asturiano ansía el regreso a la máxima categoría desde el mismo momento en que, en aquel lejano verano de 2001, perdiera en la última jornada ante Mallorca y descendiera pese a no haber estado en zona roja toda la temporada, tras una sorpresiva victoria de Osasuna.

Más de dos décadas después, y pese a ubicarse actualmente en un modesto duodécimo puesto en Segunda División, el Oviedo sueña con ascender.

¿Cómo es que esa posición 12 supone opciones reales de ascenso? Bien, pues la respuesta es que está en manos del Rey Midas del futbol mexicano, un grupo que ascendió a dos clubes en México y los consolidó como dos de los mejores del milenio. En julio de 2022, Grupo Pachuca y Grupo Carso anunciaron que la empresa comandada por Jesús Martínez Patiño se había hecho del 51 por ciento del club, mientras la de Carlos Slim había conservado el 20 por ciento, y el restante 29 quedaba en manos de miles de socios.

Grupo Pachuca compró al Oviedo para continuar un proyecto que Carso había enmendado unos años atrás, con la intención de enriquecer la filosofía y los valores de un club tradicional en Asturias, que se encontraba en una posición complicada.

En 2015, un programa español de radio, Tiempo de Juego, hizo una broma a Arturo Elías Ayub, que después se volvió una explicación del problemón económico del Oviedo, que necesitaba juntar 1.9 millones de euros en una semana para no desaparecer. En la emisión, le pidieron que pasara el recado a Slim para que colaborara con algunos dólares y evitar la quiebra. Las risas terminaron en inversión y Grupo Carso le entró.

A pesar de los esfuerzos y las evidentes mejoras, Carso entendió que sus antiguos socios podían hacerlo mejor y, en 2022, cedió la estafeta. Don Jesús movió su maquinaria y en 16 meses, le dio la vuelta, como lo hizo antes, en situaciones increíblemente similares, en Pachuca y León.

En el verano de 1995, Martínez Patiño compró al Pachuca y un año después lo ascendió a Primera. Pese al éxito inmediato, apenas pasaron dos de los incipientes torneos cortos para que los Tuzos perdieran la categoría. Sin embargo, solo estuvieron un año abajo para volver a la Máxima División, de donde no se irían más. Siete títulos de Liga, cinco de Concacaf y el único título mexicano en Conmebol, una Copa Sudamericana, avalan el rotundo éxito del grupo, pero lo deportivo es solo una parte, lo realmente impactante es la transformación que ha hecho a su entorno: la Universidad del Futbol, un centro de entrenamiento que envidiaría cualquier club de élite en el mundo, una clínica de primera línea, un estadio remodelado y, sobre todo, una filosofía de vida: formación de jugadores, exportación al Viejo Continente, un ojo clínico en las contrataciones y un valor humano en el que todos caben.

El mismo modelo fue replicado en el Club León, al que aterrizó en el Clausura 2011. Un año tardó en ascenderlo para, una vez en Primera, conseguir tres títulos -incluido un bicampeonato- y una Concacaf, que lo tiene en la víspera de su primer Mundial de Clubes. Fuera de lo deportivo, después de años de litigios, por fin pudo comprar el Estadio León y ya edificó el impresionante complejo La Esmeralda.

Grupo Pachuca construye en lo deportivo, en infraestructura y también en lo social.

Aunque lo deportivo aún no cuaja en el Oviedo, pese a la inversión en refuerzos, la realidad es que todo lo demás va viento en popa. Los ingresos en el área de Negocio y Operaciones han aumentado un 30 por ciento, y ya se alcanzaron los 4 millones de euros proyectados internamente. Hay un 95 por ciento de patrocinios renovados, incluidas 20 nuevas marcas.

Así como vemos las maravillas que hacen Pachuca y León en el ecosistema digital mexicano, lo del Oviedo es impresionante: el equipo con más interacciones y engagement en X (antes Twitter) y Facebook en la Segunda División española, con más de 20 millones de views en TikTok, 170 por ciento de mayor alcance, un crecimiento en seguidores que ronda el 380 por ciento y ya se ha subido a redes sociales en tendencia como Twitch y WhatsApp Channels.

Lo que hace el club asturiano ya ha sido replicado en publicaciones como Champions League Magazine, FIFA.com, Premier League Stories y Sky Sports UK. Los resultados del esfuerzo son palpables.

En las tiendas oficiales y en línea, la facturación ha crecido un 60 por ciento respecto a la temporada pasada; la digital tiene un crecimiento del 170 por ciento. Las mejores cifras en la historia del club.

Pero no solo es eso. También los centros de formación se han extendido por todo el mundo, y cuenta con alrededor de mil niños, en países como Japón, Panamá, Estados Unidos, Omán y, por supuesto, México. La formación de esos infantes no solo se basa en sus características deportivas, sino en su educación para que, en caso de no lograr el sueño de ser profesional, cuenten con una carrera que les permita integrarse a la sociedad. Tal cual lo hace Grupo Pachuca en México.

Y en el Carlos Tartiere, su estadio, las cosas marchan también de forma extraordinaria, con la marca histórica de más de 20 mil abondos y un incremento del 400 por ciento en renovaciones y nuevos adeptos.

Además, la cereza en el pastel, el regreso del histórico Santi Cazorla, bicampeón de Europa con España. El mediocampista, figura del Arsenal, Villarreal y Málaga, se formó en el Oviedo, pero no llegó a debutar. Ahora, “El Mago” volvió a casa para ver a su equipo de la infancia brillar. Sí, el pero deportivo está, pero Roma no se hizo en un día. Con esta base, y esta calidad y dedicación en el trabajo, no queda más que esperar por los festejos.

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