En su número del mes de mayo, la revista Nexos publicó la tercera entrega de un estudio acerca de los mexicanos y su forma de pensar que vale mucho la pena. Con tres levantamientos (2010, 2017, 2022), esta descripción de lo que pensamos se va consolidando. Ya la habíamos mencionado antes, pero creo que en este momento vale la pena retomar lo que en Nexos llaman “temperamentos mexicanos”.
Con mediciones cuantitativas y cualitativas, los autores (Marco Antonio Robles y Félix Salmón) construyeron cinco grupos más o menos homogéneos desde la primera medición. Los grupos se mantuvieron en el levantamiento de 2017, pero en el actual apareció un sexto grupo. Los describen con un nombre que dé idea de la esencia de su forma de ver el mundo: críticos indolentes, soñadores sin país, optimistas sobre el futuro, nostálgicos tradicionalistas y nacionalistas inconformes (2010). Este último grupo ha cambiado en cada medición. Para 2017 ya eran “inconformes autosuficientes”, y en la última son “individualistas inconformes”. El grupo que se escindió fue “soñadores sin país”, para dar lugar a “soñadores esperanzados”.
A grandes rasgos, tenemos tres grandes grupos de mexicanos: los indolentes, que son 20% del total; los soñadores/optimistas, con 40%, y los nacionalistas (nostálgicos o inconformes), con el otro 40%. Agrupados de esta manera, resulta que hay una fuerte correlación con ingreso y nivel educativo. Los nacionalistas representan la mitad de los mexicanos de niveles bajos de ingreso (D/E) y más de la mitad de quienes tienen como máximo la educación básica. El nivel medio de ingresos (C/C-) está concentrado en los soñadores, con un nivel educativo superior a primaria, pero apenas llegando a educación superior. Los críticos indolentes se encuentran en los niveles altos de ingreso (A/B/C+), en donde ocupan dos tercios de ese grupo, y son la mitad de quienes tienen licenciatura o más.
Creo que esta descripción es hoy sumamente relevante. Si revisa uno el grupo que surgió en los últimos años, los “soñadores esperanzados”, representan al núcleo de los votantes de AMLO: bajo nivel de ingreso y educativo, edad avanzada, ubicados esencialmente en el sur del país, pero con presencia relevante también en el norte. Esto significa que, a pesar del discurso del nacionalismo trasnochado del Presidente, los que lo siguen no son los “nacionalistas”, sino parte de los aspiracionistas (soñadores) que se sentían excluidos. Ese grupo equivale al 14% de los mexicanos. El resto de los optimistas/soñadores alcanza 27%. Parte de ellos pudo haber votado en 2018 por López Obrador, pero no parece tener un compromiso de largo plazo con esa opción.
Pero en este momento me parece que el grupo que tenemos que entender mejor es el de los “críticos indolentes”. Nexos los describe: “Presenta una actitud negativa hacia la vida colectiva y son muy críticos con los demás mexicanos. Muestran una mayor confianza en sí mismos, que contrasta con un juicio severo sobre el presente y con sus expectativas de un mejor futuro…”. Dos terceras partes de los mexicanos que se encuentran en el 20% más rico de la población están aquí. La mitad de quienes tienen estudios superiores.
Extienda usted lo que esto significa: todos los columnistas, opinadores, académicos, están en ese nivel educativo y de ingreso, junto con una cantidad considerable de empresarios, funcionarios, ejecutivos. Los formadores de la opinión publicada, pues. Los asiduos de las redes sociales (virtuales y reales).
Con base en este análisis, considere usted que cuando vea, escuche o lea sesudos análisis, hay una probabilidad mucho mayor a 50% de que ésta provenga de un “crítico indolente”, alguien que tiene una opinión negativa de México.
No se sume a la negatividad que le ofrecen.