Fuera de la Caja

Milagros

Los datos de la industria de la construcción, y más específicamente del subsector llamado obras de ingeniería civil, no son creíbles.

La próxima semana se publicará el dato oportuno del PIB al tercer trimestre. No le crea. Tiene que multiplicar la cifra que saque INEGI por dos tercios para tener una mejor idea de lo que está ocurriendo. La culpa no es de INEGI, sino de sus fuentes, pero creo que es muy importante dejarlo claro.

Ya desde hace meses hemos comentado aquí que los datos de la industria de la construcción, y más específicamente del subsector llamado “obras de ingeniería civil”, no son creíbles. A través de todo 2023 esa información ha sido extraordinariamente elevada, y no es compatible con otras cifras que también publica INEGI. Al inicio del año, este comportamiento se concentraba en la construcción de obras de transporte por ferrocarril, pero más recientemente se incluyen obras asociadas a petroquímica o electricidad. No es coincidencia que en todos los casos se trata de información que generan dependencias de gobierno y envían a INEGI: Defensa Nacional en el caso del Tren Maya, Pemex y CFE en las de energía.

Es indudable que hay una inversión importante en el Tren Maya y en Dos Bocas, pero la magnitud del incremento en los índices no es compatible ni con el valor de la producción que se reporta, ni con el sentido común. Si construir el tren puede elevar el crecimiento de la economía completa en un punto porcentual, la multiplicación de los panes y los peces se convierte en un milagro de segunda categoría.

Pero en los datos de la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras, los milagros no son escasos. Resulta que mientras crece el valor de la producción de forma muy acelerada, las horas trabajadas no lo hacen al mismo ritmo. Es decir, de pronto los constructores mexicanos, los trabajadores mismos, se han hecho muchas veces más productivos. Si Sedena es capaz de ese milagro, no sé por qué no les encargamos Pemex, CFE, y ya encarrerados, las armadoras de autos, las fábricas de computadoras, la economía completa.

No es que quiera darles ideas, es que de verdad hay un milagro. El subsector de referencia, las obras de ingeniería civil, incluye trabajos más especializados, y por lo tanto de mayor productividad que otras actividades de la construcción. Entre enero de 2018 y junio de 2022, cada hora de trabajo en ese subsector aportaba 420 pesos en valor de la construcción. Durante 2023, el promedio ha subido a 554 pesos: los trabajadores son 32 por ciento más productivos en este año que en cualquier momento previo. Si esa cifra no le parece milagrosa, considere que durante agosto, la productividad fue de 731 pesos, 75 por ciento mayor a la referencia.

A lo mejor no se convence. Déjeme ponerlo en términos de probabilidad. Considerando la distribución de la productividad en el periodo 2018 a junio de 2022, la probabilidad de lo que se ha reportado cada mes de 2023 es la siguiente: 0.6 por ciento el dato de enero, 0.4 por ciento el de febrero. En marzo y abril, la probabilidad es de 0.15 por ciento. Para mayo, la probabilidad se mide en millonésimas por ciento; en junio, cienmillonésimas; julio ya es de billonésimas, y agosto alcanza 19 ceros. En breve: son datos imposibles.

Creo que hay un esfuerzo coordinado para elevar los datos de crecimiento porque si en lugar de que la economía supere 3 por ciento en este año, se nos queda más bien alrededor de 2 por ciento, todas las cifras de finanzas públicas para 2024 se vuelven insostenibles frente a los mercados. Con un Presidente mentiroso, desafecto de la ley, no veo por qué no Hacienda podría sugerir a Sedena, Pemex y CFE hacer un poco de contabilidad creativa. Total, para cuando esto deba corregirse, dentro de un año, ya habrá pasado la elección, y no importará mucho. Bueno, sí importa, y hay que decirlo.

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