“No llores porque ya se terminó... Sonríe, porque sucedió”. La frase de Gabriel García Márquez se ajusta perfectamente a lo que está pasando en el futbol ahora mismo.
Después de 9 años, Jürgen Klopp puso fin a su estancia en Anfield y se despidió del Liverpool con una sudadera con la leyenda “I’ll never walk alone again”. Según una lista de The Athletic, el alemán que deja a los Reds es el cuarto mejor técnico de la historia del club, únicamente detrás de Bill Shankly, Kenny Dalglish y Bob Paisley. Klopp ganó 7 trofeos grandes durante su etapa en Merseyside, incluida la primera Premier League desde su creación (1992), lo que rompió una sequía de 30 años sin títulos de Liga. También ganó la Champions después de 14 años sin conseguirla; obtuvo el Mundial de Clubes, la Community Shield, la FA Cup y, por último, dos Copa de la Liga, el trofeo con el que se despidió esta temporada. De los torneos disputados, solo le faltó ganar la Europa League, en la que llegó a una Final, que perdió ante el Sevilla. Ganó el premio a mejor entrenador en 2019 para The Best (FIFA), IFFHS, World Soccer y Globe Soccer. Su despedida marca un antes y un después para el Liverpool. Una leyenda.
En Madrid, Toni Kroos anunció que este domingo jugará su último partido de Liga con el Real Madrid, antes de enfrentar su última Final de Champions para, después de la Eurocopa de este verano, terminar su ciclo como futbolista y colgar los botines. Kroos llegó al Real Madrid en 2014 desde el Bayern Múnich para ganar todos los trofeos posibles vestido de blanco: 4 Ligas, una Copa del Rey, 4 Supercopa de España, 4 Champions League (puede ganar su quinta el sábado 1 de junio), 3 Supercopa de Europa y 5 Mundiales de Clubes. En Alemania, con el Bayern, Kroos también ganó todo: 3 Bundesliga, 3 Copa de Alemania, 1 Supercopa de Alemania, 1 Champions League, 1 Supercopa de Europa y 1 Mundial de clubes. Con la Selección de Alemania, también logró ganar el Mundial 2014. Lo más importante es que fue protagonista en todos esos trofeos. El mediocampista, con uno de los toques de balón más elegantes de la historia, se va con apenas 34 años y un nivel que le permitiría jugar más tiempo en el club más laureado del mundo. Se va como quiere y cuando quiere. Un ejemplo como profesional y, a decir de sus compañeros y rivales, también como persona.
En Francia, Kylian Mbappé anunció su salida del París Saint-Germain tras 7 campañas para embarcarse en una nueva aventura -se especula el mismo Real Madrid- este verano. El delantero galo jugará la Eurocopa, muy probablemente los Juegos Olímpicos de París y después tratará de ratificar su estatus de potencial mejor jugador del mundo en un equipo plagado de estrellas para intentar ganar el Balón de Oro y, sobre todo, una Champions, que se le ha escapado a pesar de haber sido arropado por un equipo de superestrellas y entrenadores de primer nivel. Mbappé es el último en irse de la era “galáctica” del PSG, que hace apenas dos años contaba con él, Lionel Messi y Neymar como tridente de ataque. Ellos solo lograron ganar la Ligue 1, falta la cereza en el pastel. La de Mbappé ha sido una de las novelas más extensas y tediosas de los últimos años. Al final parece que conoceremos el desenlace. Aunque parece estar cantado, visto lo visto, más vale esperar.
Como parte de la Champions, la Final del 1 de junio también marcará el cierre de una era. Para el próximo trienio, el formato cambiará para siempre. Para empezar, serán 36 clasificados en lugar de 32, y la Fase de Grupos se elimina para ahora ser una Liga, en la que se disputarán 8 partidos contra 8 rivales diferentes, 4 como local y 4 como visitante. Al final, se hará una clasificación general en la que los 8 primeros van directo a Octavos y los siguientes 16 se medirán en un playoff para sacar a los 8 clubes que completarán la fase. Después, vendrán Cuartos, Semis y Final. Los equipos que queden abajo del puesto 25, quedarán eliminados, es decir, no van a Europa o Conference League. Florentino Pérez no logró su Superliga, pero la UEFA le dio algo muy parecido.
El Mallorca dejará de ser de Javier Aguirre este fin de semana, pues el mexicano se despide de las Islas Baleares después de lograr tres salvaciones consecutivas. El Vasco, incluso, tuvo una despedida para anunciar su salida: “Es algo atípico para mí. Con otros clubes, me he ido como llegué, sin hacer ruido. Uno se va y ya está, al final queda el trabajo y las amistades, espero venir algún día aquí y que me reciban”, dijo Aguirre. Le queda cuerda para LaLiga, pero ¿quién va a ser el guapo?
En Italia, Claudio Ranieri, a punto de las lágrimas, culminó su carrera como entrenador de clubes ayer, pese a la derrota de su Cagliari ante la Fiorentina. Ranieri, de 72 años, dirigió 19 clubes (incluidas dos etapas en la Roma, Valencia y Cagliari), entre los que destacan el Napoli, la Fiorentina (en la época del ascenso en 1994 y la era de Gabriel Batistuta), el Valencia (construyó el equipo de Héctor Cúper que jugó dos Finales de Champions), el Atlético de Madrid, el Chelsea (el primer técnico después de la compra del magnate ruso Roman Abramovich), Juventus, Inter, Mónaco (lo ascendió en 2013), Leicester City (obró el milagro de ganar la Premier con un equipo muy modesto en 2016) y, el último, Cagliari, al que ascendió de Serie C a B y de la B a la A en su primera etapa entre 1988 y 1991, y ahora lo volvió a subir de la Serie B a la A y, al final de esta campaña, obtuvo una complicada permanencia. Ranieri es uno de los entrenadores más respetados de la historia y su despedida, con una larguísima ovación, supuso llevarlo al borde de las lágrimas.
Anoche, en el Estadio de la Ciudad de los Deportes, Cruz Azul y América empataron 1-1. La Máquina, que ha sufrido de forma inverosímil en las distintas Finales ante las Águilas, podría sumarse a la larga lista de finales de ciclo de esta temporada en el futbol mundial si consigue levantar el título de Liga este domingo en el Estadio Azteca. En este caso, si pasa, los celestes no van a sonreír porque sucedió, pero sí lo harán porque por fin se acabó. Sin embargo, si gana el América, habrá que concluir que hay tradiciones difíciles de romper.