Fuera de la Caja

Recesión

El lunes, si finalmente EU aplica aranceles a México, la contracción de la economía nacional será segura, y todos la achacarán al energúmeno, pero no será por él.

El lunes cambiaremos de incertidumbre. Hoy no sabemos qué cambios intentará Donald Trump y por ello no es posible imaginar los escenarios futuros. El lunes ya los conoceremos, al menos en principio, y habrá que intentar darles sentido. Será diferente, pero también será incertidumbre.

Lo que sí sabemos es que la trayectoria de la economía mexicana no es nada halagüeña, más allá de los golpes que recibamos la próxima semana. Sin ellos creo que hemos entrado ya en recesión, y será nada más cuestión de tiempo para que los expertos nos digan cuándo se puede considerar su inicio.

Ya sabe usted que la definición de recesión es algo arbitraria. Para la mayoría, consiste en tener dos trimestres seguidos con contracción, pero en ese caso hay que calcular los crecimientos por trimestre y no anuales. Con los datos publicados en la semana, parece muy claro que tanto consumo como inversión tendrán un decrecimiento frente al trimestre previo. Es decir, desde octubre ya estaríamos en recesión.

La otra forma es encontrar la dinámica general de la economía utilizando varios indicadores, y queda al arbitrio del comité decidir si la recesión se define cuando todos ellos van a la baja por un tiempo, o si se esperan a que todos estén en terreno negativo. Por el momento, además del consumo y la inversión, que van a la baja e incluso la inversión está en contracción comparando con el año anterior, el empleo ha perdido dinamismo. No hay pérdida aún, comparando con el año anterior, pero el crecimiento ya está por debajo de 1 por ciento, y en todas las ocasiones anteriores que esto ha ocurrido le han seguido entre 12 y 18 meses de contracción, es decir, de pérdida de empleos.

Cuando la economía entra en recesión por cuestiones externas, como con la Gran Recesión de 2009 o la pandemia, se acostumbra moderar el golpe haciendo uso de un mayor gasto de gobierno, especialmente en inversión. Eso es lo que llaman ‘medidas contracíclicas’. En la pandemia no se hizo nada, porque el presidente de entonces quería guardar los recursos para comprar votos en 2024, como hizo. Ahora, aunque quisieran aplicar esas medidas, el gobierno no tiene dinero para ello, ya que se comprometieron a reducir el déficit causado por esa compra de votos y las obras faraónicas.

La duración y profundidad de la recesión no es posible determinarla ahora, más porque el lunes se puede abrir aún más el hoyo. De entrada, traemos un problema serio con inversión, porque los datos de construcción que se publicaron desde octubre de 2022, que esta columna ha insistido en que eran ficticios, en este momento implican una caída de 12 por ciento a distribuir en los siguientes meses. Sin el consumo para compensar, la contracción de la economía podría llegar a -3 por ciento durante 2025. El otro elemento que podría ayudar, el comercio exterior, es el que puede derrumbarse el lunes.

Bajo este escenario, creo que se confirma que el Plan México no tenía otro objetivo que fingir unidad nacional para poder decir que sí había una estrategia, pero fue Trump quien la derrumbó. Como se ven las cosas en este momento, con los datos que tenemos, con o sin Trump tenemos una contracción en el último trimestre del año pasado y éste, el primero de 2025. Por lo que le digo de la inversión, creo que la recesión podría abarcar todo el año, y no tendríamos, como suponen los colegas, una recuperación después de Semana Santa.

El ejercicio no es ocioso, porque el lunes, si finalmente nos aplican aranceles, la contracción de la economía será segura, y todos la achacarán al energúmeno. Por eso pensé que era importante compartir con usted que, aun sin eso, estamos en recesión.

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