Costo de oportunidad

Crisis constitucional

Lo que estamos viendo con el gobernador Martí Batres, la presidenta electa Claudia Sheinbaum y el presidente López Obrador es un impulso de socialismo autoritario.

Hace unos meses, unos colegas alemanes me contaron una historia. La anécdota va así. Kurt Schumacher, el oponente político de Konrad Adenauer, decía que Adenauer no podía articular más que algunos cientos de palabras en alemán, a lo cual Adenauer replicó: “Sí, pero las palabras que sé son las correctas”. Schumacher era muy elocuente, y un crítico feroz de las políticas de Adenauer, en especial aquellas referentes a la integración de la República Federal Alemana (RFA) al mundo capitalista. Su ministro de Economía, Ludwig Erhard, pensaba en construir una economía social de mercado, y la sintetizaba en su discurso político como “capitalismo con rostro humano”. Adenauer empacaba esta idea diciendo “prosperidad para todos” (Wohlstand für alle).

Kurt Schumacher pertenecía al Partido Social-Demócrata de Alemania. Konrad Adenauer era parte de la Unión Democrática Cristiana. Es decir, Schumacher era un político de izquierda, y Adenauer de la derecha. Kurt Schumacher, y su Partido Social-Demócrata, a pesar de ser de izquierda, no favorecían el tipo de socialismo que se practicaba en la República Democrática Alemana (RDA), que de democrática no tenía nada, y que instrumentó un estilo de socialismo cercano al soviético. El SPD abogaba por una forma de socialismo democrático que era muy diferente al socialismo autoritario de la RDA. Schumacher era un férreo oponente del comunismo y del totalitarismo. Los ideales del SPD eran justicia social, democracia económica y bienestar, en el marco de una sociedad plural y democrática.

En algo estaban de acuerdo Adenauer y Schumacher. En la República Federal Alemana de la posguerra, los políticos de izquierda y de derecha estaban de acuerdo en la importancia de la propiedad privada. En Alemania Oriental, la izquierda se volvió la única opción política, y se oponía a la propiedad privada, igualito que en la Unión Soviética.

Esto es relevante hoy porque el gobierno de México quiere reformar el Poder Judicial federal, para que los jueces sean electos por sufragio directo. Los medios y periodistas independientes que quedan les han dicho que la comunidad de inversionistas está preocupada por su paquete de reformas, porque hace pensar que atacará la propiedad privada, y a la vez, desaparece a organismos autónomos, desactiva el juicio de amparo, y neutraliza al Poder Judicial. La reforma propuesta subordina el Poder Judicial al partido político hegemónico hoy en México, Morena.

También, en días recientes, Martí Batres, jefe de gobierno de la Ciudad de México, ha anunciado que modificará la Constitución de la Ciudad para quitarle el adjetivo “privada” a la propiedad, “dejándola en los mismos términos que la Constitución nacional de 1917″.

La Constitución de 1917 es muy socialista en términos de derechos de propiedad, pero los políticos del PNR, PRI y PAN, gobierno durante más de 101 años, se hicieron tarugos con el tema. Sí, una que otra expropiación o revocación de concesión aquí y allá, y así cimentaron la sumisión de los poderes económicos a los poderes del Estado.

Lo que estamos viendo con el gobernador Batres, la presidenta electa Sheinbaum y el presidente López Obrador es un impulso de socialismo autoritario, más parecido a la RDA, que al “capitalismo con rostro humano” de la RFA. La palabra “privada” es una palabra correcta en la Constitución de la Ciudad de México; como las del escaso léxico de Adenauer. Batres y su asamblea la están eliminando.

Después de la guerra de 1939-45, la RFA diseñó un sistema judicial independiente y aislado de la política. Alemania bajo el Nacional Socialismo (1933-45) no tenía un sistema judicial independiente, lo cual fue un cambio importante respecto a la Alemania de Weimar (1919-1933). En Alemania Oriental, después de 1945, no había un sistema judicial independiente. En la RDA las cortes estaban subordinadas al único partido político.

El capitalismo con rostro humano de Adenauer funcionó muy bien. La independencia judicial en la RFA también. El exceso de poder de los comunistas en la RDA no funcionó bien, y por eso ese país fracasó y desapareció; los absorbieron sus primos federales occidentales. Ojalá esta historia sirva de advertencia a los socialistas mexicanos de Morena, hoy en el poder: el comunismo autoritario, antirrepublicano, solamente trae fracaso, pobreza, represión y muerte a los países que lo instrumentan.

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