La economía mexicana sigue aguantando. Hoy conoceremos el dato de actividad económica para el mes de abril, que en la versión oportuna anunciaba un crecimiento anual de 2.4 por ciento, que no es nada malo, comparado con lo ocurrido en este gobierno. Es exactamente el crecimiento promedio de la economía mexicana desde 1978 hasta 2018, cuarenta años, pero muy superior al de los últimos cinco años, que es casi 10 veces menor: 0.27 por ciento anual.
Con el nivel que ha alcanzado la economía en abril, siguiendo con el dato oportuno, se puede esperar un crecimiento para este año de casi 2 por ciento, si no hay alguna contracción más adelante. Ésa sigue siendo la variable en duda, si habrá o no una recesión en Estados Unidos, y de qué profundidad y duración, en su caso.
Por el momento, ya hay un golpe que se nota tanto en la actividad manufacturera como en el comercio al mayoreo, que depende mucho de la industria. Las manufacturas en Estados Unidos han tenido una contracción, en comparación anual: de -0.8 por ciento en los últimos tres meses, y -0.5 por ciento en los últimos seis (diciembre a mayo). En ese mismo lapso, la industria manufacturera mexicana no ha caído, pero su crecimiento es mucho menor al de hace unos meses. Con todo y ello, el comercio al mayoreo sufre. En el indicador de la encuesta de establecimientos comerciales, en los primeros cuatro meses del año, hay una contracción de -4 por ciento, frente al mismo periodo del año anterior, pero en los últimos dos (marzo y abril) la caída es cercana al -8 por ciento. La causa es, principalmente, la reducción de movimientos en las materias primas para la industria, que reporta una caída de -11 por ciento en los primeros cuatro meses de 2023, y de -17 por ciento en los últimos dos.
Este indicador no se refleja de manera idéntica en el comercio al mayoreo que forma parte del IGAE, que hoy se habrá publicado, pero creo que veremos cifras negativas para este segundo trimestre. En el comercio al menudeo, que no tiene que ver directamente con la industria, el comportamiento es mucho mejor, pero los datos de ventas de la ANTAD en abril y mayo fueron muy malos. Curiosamente, la encuesta de establecimientos, para autoservicios y departamentales, muestra un crecimiento en abril. Supongo que será producto de la desestacionalización, y se corregirá en próximos meses, dando como resultado un crecimiento menor, pero tal vez todavía crecimiento en el segundo trimestre.
En el resto de los servicios hay también una menor dinámica. En el último trimestre de 2022, el índice de la encuesta mostraba un crecimiento de 12 por ciento, en el primero de 2023 era inferior a 8 por ciento, y para abril ya no llegaba a 6 por ciento. Prácticamente sólo hay mejoría en tres actividades: servicios inmobiliarios, entretenimiento y otros. En estos últimos, con todo y que las cosas parecen mejores en estos meses, frente al nivel de 2018 se encuentran 12 y 26 por ciento por debajo, de forma que apenas intentan recuperarse.
En cambio, servicios inmobiliarios está 38 por ciento por encima del valor de 2018. En este rubro se incluye, además de alquiler, intermediación y demás para inmobiliarios, también están bienes muebles, marcas y similares. Como sea, es un sector con un gran crecimiento, y al interior de la encuesta, tan sólo el rubro “información en medios masivos”, que incluye telecomunicaciones y transporte, pueden competir.
Si sumamos esta información con lo que ya hemos comentado de cómo, al interior de consumo sólo crecen las importaciones, y al interior de inversión lo mismo, parece confirmarse que en este sexenio la actividad económica interna ha cedido mucho terreno frente al exterior. Dicho de otra forma, en este gobierno que tanto insiste en soberanía económica, es cuando más nos hemos acercado a convertirnos en una economía de enclave, cuya única dinámica viene del resto del mundo. Otra contracción.