Faltan siete semanas para la elección, la más grande en la historia, y la más importante. Hace siete meses, el gobierno estaba confiado en ganar ampliamente, e incluso empezó a hablar de mayoría calificada, para con ello modificar la Constitución a su antojo. Ya casi no hablan de eso, porque no se ve posible. A pesar de una campaña dirigida a desincentivar el voto, conforme nos acercamos a la fecha, como siempre ocurre, la gente se interesa más. Como también habrá nueve elecciones de gobernador, y en 30 entidades se elegirán alcaldes, la probabilidad de que muchos mexicanos asistan a votar es elevada. No segura, claro.
En la elección de 2018 votó casi 64 por ciento del padrón, mientras que en 2021, elección intermedia, lo hizo 53 por ciento. En la primera, como usted sabe, López Obrador ganó la Presidencia con 53.2 por ciento de los votos, aunque su coalición obtuvo diez puntos menos. En la intermedia, el voto por Morena y aliados alcanzó 45.5 por ciento, aunque después un par de partidos, al no alcanzar el mínimo, quedaron eliminados y la cifra se alteró ligeramente. En esa ocasión, Movimiento Ciudadano obtuvo 7 por ciento del voto, pero no logró que eso se reflejara en una fracción más amplia en el Congreso, aunque sí facilitó que a Morena se le aplicara la cláusula de sobrerrepresentación, y con ello obtuviese la mayoría. De ahí la locura de reformas anticonstitucionales, el pleito con la Corte y muchas calamidades más.
Como se sabe, es difícil para las encuestas tener aproximaciones adecuadas a lo que ocurrirá en la votación: dificultad para encuestar, personas que no quieren decir la verdad, que siempre han existido pero ahora alcanzan el doble de lo que se acostumbraba. Para tener una idea más clara, comparé las votaciones, en cada entidad federativa, en 2018 y 2021, y con base en ello intento imaginar lo que podría ocurrir ahora. Supongo que en Tabasco, Chiapas, Baja California, Nayarit, Oaxaca y Quintana Roo, Morena puede alcanzar 60 por ciento de los votos. Tal vez un poco más en las dos en que hay elección de gobernador, pero no mucho más que eso.
Entre 50 y 60 por ciento podría alcanzar Morena en Hidalgo, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala, Baja California Sur, Guerrero, y tal vez Puebla (donde hay elección de gobernador, y no la tienen tan fácil). La mayoría de las entidades estarían en el rango de 40 a 50 por ciento de los votos: Colima, Edomex, Michoacán, San Luis, Tamaulipas, Zacatecas, Coahuila, Chihuahua, Durango y Campeche, pero también en entidades donde hay elección de gobernador, lo que implica que la perderían: Ciudad de México, Veracruz, Jalisco, Morelos y Yucatán.
Finalmente, con entre 30 y 40 por ciento, las entidades donde Morena no ha logrado posicionarse: Aguascalientes, Querétaro, Guanajuato (también hay elección de gobernadora) y Nuevo León, donde incluso parecen estar en tercer lugar.
Si la asistencia a urnas es similar a la que ocurrió en las elecciones anteriores, con esos porcentajes a favor de Morena, la votación que obtendrían sería de 46.5 por ciento. Si Movimiento Ciudadano obtiene suficiente para no perder el registro, eso implica que la alianza opositora rondará el 50 por ciento. Note que la votación por Morena no está lejos de lo que estimaba Gabriel González Molina en su libro Switchers 2.0: 42 por ciento.
Para muchos, esta forma de estimar puede parecer absurda, porque se utiliza información del pasado, pero cuando no es fácil medir lo que hoy piensan las personas, su comportamiento previo suele ser un buen indicador. Por otra parte, es claro que Claudia Sheinbaum sólo tiene como activo la popularidad de López Obrador, que no se encuentra en su mejor momento. Puede repetir el desempeño de 2021, pero no llegar al de 2018, por decirlo de otra manera.
Es una elección cerrada, y eso apunta a escenarios complicados, que espero comentar con usted en la semana.