Costo de oportunidad

Pemex (pérdidas mexicanas)

En 2019, 2020 y 2021 la empresa acumuló pérdidas por 881.8 miles de millones de pesos.

Los estados financieros de Pemex no son fáciles de seguir y analizar. Afortunadamente, Diego Díaz, investigador y economista del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), trimestralmente les ha estado dando seguimiento. La institución publicó el reporte escrito por Diego sobre el tema, llamado “Pemex en la mira”. Aquí algunos elementos.

Bueno, pues resulta que este último año no le va tan mal a la empresa. En lo que va de 2022, reporta una ganancia neta de 195.6 miles de millones de pesos. El problema son los últimos diez años, especialmente los últimos tres. En 2019, 2020 y 2021 la empresa acumuló pérdidas por 881.8 miles de millones de pesos. En esos años, recibió aportaciones de capital por 484.8 miles de millones, estímulos fiscales por 155.4 millones, y otros apoyos por 38.7 millones. El contribuyente le echó la mano a la petrolera en esos tres años con 678.9 miles de millones, que si se suman a la pérdida de esos años, nos dan un total de 1.56 billones de pesos. En esos tres años, Pemex se metió en nuestros bolsillos y cada mujer, cada hombre, cada niña y niño de México tuvo que apoquinar un poco más de once mil pesos para tener el privilegio de ser dueños de una empresa estatal de petróleo. Eso se notó en nuestros servicios médicos, educativos, estancias infantiles, y otros servicios que el sector público federal nos daba antes y que funcionaban relativamente bien.

La ganancia de enero septiembre de 2022 reduce la pérdida de cuatro años, y el subsidio, a 1.36 billones. Esto se ha reflejado en el patrimonio de la empresa, que ha sido negativo desde el año 2013. El patrimonio alcanzó un mínimo en 2020, cuando el valor de las deudas de la empresa era superior a sus activos en 2.53 billones de pesos. El patrimonio neto negativo se ha ido reduciendo. En 2021 fue de 2.09 billones y en 2022 llegó a 1.6 billones, cifra muy parecida a la pérdida de esos años y el apoyo federal recibido.

Lo único malo de esto es que el prospecto para la firma no es bueno. La inversión ha aumentado, pero se ha destinado a la filial que más pierde dinero, la dedicada a la refinación de combustibles. Los compañeros de partido del presidente dicen: “A poco los que refinan gasolinas pierden dinero”. Pemex no es cualquier refinador de combustibles. Es una empresa con costos muy elevados. Entre enero y septiembre, vendió 1.76 billones, y el costo de lo vendido es de 1.275 billones. El 72 por ciento. No es el negocio de Rockefeller, que extraía barriles a centavos de dólar y los vendía arriba de dólar y medio. Este es un negocio que, bajo su estructura actual, si vende un barril a cien dólares, tendrá que pagar 72 de costo, antes de impuestos, por derechos y costos financieros.

El último trimestre y el último año son, entonces, la proverbial golondrina que no hace verano. En promedio, entre 2011 y 2021, la empresa ha perdido 205 mil millones de pesos por año. Eso es equivalente a 0.8 por ciento del PIB por año. Ochenta centavos de cada 100 pesos que producimos los mexicanos, los hemos tenido que enviar a enjuagar las pérdidas de nuestra petrolera.

A la vez, Pemex Transformación Industrial (TRI), de acuerdo al reporte de IMCO, ha perdido dinero en los meses de enero a septiembre de 2022, por un monto de 61.8 miles de millones de pesos. Aun así, es la impresión de esta columna, y prometemos un análisis posterior más a fondo, que las gasolineras franquicitarias de Pemex venden gasolina y diesel a precios más bajos que otros participantes del mercado. Si todos reciben un estímulo fiscal similar, la única explicación para este fenómeno es que Pemex incurre en prácticas depredatorias de mercado para eliminar a sus competidores privados. Ese será tema de otro artículo.

El negocio de extracción petrolera, que tradicionalmente ha subsidiado al de gasolinas y diesel, no debería funcionar así en un mercado competitivo. La Comisión Federal de Competencia Económica debería tomar cartas en el asunto, y probablemente se abstiene de hacerlo porque sabe que es una batalla que el órgano autónomo no puede ganar contra el omnipotente presidente de la República, a quien le entusiasma más la empresa petrolera que la República misma.

El reporte del IMCO ayuda a poner las cifras en una perspectiva histórica, y que quienes escribimos sobre estas cosas podamos tener una perspectiva mejor que los datos aislados del último trimestre. Muy bien por los economistas Diego Díaz, Oscar Ocampo y Valeria Moy, autor del reporte, coordinador de energía y directora general de IMCO, respectivamente.

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