No me gusta la llegada de Lewis Hamilton a Ferrari.
No soy fan de Hamilton, incluso podría considerarme hater. Ayer, en medio de miles de artículos y opiniones, me encontré el podcast ‘FOZcast’ en el que dos aficionados ingleses al deporte dan su top 10 de atletas en la historia: Muhammad Ali (boxeo), Tom Brady (futbol americano), no estoy de acuerdo; Tony Hawk (skate), LeBron James (basquetbol), tampoco estoy de acuerdo; Cristiano Ronaldo, Lionel Messi (¿y Maradona y Pelé?), Novak Djokovic (tenis), Ronnie O’Sullivan (snooker), Sachin Tendulkar (cricket) y Hamilton… para mí, una total aberración.
No solo porque concuerdo apenas en dos nombres, sino porque para mí Hamilton entra con pinzas en el top 10 de Fórmula 1, por más que tenga los mismos siete títulos de Michael Schumacher.
En Inglaterra suelen hacer apreciar demasiado a sus deportistas. En ese podcast, sin embargo, afirmaban que Hamilton no había recibido suficiente crédito… ¡qué va!
El recién anunciado piloto de la Scuderia -a partir de 2025-, siempre ha ganado en un coche con mejores condiciones que el resto. Para méritos individuales, basta recordar al Schumacher bicampeón en Benetton; o la encarnizada batalla entre Ayrton Senna y Alain Prost en McLaren; o cinco títulos con dos segundos de Juan Manuel Fangio en ocho campañas; o el bicampeonato de Fernando Alonso con Renault, a quien ningún equipo le dio después un coche a la altura… bueno, sí hubo uno, pero se lo dio a medias: McLaren, cuando Ron Dennis solapó los berrinches de un joven Hamilton, que derivaron en el último título de Ferrari en F1, que ganó Kimi Raikkonen en 2007.
Dennis fue el principal valedor de Hamilton en su carrera hasta que su pupilo lo abandonó en 2012 para fichar por Mercedes.
De aquella trágica temporada para McLaren en 2007, el mecánico de Alonso en Renault, Chris Hessey, reveló que: “Ron Dennis trajo a Lewis cuando era un piloto joven. Dennis dijo, y esto me lo dijo uno de sus ingenieros en ese momento, no Marc Priestley (’The Mechanic’), sino otro tipo, que estaba harto de pagar salarios enormes para conseguir un buen conductor. Por eso quiso crear un piloto por su cuenta. Él pagó por su educación, sus carreras de Fórmula Junior. Lo pagó hasta llegar a la Fórmula 1. Cuando llegó a McLaren junto a Fernando (Alonso), creo que fue entonces cuando Fernando se dio cuenta de que había cosas manipuladoras detrás de escena” (publicado en el medio Pit Debrief). Priestley, en 2018, confirmó este dicho.
Las broncas entre ambos empezaron en Mónaco, cuando el británico empañó el triunfo del español al afirmar que debió jugar el papel de apoyo por órdenes del equipo. Esa mentira fue investigada por la FIA, que concluyó que no había sido así. Después, en la clasificación de Hungría, Lewis saltó a la pista antes que Fernando cuando el acuerdo era ‘uno y uno’ y le tocaba al asturiano; el pleito entre ambos derivó en que Alonso retrasó a su coequipero en boxes, fue sancionado y arrancó sexto, mientras Hamilton pasó del segundo sitio a la pole. La sanción le costó puntos a McLaren. Cuentan que Hamilton insultó a Dennis por la radio tras el incidente en boxes, pero el equipo lo negó. La relación entre ambos conductores nunca fue buena. Terminaron empatados en puntos y triunfos, pero Hamilton fue subcampeón gracias a sus segundos lugares.
Alonso regresó a Renault para 2008 y Heikki Kovalainen acompañó a Hamilton en esa temporada, que finalizó con el primer campeonato de Lewis, pero el título de constructores para Ferrari, pues Kovalainen no estuvo a la altura; Hamilton cayó hasta el quinto sitio al año siguiente, cuando Jenson Button ganó el título con Brawn. McLaren llevó a su compatriota al equipo para la temporada 2010.
Los siguientes cuatro años los dominó Sebastian Vettel en su Red Bull. En medio de la ‘era Vettel’, en 2012, Hamilton le hizo la mala a Dennis y abandonó sorpresivamente al equipo de su vida para irse al renovado Mercedes.
Hamilton fue acusado de traicionar a McLaren, pero él lo negó al afirmar que fue una decisión muy difícil entre dos ofertas muy similares… pero había un tema: de alguna forma, el británico sabía cómo Mercedes había trabajado -con ayuda de Schumacher, quien volvió del retiro para ayudar a armar ese coche- para transicionar de cara a los cambios que se avecinaban, pues el equipo alemán se había anticipado a las nuevas reglas híbridas que entraron en vigor en 2014 y permitieron construir el revolucionario W05, con el que Mercedes hizo el 1-2 esa campaña.
Ese año, Dennis habría de recordar aquel horrible 2007 de McLaren, y culpó a su muchacho de arruinar la temporada: “Teníamos a Lewis, un chico joven que era comprensiblemente percibido por mucha gente como el elegido, pero también alguien que era inmaduro. Si vamos por la ruta de ‘quién dio el primer golpe’, realmente diría que Lewis tuvo un papel que jugar al empezar este proceso que luego se intensificó” (soymotor.com, diciembre de 2014).
Y Mercedes repitió el resultado al año siguiente, con el W06. La hegemonía era, definitivamente, de la escudería y no de su piloto estrella, pues Hamilton sufrió cuando su coequipero Nico Rosberg, dos veces subcampeón, le arrebató el título en 2016, para luego retirarse. Rosberg le ganaba a Hamilton con el mismo coche.
A diferencia de épocas pasadas, en las que podemos recordar cómo los pilotos construían sus coches en conjunto con los mecánicos, en la nueva era el desarrollo de los ingenieros y la tecnología juegan un papel más preponderante en la construcción del auto, por más que los pilotos hagan correcciones con base en su forma de manejar. Así lo hicieron históricos como: Fangio, Jim Clark, Nikki Lauda, Senna, Prost, Nigel Mansell o hasta Schumacher (por supuesto que se me escapan nombres, pero es imposible decirlos a todos).
Bien, para Hamilton vendrían cuatro títulos consecutivos… parte de los ocho al hilo para Mercedes, el último a pesar de no obtener el campeonato de pilotos (2021), que sería el inicio de la ‘era Verstappen’.
Hamilton, además, no es un personaje simpático. Podemos, incluso, decir que es un tanto arrogante. Se queja mucho de los castigos, ha mentido (él lo confesó) para no participar en los tests de inicio de temporada, tiende a culpar al entorno cuando las cosas no van bien, señala demasiado a sus rivales y, hasta hace un par de años, le costaba dar crédito a los demás.
Max Verstappen, sin contarse a sí mismo, considera que el mejor piloto de la parrilla actual es Fernando Alonso. Yo pienso igual. Con 40 años cumplidos cuando debute en Ferrari, yo no auguro grandes cosas para Hamilton en Maranello. Y si no le va bien al Cavallino Rampante, me va a doler…