El tirano de Palacio continúa con su intención de destruir cualquier otro poder, e incluso los órganos autónomos que pudieran hacerle algo de sombra. Ahora buscan quitarle al Poder Judicial los fideicomisos con los cuales se garantizan gastos de largo plazo asociados al personal. Como es su costumbre, dice el tirano que se trata de corrupción, pero no prueba nada. Así hizo para acabar con fondos y fideicomisos durante sus primeros dos años de gobierno, argumentando que en pocos días lo demostraría. Nunca lo hizo.
Apelar a la austeridad, cuando el gobierno está planteando el déficit más grande en tres décadas, es no tener vergüenza. Insistir en ello cuando se han hundido 2 billones de pesos en Pemex, a cambio de nada, es cinismo puro. Pero ya sabe que esa persona no tiene límite, así que al mismo tiempo tiene la cara dura de decir que el gobernador de Veracruz es honesto.
Por cierto, su candidata para reemplazar a Cuitláhuac es Rocío Nahle, quien ofreció construir la refinería de Dos Bocas por 8 mil millones de dólares en menos de tres años. Cinco años después, la cifra se va acercando a los 25 mil millones de dólares, y no se ha terminado. El incremento de costo en esa obra es 20 veces superior a los fideicomisos que quiere decomisar el tirano.
Como reemplazo de Nahle, ha nombrado al subsecretario de Hidrocarburos, un personaje más conocido por sus videos en YouTube que por haber hecho algo en ese puesto. En esos videos, destaca su fe religiosa en el estatismo en materia energética y su profundo desconocimiento del mundo en el que vive. Seguramente por eso fue escogido para ese cargo, y para el que ahora desempeñará.
De forma paralela, en los últimos meses varias empresas que habían ganado licitaciones para campos petroleros los han devuelto. Muy probablemente es una combinación de menores resultados a los que preveían, pero también la amenaza de que, en caso de ser muy exitosos, les puede ocurrir lo que a Talos en Zama: simplemente les arrebataron el campo.
Esta breve secuencia permite ilustrar lo que ha sido este sexenio, y un poco de lo que viene. Para el Presidente no tiene importancia lo que piensen los demás, o los resultados que se obtengan. Sólo premia la lealtad y el pensamiento único (es decir, el suyo). Quienes piensan igual (como el subsecretario), y quienes son leales (como Nahle y Cuitláhuac), pueden estar seguros. Quienes piensan diferente, como la Suprema Corte, viven en riesgo permanente. Riesgo que se traslada a sus colaboradores.
Esta forma de ‘gobernar’ no sólo ha provocado un grave deterioro de las finanzas públicas, sino que ha reducido la inversión porque no hay seguridad en los derechos de propiedad. Algunos dejan de pelear (así ocurrió en Zama), otros mejor se retiran, y no sabemos cuántos mejor ni vienen. El hecho es que la inversión sigue muy deprimida (más allá de los artificios de Sedena en el Tren Maya), y el gran boquete de 2019 a 2022 simplemente no se ha podido cubrir. Hemos perdido capital instalado, y eso significa menor capacidad de crecimiento hacia delante. Por eso las estimaciones para 2024 siguen siendo de un crecimiento bastante reducido (1.5-2 por ciento). Las de este año, le decía, están alteradas por los números del Tren Maya, como lo hemos comentado en varias ocasiones, y tardarán en ajustarse a la realidad.
Para lo que viene, el nombramiento en Energía confirma el deterioro en capital humano que tenemos en el gobierno, que claramente no tiene límite. Si el pensamiento único y la lealtad son las referencias, siempre se puede encontrar alguien menos capaz. No cabe duda, este será el peor sexenio en al menos un siglo.